Las fechas mandan, se juntan y se juntarán por aquí juegos de temáticas basadas en el terror, y nosotros encantados. Pues Silly Polly Beast es justamente otra muy interesante propuesta. Una que no es tan sencillo de presentar de estos primeros brochazos introductorios. Cuando ya todo está inventado tiene su mérito lograr no solo divertir, sino sorprender, que muchas veces es más difícil. Y debo decir que aquí se cumple muy bien en ambos aspectos. El primero, porque su gran responsable, Andrei Chernyshov, ha hecho una excelente labor. Y con el segundo, su brillante mezcla de ingredientes jugables, mecánicos, narrativos y artísticos logran dotarle de su propia personalidad definida.

Pues otra de las sorpresas de Silly Polly Beast es que su génesis viene de una única persona, el mencionado Andrei Chernyshov, porque me parece un trabajo muy profesional y conseguido en diferentes facetas. Sin duda la editora, Top Hat Studios también ha puesto su granito de arena aportando recursos, no por nada el juego se lanza simultáneamente incluso en PlayStation 4 y Xbox One. Pero a grandes zancadas, este es un trabajo personal de unos cinco años. Que podemos decir que ha llegado a muy buen puerto.
Por empezar por alguna parte, Silly Polly Beast propone un survival horror con mucho conocido, cuyo toque y manera de presentarlo lo hace más especial. Ambientado en Europa del este, tenemos una ciudad hostil y desagradable, donde dos muchachas, Alice y Polly intentan salir adelante. Tras escapar del horrible orfanato donde se han criado, se separan y prometen volver a encontrarse. Realmente, la historia general es esa, el reencuentro entre nuestra muda protagonista -la mudez es real, Polly no tiene voz y se comunica como puede, sobre todo con el teléfono móvil- y su gran amiga, tras un suceso que ya sabemos catastrófico desde el comienzo del juego.
Pasa que la cosa va a complicarse de tres pares de puñeteras narices.

Tras un comienzo tan real como incómodo, nuestro mundo tan poco agradable tantas veces, da paso a un inframundo ya no solo terrible, surrealista. Dos mundos que se entremezclan llenos de personajes, que no siempre están en nuestra contra, pero donde ninguno de ellos estará de nuestro lado. Algo que vamos a ir comprendiendo sin mucha dilación es que tendremos una interesante mezcla de momentos jugables. De niveles 2D jugables, presentados en 2.5D, tendremos momentos 3D limitados a lo Little Nightmares, otros guiados más narrativos de pasear e ir con el trasero apretado, escenarios abiertos donde explorar. También sigilo, claro. Y como no, muchísimos momentos de acción, planteados grosso modo a veces como survival más puro en zonas más limitadas, y otras veces como un top-down shooter más abierto. Ah, y con toque souls, ¡para tener de todo!
Es muy fácil hacerse a todos estos cambios de diseño, planteados como secciones más o menos rápidas donde pasamos de una cosa a otra, sin renunciar a cierta exploración y sencillos puzles además. Silly Polly Beast es relativamente lineal durante su desarrollo, pero también plantea gotas de backtracking, viajes rápido, desbloqueos de atajos… Metemos también misiones secundarias, sencillos objetivos opcionales, toma de decisiones y conversaciones… Y todavía caben más cosas, como sus eventos particulares, poderes crecientes de efectos muy locos, jefes que son puzles en si mismos…

Todo esto, y más seguramente, se envuelve en un trabajo visual y artístico que también denota tiempo y mimo por parte de Chernyshov. Reflejos, sombras, efectos de luz y ambientales… dentro de un diseño artístico que combina lo realista, lo grotesco… y hasta lo kawai. Polly contrasta con su diseño anime tanto en las cutscenes más «realistas», como en los momentos donde aparece dibujada ¡Pero es que encaja perfectamente! Forma parte de una narrativa retorcida y con diferentes frentes. «¿Por qué tengo que liberar a ese personaje? ¿Que pinto yo entre estas dos facciones? ¿Que le está pasando a la ciudad? ¿Como puedo salir de aquí para encontrarme con Alice?».
La verdad es que esta lograda mixtura jugable y artística me ha recordado al manejo de lo grotesco, lo terrorífico y lo cómico por parte de directores como Goichi Suda/Suda51, o Hidetaka Suehiro/Sweri65, salvo que en Silly Polly Beast no hay alivios cómicos, o humor negro que relaje sus momentos más turbios y retorcidos.
Silly Polly Beast no es un juego muy largo, sobre las diez horas, quizás menos, pero si enormemente desafiante. He hablado de top-down shooter, survival y souls, y los momentos de acción que proponen pueden ser tan sofocantes como satisfactorios. Cogedlo un poco con pinzas, porque no es un Hotline Miami, pero tampoco un shooter más clemente, hay que plantear las cosas con orden y concierto. Encima, tenemos una barra de «stamina» que nos permite golpear con nuestro… monopatín, o «patineta» en la lograda traducción española con algún deje latino simpático.

Y ya lo de los poderes… Quienes hayáis probado la demo ya conocéis el ‘hechizo de la mosca’, una forma de plantear la movilidad y pequeños puzles, que también veremos con algunos enemigos y jefes. Quien no lo haya hecho, mejor que se sorprenda con ese y otros toques entre lo cruel y lo ingenioso. Lo cierto es que para un mermado como yo hay momentos claramente muy cuesta arriba. El juego guarda automáticamente cada vez que cambiamos de sección. Entrar en una nueva con la vida casi acabada, sin munición, consumibles ni granadas me hacía doblar las rodillas. Pero el logradísimo control de Polly permite plantear casi cualquier cosa en una inferioridad insultante, viendo más maneras que las que nuestro cerebro embotado nos presenta inicialmente. El sigilo funciona hasta en momentos que no parece hacerlo. Pero también podemos modificar la dificultad hacia abajo, o hacia arriba en cada checkpoint.
Y como suelo cerrar en tantas ocasiones, todavía cabría hablar mucho más de Silly Polly Beast. En esa enorme marmita llena de ingredientes hay casi de todo, pasando de momentos que nos pueden parecer muy básicos en lo que nos piden y tenemos que hacer, a otros intrincados que tenemos que estudiar a conciencia, y manejarnos aún más. Todos presentarán distintas capas formales, en una aventura tan diversa como fascinante.
