Por fin, tras una larga espera, recibimos la versión de consola de Pathfinder: Wrath of the Righteous, que llega tras un exitoso paso por el PC, donde ha obtenido la aclamación de crítica y público.

Para los fans de este género y para los que acaban de introducirse en el mundo rolero, decir que Pathfinder es originalmente un juego de mesa que tiene sus orígenes en el coloso Dungeons and Dragons pero que, como muchos otros títulos que llegan de juegos de mesa, traspasó las pantallas y llegó de lleno al mundo de los videojuegos hace tres años con Pathfinder: Kingmaker.

Esta nueva entrega comienza con nuestro protagonista despertando en medio de un festival llevado a cabo en la ciudad de Kenabres. Tras recobrar la compostura y sin tiempo de hacernos al lugar, la ciudad es atacada por el señor de los demonios Deskari y su ejército, dejando Kenabres reducida a cenizas.

Deskari crea una brecha que conduce al Abismo y es ahí donde nuestro intrépido protagonista cae y salva la vida. Una vez en las profundidades, nos encontramos con una serie de mercenarios a los que nos uniremos para acabar con el asedio de los demonios. Nuestro héroe, aun sin saberlo, parece tener la llave para acabar con las hordas enemigas que han asolado el mundo durante más de un siglo.

Hay que decir que las posibilidades de creación de personaje son grandísimas, ya que podemos elegir entre 25 clases, cada una de ellas dotadas con unas particularidades que la hacen única, y 12 razas cada una de las cuales podremos personalizar a nuestro gusto. Además, tendremos puntos de habilidad que podremos distribuir como mejor nos convenga para crear a nuestro héroe acorde a nuestras necesidades.

Como buen RPG, las decisiones que tomemos en cada dialogo afectarán al mundo que nos rodea, por lo tanto, las posibilidades de rejugarlo son bastante elevadas ya que cada decisión condicionará el curso de los acontecimientos posteriores. En este punto, Pathfinder: Wrath of the Righteous permite al jugador tomar la elección deseada en función de los rasgos de personalidad que tenga el personaje o las decisiones que se consideran correctas en función de cada situación, siendo uno de los grandes puntos fuertes del juego.

El manejo del equipo puede ser de manera individual o en grupo, pudiendo tener hasta un máximo de seis personajes en el grupo. Además, a la hora de enfrentarnos a los enemigos, Pathfinder: Wrath of the Righteous nos ofrece la posibilidad de activar o desactivar el combate por turnos obteniendo así dos modos de juego:

El primero de ellos, es el clásico combate por turnos en el que cada personaje tendrá una acción a realizar -atacar, curar, moverse-.

El segundo tipo de combate es desactivando el combate por turnos y permitiendo que cada personaje ataque al enemigo directamente -en este modo podemos indicar que tipo de conjuro o ataque queremos que realice, eso dependerá de cada jugador-.

Además de esto, podríamos considerar un tercer modo de juego -al que llamaríamos híbrido- que combina los dos modos anteriores, es decir, tendríamos desactivado el combate por turnos pero antes de iniciar el combate podremos pausarlo e indicarle a cada personaje que acción queremos que realice. Lo ideal es probar con todos los tipos de combate y quedarse con el que mejor se adecue a vuestro estilo de juego.

Cuando llegamos a un momento determinado del juego, tendremos la oportunidad de liderar a un ejercito y llevar a cabo varias acciones -reclutar nuevos soldados, construir bases donde tener a las tropas y planear estrategias para llevar a cabo contra el enemigo- algo que tendrá mayor peso cuanto más avancemos, hasta ocupar una parte sustancial de nuestro tiempo de juego.

Pese a tratarse de un genero tradicionalmente ligado al PC, hay que decir que Pathfinder: Wrath of the Righteous se controla a las mil maravillas con un mando. Se pierde cierta fluidez en el manejo del personaje, pero nada determinante y, al contrario que en otras conversiones que se han hecho en el pasado, en ningún momento acabaremos perdidos dentro de interminables ruletas de submenús.

A nivel gráfico el juego se ve estéticamente muy bien trabajado, con una gran variedad de efectos en los combates y una ambientación pulida con grandes detalles. Zonas claramente diferenciadas con una buena ambientación y una iluminación que va acompañando a los personajes dejando un halo de misterio en las zonas no descubiertas, aunque esta versión para consolas no tenga una tasa de frames tan estable como podría ser deseable, incluso aunque juguemos en las consolas de nueva generación. No solo eso, también el apartado visual ha experimentado un importante paso atrás con respecto a la versión de PC.

El juego viene perfectamente traducido a nuestro idioma, algo muy de agradecer por lo denso que es el mismo y lo que costaría jugarlo de estar en inglés. En cuanto al apartado de sonido, contamos con una banda sonora que acompaña perfectamente a la historia y mejoran significativamente la calidad del título.

Para los fans de los RPG al más puro estilo D&D, Pathfinder: Wrath of the Righteous es una gran apuesta, ya que nos proporciona un gran número de horas -sobre todo por la rejugabilidad que éste ofrece-. Es, sin lugar a dudas, uno de los mejores CRPG de los últimos años.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por PLAION