El estudio madrileño Protocol Games logró atemorizar incluso a los más experimentados en el género del terror con el lanzamiento de su opera prima. Ahora, un año después, es hora de comprobar si lo han conseguirlo también en consolas: Song of Horror es una realidad, aterriza en su versión completa y llega con la intención de hacer las delicias de cualquier amante del survival horror de antaño.

Survival Horror. Dos palabras que acostumbramos a emplear —a veces de manera errónea— para definir a prácticamente cualquier videojuego de terror. Los seguidores del género, sin embargo, prefieren utilizarlas cuando desean referirse a una propuesta jugable: la misma de la que un día presumieron nombres propios como Alone in the Dark, Resident Evil o Silent Hill. Porque, para muchos usuarios, hablar de survival horror es hablar de una fórmula prácticamente extinta, pues no son muchos los títulos que plantean una experiencia formada por la exploración, el backtracking y la resolución de puzles. Bueno, algunos lo hacen, pero no mucho.

Song of Horror es exactamente eso: un survival horror. Pero no solo es uno de verdad; también es de los buenos. De esos en los que uno se pone a sus mandos veinte minutos y acaba exhausto, pleno, con la sensación de haber estado jugando una hora y media. Y eso, queridos lectores, son palabras mayores en pleno 2021, después de una década de pasillos interminables, jumpscares e innumerables intentos de vendernos motos sin ruedas disfrazadas de experiencia clásica. En cualquier caso, y aunque podéis descubrir todo lo que ofrece en nuestro análisis original, es un buen momento para situarnos y contaros qué ofrece el título de Protocol Games.

Todo comienza con una caja musical y una melodía muy característica. Resulta agradable, pero pronto se nos muestra que lo último que deberíais hacer en vuestra vida es, precisamente, escucharla. La historia se desarrolla a través de cinco capítulos y a menudo tenemos la posibilidad de elegir con qué personaje queremos jugar. Aunque podemos decantarnos por algunos que no parecen especialmente protagonistas, la piedra angular del guion es Daniel, un ex-alcohólico divorciado que trata de reconducir su vida como buenamente puede. Su misión no es otra que dar con el paradero de Hushser, un novelista histórico y profesor que parece haberse esfumado de repente. Spoiler: sí, lo último que sabemos de él es que decidió escuchar la canción de la caja musical.

Poco después de un breve pero intenso comienzo, nos encontramos rápidamente con una muestra de todo lo que nos espera a los mandos de Song of Horror: exploración de escenarios, búsqueda de objetos, recolección de documentos que aportan detalles sobre la historia y una cantidad ingente de acertijos que nos exigen dar lo mejor de nosotros mismos si realmente queremos progresar. Y, por encima de todo eso, una sensación de fragilidad constante debido a la presencia de… La Presencia, valga la redundancia. Esta entidad puede manifestarse de múltiples formas y es capaz de ocultarse en prácticamente cualquier rincón del entorno, es potencialmente mortal y la única manera que tenemos de escapar de ella es prevenir su aparición y, en caso de que sea demasiado tarde, superar una serie de sencillos minijuegos que nos permiten escapar.

No resulta fácil explicar con palabras cómo funciona, especialmente si tenemos en cuenta que el nivel de dificultad estándar apuesta por la muerte permanente —si un personaje muere, la historia continúa su curso a los mandos de otro—. Sin embargo, os aseguramos que funciona realmente bien gracias a una serie de decisiones de lo más inteligente por parte de los responsables de un juego único en su especie, cuyas señas de identidad recuerdan ligeramente a lo que hacía de Eternal Darkness: Sainity’s Requiem, algo muy especial.

Versión de consolas

A diferencia de lo visto en PC, donde inicialmente se lanzaron en formato episódico, la versión de Song of Horror que llega a PlayStation 4 y Xbox One trae de serie todos los capitulos lanzados hasta la fecha. Son un total de cinco y brindan una experiencia cercana a las quince horas de duración. Al margen, hay que decir que el rendimiento es bueno y el título no presenta —o al menos nosotros no lo hemos sufrido— ningún problema digno de mencionar. El juego es fluido y no hemos detectado bugs de gravedad, más allá de alguna imprecisión a la hora de interactuar con algun objeto determinado.

En lo que a la faceta visual se refiere, aquí sí que resulta palpable el recorte gráfico que ha sufrido en aspectos como las sombras, los reflejos y otros elementos. Con todo, lo cierto es que la obra de Protocol Games luce un aspecto que convence; la dirección de arte es notable, los escenarios están repletos de pequeños detalles y en líneas generales, creemos que estamos ante un conjunto muy sólido. Especialmente si tenemos en cuenta las condiciones del estudio responsable del mismo.

¿Merece la pena Song of Horror en consola? Es fácil responder a una de las cuestiones que probablemente se hagan muchos usuarios: si no tuviste la oportunidad de disfrutarlo en su momento, rotundamente sí. Más allá del evidente recorte en lo que al apartado visual y algunos detalles técnicos se refiere —como decíamos arriba, en cuanto a rendimiento no existe problema alguno—, el estudio madrileño ha realizado un trabajo notable a la hora de trasladar la experiencia a las consolas de la pasada generación.

Por último, hay que decir algo que a buen seguro pensarán muchos amantes del género: Song of Horror es uno de los mejores survival horror que se han visto en los últimos años. Son palabras mayores, pero es que resulta prácticamente imposible encontrar una alternativa que ofrezca una experiencia tan compleja, bien diseñada, repleta de rompecabezas y en la que prácticamente todas las decisiones son un acierto. Tendríamos que remontarnos a nombres propios de la generación de 128 bits, y eso es mucho decir. Los seguidores de la vertiente más añeja del genero estamos de enhorabuena, y ni siquiera hemos tenido que salir a buscar más allá de nuestras fronteras.

 


Este análisis se ha realizado en PlayStation 4 con una copia cedida por Renaissance PR