Quien más y quien menos, todo el mundo conoce o está al tanto del famoso «Sonic cycle». Este ciclo consiste en que cada vez que se anuncia un nuevo juego del erizo se produce un hype desmesurado por el mismo, a medida que empieza a salir nueva información sobre el juego las expectativas empiezan a bajar y cuando finalmente el título sale a la venta, la crítica lo vapulea y lo tacha de ser uno de los peores juegos de la saga, y luego vuelta a empezar. Como es evidente, el juego que tenemos hoy entre manos tampoco ha podido evitar entrar dentro de esta espiral pero ¿se vuelve a cumplir el famoso ciclo? ¿Habrá conseguido Sonic Frontiers romper la maldición?

Sonic Frontiers es la nueva apuesta del Sonic Team por devolverle al erizo más rápido del mundo su gloria y esplendor de antaño y en este caso da la sensación de que el famoso Sonic cycle se ha dado al revés, es decir, las primeras impresiones del título pintaban bastante mal y parecía que Sega había perdido totalmente el rumbo con el personaje, pero poco a poco fue ganando cada vez más adeptos y las críticas finales han sido bastante buenas.

En esta entrega, la trama principal de la historial gira en torno a las famosas esmeraldas del caos. Sonic y sus amigos se dirigen al archipiélago Starfall en busca de las esmeraldas pero cuando llegan allí, una especie de portal dimensional les atrapa y les separa entre las diferentes islas que componen la región. Una vez vuelve a entrar en sí, Sonic se encuentra con quien parece ser la guardiana de las islas, quien ha puesto las esmeraldas bajo llave temiendo un poder mayor, por lo que la misión de Sonic es encontrar de nuevo a sus amigos y recuperar las conocidas piedras al tiempo que desentraña los misterios de una civilización ancestral. Aunque no deja de ser la típica «historia Sonic», la verdad es que está muy bien contada y nos mantiene enganchados con sus toques de misterio esperando resolver las dudas que van surgiendo.

Como ya la mayoría sabrá, la gran novedad de esta entrega es que rompe totalmente con su jugabilidad clásica y pasa a ser juego de exploración de mundo abierto, algo que no sentó muy bien a cierto sector del fandom más conservador pero que, una vez jugado, vemos que la fórmula funciona bastante bien y no solo eso, sino que incluso se agradece tras tantas entregas de estancamiento. No vamos a negar que la idea es bastante atrayente, el problema principal de esto es que se esfuerza muy poco en ocultar que se trata de un clon de Zelda: Breath of the Wild, algo que no tiene por qué ser malo per se, pero se hubiese agradecido algo más de identidad propia.

La comparativa con Breath of the Wild no es casual, de hecho se nota a kilómetros que se trata de su principal fuente de inspiración y es que absolutamente todos los elementos recuerdan al título de Nintendo: desde los enormes escenarios plagados de «magitecnología» hasta el diseño de enemigos, pasando por la banda sonora de corte relajado e incluso la sobriedad de la interfaz, es tal la semejanza que nos encontraremos con la raza de los Koco, lo que vendría a ser el equivalente a los Kologs. Como ya hemos dicho, esto no lo convierte en un mal juego, de hecho Frontiers sabe adaptar con gran acierto el mundo abierto de Botw a la jugabilidad de la saga Sonic.

Comencemos hablando de su mundo: cada isla de la región es bastante grande, tanto que la zona inicial ya nos parece enorme y llena de rincones por explorar, pero luego nos sentiremos todavía más abrumados al descubrir que la segunda isla del juego incluso duplica en tamaño a la zona inicial, y lo mismo pasa con la tercera isla, y así con cada una de las 5 islas en total que componen el juego. Haciendo nuevamente una comparativa con Breath of the Wild, diría que el mapeado total llega a igualar al de la aventura de Link en conjunto.

Pero un mapeado enorme no sirve de mucho sin elementos que lo llenen, y aquí es donde Sonic Frontiers comienza a brillar. Cada isla está repleta de railes, resortes y puzles para que pongamos a prueba nuestra habilidad con el mando y nos sintamos como el propio Sonic. Básicamente estamos ante el sueño dorado que muchos teníamos en la cabeza desde hace tiempo, un juego en el que poder correr y saltar a toda pastilla en un enorme mundo abierto con muy pocos límites, y aunque la mecánica no parezca para tanto, cuando nos queramos dar  cuenta llevaremos horas grindeando y corriendo por la isla como locos de un lado a otro.

Esto nos lleva a otro de los puntos fuertes del juego: el manejo de Sonic. Desde hace varias entregas los fans se quejaban de que el control de Sonic había ido empeorando con el paso de los años, algo que se acentuó todavía más en las entregas tridimensionales, a las que llegaron a calificar de incontrolable  y corre calles. Por fortuna, en Sonic Frontiers encontramos el mejor manejo del personaje hasta la fecha, al menos en lo que supone el salto a las 3D. Las nuevas fisicas implementadas hacen que en todo momento tengamos un control total del personaje aunque vayamos a toda velocidad, haciendo que en muy pocas ocasiones nos quedemos vendidos a causa de colisiones y scripts extraños. Algo que me ha sorprendido es que incluso podremos configurar en movimiento del personaje a nuestro gusto, ya que desde el menú de ajustes podremos modificar parámetros como la velocidad de aceleración inicial de Sonic, el ángulo de giro, o la altura del salto entre otros, demostrando así que el Sonic Team se ha tomado muy en serio las críticas sobre el control que llevaban años escuchando.

Otra de las principales novedades de Sonic Frontiers es el combate, pues las islas están plagadas de enemigos a los que tendremos que derrotar. Más allá del clásico homming attack y spin dash, ahora Sonic cuenta con un importante repertorio de movimientos como patadas puñetazos o lanzar ondas de energía. Haciendo gala de cierto toque RPG, derrotar enemigos o superar puzzles nos otorgará puntos de experiencia que posteriormente se convertirán en puntos de habilidad para poder desbloquear nuevos movimientos y ataques. Tampoco debemos preocuparnos demasiado por esto pues aunque pueda llegar a abrumar al principio, el combate no cuenta con una gran profundidad jugable y prácticamente con un par de botones podremos hacer casi todos los movimientos, aunque podremos cambiar esto en las opciones si queremos tener un mayor dominio sin que el proceso se encuentre tan automatizado.

Normalmente en cada isla siempre se repite el mismo patrón: Uno de nuestros amigos se encuentra allí atrapado y tendremos que rescatarle, para lo cual habrá que seguir una serie de pasos. No me voy a poner a explicar todo el proceso porque tardaría demasiado, pero el avance se resume en derrotar enemigos para obtener engranajes que nos permitan acceder a los niveles del ciberespacio para conseguir llaves que nos permitan desbloquear las esmeraldas del caos, aunque explicado así suena más complejo de lo que es en realidad. En esta estructura jugable puede llegar a hacerse repetitiva, aunque siempre dentro de los términos de libertad que ofrece el propio juego, por lo tanto tampoco es motivo importante de queja ya que en todo momento podremos cumplir estas misiones en el orden que queramos.

Habíamos comentado antes que este salto al mundo abierto y la exploración no había terminado de sentar del todo bien a los fanáticos más conservadores del erizo, pero para ellos también hay una sorpresa: los niveles del ciberespacio. Estos niveles, a los que podremos acceder a través del mapa, recuperan la fórmula clásica y nos propone fases basadas en llegar hasta la meta como viene siendo habitual en todos los juegos anteriores. Estos niveles contarán con varios objetivos que tendremos que cumplir para completar el 100%, entre los que se encuentran conseguir el típico rango S o, como no, encontrar los 5 anillos rojos. A consecuencia de no tratarse de la mecánica principal, los niveles del ciberespacio son más cortos que nunca, llegando a rondar apenas el minuto de duración y no siendo dificil conseguir todo a la primera pasada, aunque siempre se nos escapará algo que nos haga repetirlos.

Los niveles del ciberespacio están construidos en base a los recuerdos de Sonic, por lo que visualmente se parecerán a niveles de juegos anteriores, aunque lamentablemente la variedad es muy escasa y siempre se repiten las mismas temáticas -creedme, nos vamos a cansar de ver todo el rato Green Hill y Sky Sanctuary-. Un detalle curioso de esto es que a pesar de su estilo visual, la estructura y colocación de los elementos se basa en a su vez en niveles clásicos de la franquicia, pudiendo encontrar por ejemplo la misma colocación de elementos de Green Forest o Sky Rail de Sonic Adventure 2 aunque visualmente tenga el aspecto de Green Hill.

El apartado gráfico es a su vez su mayor bendición y maldición al mismo tiempo. Visualmente es muy potente gracias al motor Hedgehog engine 2 –el cual se empezo a utilizar enSonic Forces-, mostrando unos gráficos de corte realista que sumado a la extensión del mundo abierto, dejan con la boca abierta. En el rendimiento es donde encontramos su mayor lacra debido a un popping de elementos exagerado que aparecen delante de nuestras narices a muy pocos metros, aunque misteriosamente otros objetos más lejanos se pueden ver perfectamente desde largas distancias. A su vez, Playstation 5 y Xbox Series X cuentan con modos calidad a 4K-30fps y modo rendimiento a 1080-60fps, aunque lamentablemente no ocurre lo mismo en Series S -la versión que hemos probado-, que se queda en 1080-30fps como única opción al igual que las versiones de consolas menores.

Respecto al sonido, sabemos que la saga Sonic nunca decepciona y por supuesto en esta entrega tampoco lo hace. Aparte de tener un pedazo de tema principal y de ending -interpretados por Merry Kirk Holmes y la banda One Ok Rock respectivamente-, la banda sonora del juego es absolutamente brillante con temas pausados y relajados en campo abierto y música electrónica en los nvieles del ciberespacio, pero la joya de la corona se la llevan los los jefes finales, que cuentan con unos temas heavy metal que quitan el hipo interpretados por varios artistas de renombre como Kelling Quinn -Sleeping with sirens-, Tyler Smith -Dangerkids- o Julian Comeau.

Respecto al doblaje, de nuevo contamos con la voz de Roger Craigh Smith dándole vida al erizo en sustitución del mítico Jason Griffith, quien dobló al personaje hasta Sonic & Sega All Star Racing, aunque el resto del elenco habitual se mantiene. As u vez, tambien contaremos con doblaje al castellano con las clásicas voces de Angel de Gracia, Graciela Molina o Sergi Mesa, quienes dan voz a los personajes tanto en los recientes juegos como en las series de animación.

Como conclusión final, podemos decir que Sonic Frontiers es posiblemente el mejor juego del erizo en los últimos 15 años. El paso al mundo abierto y el nuevo estilo le sientan de maravilla y a pesar de que todavía tiene bastante margen de mejora, SEGA y el Sonic Team han encontrado el que parece ser el nuevo camino a seguir con el personaje, aunque habrá que ver cuanto más aguantará la fórmula sin hacerse pesada y repetitiva. Para quien se esté planteando su compra tras los recientes fiascos de la saga, que no tenga ninguna duda , pues estamos delante del mejor juego de Sonic en mucho tiempo y un excelente juego en términos globales.

 


Este análisis ha sido realizado en Xbox Series S mediante una copia cedida por PLAION