La paciencia, la constancia y la insistencia pueden dar lugar a recompensas tan agradables como esta. Año y medio después, tenemos en occidente y en varios sistemas -incluido PC- nada menos que aquel juego de Shin-Chan que nos ganó al ojo y al corazón en su presentación en aquel Nintendo Direct de febrero del 2021. Obra de Millenium Kitchen y publicado por Neos Corporation, estamos ante un juego que pese a lo conocido de la licencia que lo arropa, es claramente más nicho y del gusto japonés. Y que aún así sabrá abrirse camino en occidente por algo más que estar basado en esta carismática franquicia, y la belleza visual que luce el título. Eso sí, siendo conscientes de lo que hay y lo que nos vamos a encontrar, porque Shin Chan: Mi Verano con el Profesor – La Semana Infinita tiene su peculiar forma de plantear una aventura bucólica y fantástica, a través de unas vacaciones de verano.

Bienvenidos a Asso, familia Nohara.

Hablar de Shin-Chan es hablar de una serie de televisión y películas que se han abierto paso en los corazones de la gente durante bastantes años. Menos gente habrá que recuerde cuando la entonces Planeta DeAgostini publicó en formato apaisado tres números del manga original del difunto Yoshito Usui, que no terminaron de calar en el público. El refuerzo del anime que se extendió como la pólvora primero en canales autonómicos, y luego ya en nacional, llevaría a otras ediciones más completas, si bien ninguna cubre todo el material original. Pero el éxito y el cariño que la versión animada de Shinnosuke y las vivencias de la familia Nohara es incuestionable, y nos lleva a esta extraña y fascinante aventura.

Llega el verano y a los Nohara les han invitado al pueblo de Asso, por cortesía de una amiga de la infancia de Misae. Bueno, Hiroshi tendrá que trabajar en la oficina, pero vendrá por las noches a dormir al pueblo. El caso es que en la estación al llegar empiezan a sucederse extraños sucesos: un misterioso científico le da a Shinnosuke una cámara que convierte todo lo que fotografía en dibujos. Y aparece un fósil de dinosaurio junto a ruinas feudales. Esto promete…

El tío Ben-Capi es sabio, y director del periódico local que debemos haber crecer.

Pues para empezar a explicar lo que es Shin Chan: Mi Verano con el Profesor – La Semana Infinita, lo resumo en un semi-Animal Crossing, o quasi-Harvest Moon. Porque a través de esa historia de vacaciones infantiles, de sano entretenimiento y descubrimientos en la naturaleza, bucles temporales y dinosaurios, se estructura todo en días, tareas y objetivos.

Al igual que en las referencias rápidas que cito, tenemos pesca, agricultura, búsqueda de insectos, cumplir objetivos y misiones para con los personajes del pueblo, variaciones según el momento del día, e ir recaudando dinero. Pero estamos ante un juego más relajado, es verdad que el paso de los días y la barra de resistencia de Shinnosuke imponen pautas, pero son bastante leves, teniendo una aventura que nos permite tanto cumplir esos objetivos y completismo, como simplemente centrarnos más en una historia loca, encantadora y rodeada de tramas paralelas centradas en los peculiares y también encantadores habitantes de Asso.

Este es uno de los grandes objetivos de Shinnosuke, conseguir una cita con esta señorita.

Se supone que estamos únicamente en este tranquilo, bello, y algo pequeño pueblo una semana, pero enseguida vemos que no será así. Los días seguirán pasando comenzando por la divertida gimnasia matutina familiar, la rutina del desayuno entre todos, marcando objetivos para el avance de la historia, soltándonos luego para que Shinnosuke haga lo que quiera hasta la hora de la cena, eligiendo tras ella si irnos a dormir o dar una última paseada en la zona de alrededor del restaurante donde nos alojamos y también trabajamos.

El paso del tiempo es curioso, porque nos movemos a través de pantallas estáticas donde al principio cuesta hacerse un poquillo a todas las bifurcaciones que podemos tener, aún con el mapa del submenú. Y el día avanza cada vez que cambiamos de pantalla, así como se va mermando la barra de resistencia de Shinnosuke. Si el chaval no come algo, caerá desfallecido, volviendo al restaurante al cuidado de Misae, para volver de nuevo con la barra llena. Confieso que con lo tacaño que soy, he dejado al pobre muchacho caer redondo para ahorrarme unos yenes, porque a fin de cuentas la penalización por esto no es importante.

De manera que podemos pasarnos todo el tiempo que queramos en una pantalla, sea investigando, hablando con los personajes, escuchando bellos cuentos por la noche, pescando, o cuidando el huerto a nuestro cargo:

No podía faltar una de las señas de identidad del personaje… pero con los pantalones puestos. Encima, nos movemos más rápidos así.

Las tareas son sumamente sencillas, quizás demasiado. La pesca tan solo consiste en tirar una de las dos cañas -corto y largo alcance-, y recoger sedal si vemos que algo pica. La gestión del huerto solo es regar los tres vegetales predeterminados una vez al día, y elegir cuando queremos recogerlos para tener verduras básicas o más grandes y maduras. Es lo que digo, se busca una experiencia más llevadera, relajada, y sobre todo, relajante.

Los objetivos nos llevan desde levantar el periódico local con las historias que generamos en nuestro diario ilustrado, gracias a la cámara del profesor, entregar hierbas, verduras y peces en los dos restaurantes, cumplir con la tienda local, tareas de reparto… Van apareciendo de forma escalonada, poco a poco -los primeros tres días me volví loco intentando encontrar el huerto, pero es el avance de la historia el que te dirá y dejará ir a él-, y además también se va ampliando el terreno de Asso que podremos explorar de forma gradual.

Ah, sí, y además de ser un recurso del argumento del juego, tendremos esas peleas de dinosaurios que se han hecho virales antes de la llegada del juego:

«¡A por ellos, Careto!»

Pero me temo que demasiado sencillas y guiadas. Son combates a ‘piedra-papel-tijera’ donde, a diferencia de Alex Kidd, no tenemos forma de saber que va a sacar nuestro adversario… salvo que nos lo diga en alguna pista que suelta de forma casual. Podemos mejorar los stats de nuestros bichos con cartas que salen en las cajas de galletas de dinosaurios. Pero todo se antoja poco interesante y demasiado dependiente del azar, pero te deja algunos momentos chulos. Ver zurrarse a dinosaurios siempre mola.

No, no hay forma de saber qué ataque nos lanzará nuestro rival… salvo que nos lo indique por sí mismo.

Shin Chan: Mi verano con el Profesor – La Semana Infinita es un juego que no será fácil de encajar. Podemos ser fans absolutos del personaje y su entorno -se utiliza de forma genial la idiosincrasia del anime, os lo aseguro, el baile de culito sale pulsando el gatillo-, pero no comulgar con una propuesta donde en gran parte de cada día ni hay música, estando acompañados casi siempre por el sonido de las cigarras y la naturaleza, mientras damos vueltas, o no sabemos bien qué hacer.

O también, podemos adaptarnos de forma muy fácil a su muy accesible propuesta. Porque la sencillez de la que hace gala el juego es ideal para niños y gente joven, pero está claro que somos los adultos adoradores de la franquicia quienes vamos a degustar esto con frunción. Ya digo que esto es mucho más que un Stardew Valley con skin de los Nohara, un bellísimo skin, por otro lado. Las voces están en japonés, y la traducción al español es lo bastante apañada para darnos esos momentos donde el cabrito de Shinnosuke nos muestra sus acostumbradas vaciladas y juegos de palabras. Pero es cierto que a veces hay cosas que no se encajan bien por esto mismo, algunos de estos diálogos parecen metidos a empujones, entiendo que merced de no poder darles el sentido original en japonés, y apañarse como se puede en la traducción.

Algo que me ha hecho gracia es que incluso hay localismos en esa traducción. Pero no hay que preocuparse, que aquí no sale el Principe de Bel’Air hablando como Chiquito de la Calzada.

«¡Por supuesto, señora cuenta-cuentos de dinosaurios!»

La gestión de la aventura y del tiempo puede hacer que la duración cambie mucho. Veo que la ventana de tiempos va de las siete horas a las quince, incluso alguna más. Porque no es solo como queramos llevar el juego y hacer pasar los días, sino que al terminar la historia principal tenemos un modo Nueva Partida + para completar los objetivos y las tramas secundarias que hubiéramos dejado pendientes.

Por eso es importante saber a lo que vamos, no es nada difícil adaptarse a lo que nos ofrece el juego, pero sí comprender lo que vamos a tener delante nuestro. Encima, a falta de saber si se añadirá alguna opción a posteriori, el juego solo salva la partida al terminar cada día, no podemos irnos de la partida en cualquier momento, so pena de perder todo el avance de ese día desde el amanecer. Y, creedme, tiene todo el sentido del mundo por ese funcionamiento del juego, y la sencilla gestión del tiempo que podemos hacer nosotros.

Shin Chan: Mi Veranos con el Profesor – La Semana Infinita apareció el 11 de agosto en Switch, está fechado para PlayStation 4 el 25, y el día 31 según Steam, hará acto de aparición la versión de PC. Para quien escribe estas líneas ha sido una experiencia muy grata, algo empañada por el ritmo de juego rápido para preparar este análisis, frente a jugarlo como de verdad me piden las entrañas. También con esos momentos de caída de ritmo e interés, pero donde el encanto y, sobre todo, el disfrutar de este maravilloso personaje, en unas vacaciones llenitas de nostalgia, me han llegado muy al corazón.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por NEOS Corporation