Los usuarios que frecuentasen los salones recreativos en los años 90 seguro que conocieron un simpático arcade de dos muñecos de nieve que, de una forma muy similar al clásico Bubble Bobble de Taito, tenían que limpiar el escenario de enemigos convirtiéndolos en bolas de nieve y pateándolas. Aquel juego se llamaba Snow Bros. y aunque han pasado 34 años desde su lanzamiento, la nostalgia es un arma poderosa, y Snow Bros. Wonderland sabe usarla bien. Este nuevo título, desarrollado por Bitwave Games y publicado por Clear River Games, se presenta como una reinvención moderna del clásico de Toaplan. Originalmente lanzado en 1990, Snow Bros. fue uno de esos juegos que definieron una época en los salones recreativos, y ahora intenta capturar esa magia para una nueva generación de jugadores.

La historia de Snow Bros. Wonderland nos sitúa diez años después que los héroes originales, Nick y Tom, derrotasen al malvado Atchich y devolvieran la paz a Tierra Nevada. Sin embargo, la calma se rompe cuando este malvado enemigo regresa acompañado de un ejército de criaturas demoníacas dispuestas a sembrar el caos en el reino. La misión de salvar el mundo ahora recae en dos niños de 10 años, Nick Jr. y Tom Jr., quienes heredan los poderes de sus padres para enfrentarse a esta nueva aventura y detener a Atchich de una vez por todas. Aunque la historia es bastante sencilla y sirve más que nada para justificar la acción, se apoya en unas curiosas cutscenes entre cada uno de los seis mundos y logra conectar con el arcade original.

En cuanto a la jugabilidad de Snow Bros. Wonderland, es donde encontraremos la evolución respecto a la fórmula tan conocida del juego clásico. Este título conserva la esencia del original gracias a la mecánica de convertir enemigos en bolas de nieve y utilizarlas como armas. Sin embargo, introduce cambios significativos al trasladar la acción a un entorno tridimensional con escenarios medianamente amplios y vista superior. Los niveles están diseñados para ofrecer un equilibrio entre exploración y combate, con portales que requieren resolver un tipo de acción, ya sea eliminar a todos los enemigos, eliminar a un enemigo marcado, o conseguir llaves específicas para avanzar, además de enfrentarnos a jefes que marcan el final de cada mundo.

El ritmo del juego combina momentos de acción con secciones que invitan a planificar movimientos, especialmente en las secciones de plataformas o cuando se trata de usar las bolas de nieve para maximizar el daño. A medida que avanzamos, los escenarios se vuelven más complejos, incorporando superficies resbaladizas, bloques rompibles y objetos que añaden variedad al desafío. El control de los personajes es sencillo, podremos lanzar bolas de nieve en diferentes ángulos y aprovechar el entorno para crear combos o limpiar la pantalla de enemigos. Por supuesto podremos saltar -nos ha dado la sensación de cierta lentitud de respuesta del control al usar el salto- y también podremos recargar nuestra capacidad de lanzar perdigones de hielo, aunque mientras lo hagamos estaremos expuestos a los ataques enemigos.

Nos esperan seis mundos con seis niveles cada uno y un jefe al final de cada uno, a cada cual más desafiante. Con nuestra puntuación y venciendo enemigos -mejor con combos- obtendremos monedas sushi, que podremos utilizar de diversas formas. Estas monedas se utilizan para adquirir mejoras y personalizaciones para los personajes, como aumentar la salud, mejorar la velocidad de movimiento o desbloquear elementos cosméticos de distinto tipo para nuestros protagonistas, imágenes de la galería de imágenes o músicas del juego. También se utilizan las monedas como pago para continuar la partida si perdemos nuestra vida. Tendremos tres niveles de dificultad a elegir en el juego, a mayor dificultad, mayor cantidad de monedas sushi conseguiremos.

El modo cooperativo para hasta cuatro jugadores en local es otro de los grandes atractivos. Jugar en equipo no solo amplifica la diversión, sino que también permite coordinar estrategias para superar los niveles más complicados. Eso sí, en partidas con múltiples jugadores, la pantalla puede llenarse rápidamente de enemigos y proyectiles, lo que añade un nivel de caos que algunos podrían encontrar abrumador. Cada jugador podrá personalizar su personaje con los cosméticos adquiridos y así ayudar a diferenciarlos en los momentos más caóticos, y aun así habrá momentos que los perdamos de vista. Aunque suene negativo, hay que admitir que no lo es y que el juego gana muchos enteros en este modo.

Bitwave Games ha logrado mantener la esencia visual de Snow Bros. al pasar de las 2D pixeladas del juego original a un entorno 3D. Los colores vibrantes y el diseño caricaturesco y simpático de los personajes y escenarios son bastante resultones. Cada mundo tiene una temática única, desde cuevas heladas hasta volcanes en erupción, y los niveles están llenos de pequeños detalles en los fondos y objetos interactivos que denotan el cariño del estudio. En el apartado sonoro, Snow Bros. Wonderland combina melodías clásicas del original, reimaginadas con arreglos actualizados, junto con composiciones completamente nuevas que se adaptan bien a los distintos ambientes del juego. Los efectos de sonido también están bien logrados, y para el público español hemos recibido un doblaje al castellano que es de agradecer.

Snow Bros. Wonderland es mucho más que un simple guiño al pasado; es una reinvención que respeta sus raíces mientras aporta novedades suficientes que le dan cierta personalidad. Su jugabilidad adictiva, su apartado visual y la posibilidad de jugar en cooperativo lo convierten en una opción ideal tanto para fans de los originales como para nuevos jugadores. Claro, no es perfecto, tendremos algunas dificultades con la vista aérea a la hora de calcular algunos saltos y distancias, el juego no tiene una gran rejugabilidad por lo que los seis mundos nos pueden saber a poco y el caos del modo multijugador puede ser abrumador. Pero estos son pequeños inconvenientes en un título que, en general, ofrece una experiencia divertida y entretenida.