Cuando se habla de RPGs japoneses de nicho, es casi imposible no mencionar la serie The Legend of Heroes de Nihon Falcom, popular gracias a la complejidad narrativa y los personajes memorables que ha ofrecido a lo largo de los años. Trails Through Daybreak fue el inicio de una nueva etapa dentro del arco Trails, trasladándonos a la República de Calvard y dándonos un protagonista con un enfoque diferente al de los héroes de los juegos anteriores. Al igual que sus predecesores, esta entrega se sitúa en un rico contexto narrativo que se conecta con las historias de Trails in the Sky y Trails of Cold Steel, donde los jugadores pueden apreciar las referencias cruzadas y el desarrollo de personajes a lo largo de la saga. Ahora, con Trails Through Daybreak II, Nihon Falcom sigue expandiendo este mundo con una secuela que mantiene la esencia del juego anterior mientras introduce nuevos elementos jugables y narrativos que lo diferencian de su predecesor.
Para entender la relevancia de esta entrega, primero hay que recordar lo que la serie The Legend of Heroes ha construido hasta ahora. Desde Trails in the Sky hasta Trails of Cold Steel pasando por Trails from Zero, hemos recorrido distintos países de Zemuria, un continente marcado por conflictos políticos y militares. Trails through Daybreak nos llevó a Calvard, una república multicultural con tensiones internas y una sociedad en constante cambio, lo que lo convertía en el escenario perfecto para una historia de investigación y conspiraciones. Trails through Daybreak II continúa la historia justo donde la dejó su predecesor, centrándose en las consecuencias de los eventos anteriores y llevando a Van Arkride y su equipo a una nueva aventura.
Van Arkride regresa como protagonista, manteniendo su papel como ‘Spriggan’, un investigador privado que opera en los márgenes de la ley. Si bien en la primera entrega su historia se centraba en su relación con el Hollow Core AI y la creciente amenaza de los Almata, en esta ocasión el foco está puesto en la inestabilidad que sigue afectando a Calvard y en la búsqueda del responsable de la masacre de un escuadrón de operaciones especiales de la División Central de Inteligencia. Además de la evolución personal, Trails Through Daybreak II aborda temas de moralidad y decisiones, obligándonos a reflexionar sobre las consecuencias de las acciones de Van. La relación con el Hollow Core AI y las organizaciones clandestinas se convierte en un símbolo de las luchas internas que enfrentan los personajes, mostrando cómo sus decisiones no solo afectan su vida personal, sino también el futuro de Calvard.
Uno de los aspectos más interesantes de esta secuela es cómo maneja la evolución de los personajes. Van, quien en el primer juego ya se alejaba del arquetipo tradicional de héroe de la saga, se encuentra ahora en una posición más complicada. Sus decisiones pasadas tienen repercusiones, y el juego enfatiza cómo su relación con los demás personajes se ha desarrollado a lo largo del tiempo. Los personajes secundarios también han crecido, y vemos cómo las nuevas circunstancias afectan sus perspectivas y objetivos. La estructura narrativa sigue el estilo de la serie, con largos diálogos y un desarrollo pausado que permite construir un mundo detallado y lleno de matices. Nihon Falcom se toma su tiempo para desarrollar cada hilo argumental, lo que hace que la historia se sienta más sólida, como viene siendo habitual en la franquicia.
Si bien la base del sistema de combate se mantiene similar a la del juego anterior con la posibilidad de alternar entre combates en tiempo real y por turnos, Trails through Daybreak II introduce mejoras en la fluidez y la personalización del combate. Ahora, los enfrentamientos son más dinámicos, con nuevas habilidades y un refinamiento en la transición entre ambos modos. El sistema Xipha regresa con mayores opciones de personalización, permitiéndonos ajustar nuestro equipo de manera más estratégica.
Otro punto destacable es la expansión del mundo explorable. Calvard ya se sentía vasto en la primera entrega, pero ahora hay más localizaciones abiertas, con mayor diferencia y detalle en la ambientación logrando que la exploración se sienta menos lineal en comparación con la de su predecesor. Las misiones secundarias también han sido mejoradas, ofreciendo variedad y contenido adicional que aporta tanto a la jugabilidad como a la construcción del mundo aunque también tendremos misiones más triviales.
El sistema de afinidad con los demás personajes también se ha expandido, permitiendo una mayor profundidad en las relaciones personales. Dependiendo de las elecciones que hagamos, ciertos eventos cambiarán y podremos conocer mejor a los compañeros de Van, lo que enriquece la narrativa y da más empaque a la historia de Trails through Daybreak II.
Visualmente, Trails through Daybreak II sigue la evolución de la primera entrega. No es un salto drástico, pero los modelos de los personajes son más detallados y las animaciones han mejorado en expresividad. Los escenarios mantienen su estilo, pero con mayor diversidad en la iluminación y efectos visuales. Falcom no tiene los recursos de estudios más grandes, pero sigue optimizando su motor gráfico poco a poco para ofrecer una experiencia visual competente dentro de sus limitaciones. En cuanto al sonido, la banda sonora vuelve a ser uno de los puntos fuertes del juego. Falcom Sound Team jdk entrega una selección de temas que van desde melodías ambientales hasta piezas de batalla llenas de energía. El doblaje sigue siendo de alta calidad, con interpretaciones que refuerzan la personalidad de cada personaje.
Trails Through Daybreak II no solo expande su mundo y mejora la jugabilidad, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre los dilemas morales que enfrenta su protagonista Van. Con una narrativa bien construida, personajes en evolución y un sistema de combate refinado, ofrece una experiencia sólida para los fans de la saga. Si disfrutasteis el primer Trails through Daybreak, esta secuela es imprescindible. Y si aún no habéis explorado la República de Calvard, este es un buen momento para adentrarte en una de las sagas de nicho más ricas en narrativa dentro del género de los RPG japoneses, eso sí, en perfecto inglés.