Desde la pequeña y remota Tailandia llega a Nintendo Switch la versión definitiva de Project Nimbus -subtitulado para la ocasión como Complete Edition– de la mano de GameCrafterTeam, un juego de acción protagonizado por mechas en el que tendremos que eliminar ingentes cantidades de robots enemigos mientras surcamos los cielos de nuestro planeta tierra en un futuro post nuclear.
Los juegos que mezclan acción con mechas -esa suerte de enormes robots pilotados por intrepidos personajillos- no es que tengan una gran presencia en el mundo del videojuego. Cierto es que tenemos títulos muy bien valorados por crítica y público como la saga Zone of the Enders -a la que Konami parece haber metido a la nevera indefinidamente tras la cancelación de la tercera parte-, pero a pesar de ello se trata de un género totalmente minoritario en occidente. Y como no, esto se traduce en menor cantidad de títulos y propuestas en el mundo del videojuego, al menos las que nos llegan a este lado del mundo.
Por eso, los fans del género muy probablemente recibirán este nuevo título con los brazos totalmente abiertos. Afortunadamente la propuesta cumple con unos mínimos y nos presenta un título muy atractivo y bastante cuidado en todos sus aspectos. Aún con algunos puntos que empañan el resultado final, se trata de un juego totalmente disfrutable y que nos durará el tiempo suficiente como para justificar los 19,99€ que cuesta en la eShop.
El juego toma como claras referencias e inspiración títulos míticos del género como Armored Core o los juegos de la anteriormente mencionada saga Zone of the Enders.
La historia de Project Nimbus nos presenta un futuro en el que la tierra ha sido devastada por una guerra nuclear, lo cual ha resultado en la división del mundo en dos facciones enfrentadas: la UCN y la CFN dirigidas por Estados Unidos, y China y Rusia respectivamente -sí, un planteamiento que puede resultar un cliché-. A estos dos grupos enfrentados se suma una tercera facción llamada Children of the Fallen Nations, una suerte de grupo terrorista azote de las dos facciones mayoritarias. Lo interesante de este modo es la alternancia entre estos tres grupos, lo que nos hará desentrañar los entresijos del conflicto desde todas los puntos de vista.
Así, en este modo tomaremos el control de varios de estos mechas y nos enfrentaremos en diversas escaramuzas a una aceptable variedad de enemigos. En cada misión tenemos tres niveles de dificultad. Cada mecha presenta distintas armas, desde ametralladoras a cañones de plasma o misiles dirigidos, y es interesante ver como las armas de cada uno son el reflejo del enfoque que cada facción ha dado al desarrollo de sus mechas.
El control de estos robots gigantes está bastante bien resuelto, aunque tiene un cierto tiempo de adaptación por parte del jugador dada su complejidad. Poder moverse en cualquier dirección en los entornos tridimensionales del juego tiene su precio en el control de los robots, y orientarse puede resultar difícil al principio. Afortunadamente las armas tienen una suerte de autoapuntado, permitiendo fijar el blanco en nuestros enemigos. Esto no garantiza en ningún caso que nuestros disparos acierten a los enemigos, pero sirve de ayuda para dirigirlos en la dirección correcta.
A parte del modo historia, tenemos otros dos adicionales. El tradicional modo supervivencia, en el cual haremos frente a horda tras horda de enemigos para aguantar el máximo tiempo posible vivo, y el modo Warfront. En este modo, nos enfrentamos a misiones de dificultad creciente, mientras vamos mejorando el mecha que hayamos elegido como si de un RPG se tratase. La sensación de progresión es agradable, pero la personalización de nuestro robot es prácticamente nula.
Y es esta una de las críticas más generalizadas que ha recibido el juego es, la falta de personalización de los mechas, en cuanto a armas y aspecto visual del robot. Independientemente del modo de juego, siempre pilotaremos robots predefinidos. Teniendo en cuenta que estamos ante un juego indie no resulta sorprendente, aunque este defecto queda compensado por el resto de virtudes del juego, despuntando sobre todo un apartado visual altamente cuidado y que respeta la estética de los mangas del género.
Así, encontraremos modelados de mechas muy cuidados y escenarios, aunque vacíos, de factura técnica bastante aceptable. En este punto se nota claramente que el juego está hecho con Unreal Engine 4.
Respecto a la duración del juego, podremos completar el modo historia invirtiendo unas 6 horas de nuestro tiempo, aunque podremos alargar la vida útil del juego bastante más en los otros dos modos de juego que tenemos disponibles. Por otro lado, cabe destacar también la falta de traducción a nuestro idioma.
En definitiva, si sois fans del género, Project Nimbus puede resultar un aperitivo bastante apetecible mientras esperáis al lanzamiento de Daemon X Machina el próximo mes de septiembre.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Homerun PR