El estudio neozelandés Rainbite nos presenta Reverie, una aventura de lo más particular, fuertemente inspirada en clásicos como The Legend of Zelda y Earthbound. El juego, que se ambienta en una isla ficticia ubicada en Nueva Zelanda, nos pone a los mandos de Tai, un joven intrépido que llegaba a la isla a pasar unas vacaciones… Y que finalmente se ve obligado a embarcarse en un viaje que jamás habría imaginado.
Más que una mera fuente de inspiración, podríamos decir que estamos ante una especie de copia, en el buen sentido de la palabra. Reverie no oculta su intento de ofrecernos una experiencia idéntica a lo que podemos encontrar en cualquier entrega de la tan querida saga del Héroe del Tiempo, aunque eso no le exime de contar con varios detalles muy característicos de Earthbound. Un botón para atacar, otro para rodar y un tercero para hacer uso del objeto equipado. Lo justo y necesario para ofrecernos un conjunto que funciona a las mil maravillas. La isla de Toromi —un lugar ficticio ubicado en Nueva Zelanda— alberga prácticamente todo lo que podemos encontrar en las diversas versiones de Hyrule que tantos años llevamos explorando: praderas, poblados y, cómo no, intrincadas mazmorras.
Rainbite no esconde en ningún momento la fuente de la que bebe. De hecho, uno de los primeros consejos que recibimos no es otro que la posibilidad de desplazarnos más rápido si optamos por rodar constantemente durante nuestros viajes. Tampoco parece casualidad el hecho de tener que buscar dos objetos clave en cada mazmorra: el mapa y la llave que abre la puerta tras la que se oculta el jefe final. Cuando uno entra en cualquiera de las cinco mazmorras que alberga la isla, no puede evitar sentirse como en casa, y es que el parecido con The Legend of Zelda es, prácticamente, total y absoluto. Al bueno de Tai, nuestro protagonista, solo le falta una túnica verde…
Aunque las mazmorras presentan situaciones que ya hemos vivido muchas veces gracias a Nintendo (puertas que se abren una vez derrotamos a todos los enemigos, mini jefes a los que debemos vencer para conseguir un objeto clave, aumento de vida máxima después de acabar con el jefe final…), la realidad es que, sorprendentemente, Reverie nos propone una serie de rompecabezas bastante originales gracias a los objetos que podemos utilizar: unas gafas de buceo, una roca que podemos golpear para que se deslice varios metros o e incluso unos patines. Hay algún que otro momento en el que nos enfrentamos a un auténtico desafío, aunque la dificultad del juego no sea demasiado elevada en líneas generales. De hecho, lo normal es no morir más de una decena de veces durante todo nuestro viaje.
De todos modos, el mayor desafío al que tenemos que enfrentarnos está en las trampas, muy numerosas y variadas. Los jefes finales resulta bastante interesantes gracias tanto a su diseño, como a sus patrones de ataque ¡hay uno que es una secadora gigante! Lamentablemente, no sucede lo mismo con el repertorio de enemigos a los que nos toca hacer frente, ya que muchos comparten patrones de movimiento y casi ninguno es capaz de ponernos en un aprieto. Durante los primeros compases del juego podemos vernos en alguna que otra situación delicada por culpa de la escasa cantidad de vitalidad que tenemos pero, conforme progresamos un par de horas, vemos como queda en anécdota gracias a la elevada cantidad de objetos curativos que podemos encontrar a menudo.
Dejando a un lado las mazmorras, lo cierto es que el componente de exploración le sienta de maravilla. Es aquí donde resulta imposible no percatarnos de las reminiscencias a Earthbound: un pueblecito de lo más acogedor, cuyos habitantes viven tranquilos pese a la tragedia que se ciñe sobre ellos y una maldición de origen bastante macabro, que hace alusión a la muerte de tres críos durante un fatídico día de tormenta, en el que cuatro hermanos salieron a pescar sin imaginar lo que estaba a punto de sucederles. En Reverie, lo mismo tienes una conversación con tus abuelos que con un zorro parlante, mientras realizas diversas actividades, que van desde jugar un partido de hockey contra un microondas prepotente o visitar un spa frecuentado por animales.
Aunque el mapa del mundo no es demasiado extenso si lo comparamos con cualquier versión de Hyrule que hayamos explorado, los coleccionables —plumas que pertenecen a un álbum ornitológico— y la manera de conseguirlos aportan mucha frescura al desarrollo principal. Toromi no es demasiado grande, pero no por ello está exenta de guardar numerosos secretos, de esos que a veces, es mejor no descubrir nunca. No es que estemos ante un título especialmente longevo pero, si queremos completar las misiones secundarias, recoger todos los coleccionables y adentrarnos en la mazmorra secreta, estamos hablando de unas diez horas en las que resulta imposible aburrirse.
Es probable que la llegada del título de Rainbite no haya causado demasiado impacto, pero no por ello resulta menos recomendable que otras propuestas similares. Reverie es un título muy divertido, simpático y capaz de hacer las delicias de cualquier nostálgico que haya crecido disfrutando de los juegos made in Nintendo. Inspiración, copia… Personalmente, considero que no importa el término que usemos para definirlo, y pienso que si copias algo, lo único que importa es copiarlo bien y hacer honor a la obra en la que te inspiras.
Este análisis ha sido realizado con una copia cedida por Rainbite