Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por PLAION

The Siege and the Sandfox es una rara avis. Estamos ante un juego con una factura técnica interesante, una historia aceptable, y una jugabilidad más que interesante. ¿Pero qué es lo que lo convierte en algo extraño? Pues que en este juego, nadie nos llevará de la mano, y tendremos que sacarnos las castañas del fuego nosotros solos. Eso a veces significará analizar el mapa y saber por donde nos movemos, pero es un precio que estoy dispuesto a pagar.

The Siege and the Sandfox es un juego en dos dimensiones donde el sigilo y el parkour son los ingredientes principales, ambos en más o menos la misma medida. La historia del título está en segundo plano, pero aún así merece la pena hablar de ella. El juego tiene un estilo artístico que recuerda a las 1001 Noches, y hará gala de ruinas y paisajes desérticos constantemente. Pronto nos veremos envueltos en un intento de asesinato, enfrentándonos a sectas y a la aparición de un mal que yace bajo tierra.

La narradora del título es otro elemento que merece la pena destacar, ya que es la única voz que oiremos a lo largo del juego. Esta voz de mujer nos acompañará, nos explicará las zonas por las que avanzamos, narrará lo que nos dicen los personajes e incluso nos dará pistas de por dónde debemos avanzar. La narradora es nuestra principal fuente de información y debemos prestar atención a lo que dice.

Porque si algo tiene The Siege and the Sandfox es que no te lleva de la mano. A pesar de tener mapa funcional, que usa marcadores, muchas veces nos veremos perdidos en un mar de dunas y de pasillos muy parecidos unos a otros. Aunque la narradora nos ayuda, como ya he dicho, hay veces que no será suficiente. Este título no es para aquellos que buscan un paseo, pero tampoco estamos hablando de que sea La Mulana. Estamos en un punto dulce intermedio.

Entrando en la jugabilidad, nuestro personaje es un ninja. Se aprovechará de las alturas para avanzar más rápido, usando columnas, salientes y de otros lugares para avanzar sin ser descubierto. El movimiento del personaje es directo y está bien medido. Saltar entre paredes es interesante, y bastante efectista, y a veces es necesario tener buen pulso para hacer el salto en el momento correcto. Además, como buen juego de saltos, tendremos cierto control sobre el salto del personaje, algo necesario. Poco a poco iremos desbloqueando habilidades nuevas como abrir cerraduras o golpear el suelo para acceder a lugares nuevos.

Avanzaremos con puntos de guardado. Una vez superemos un obstáculo, la partida se guardará, y tendremos una pista visual de que eso ha ocurrido. Recomiendo tener cuidado porque me ha pasado mala factura abandonar la partida pensando que se habría guardado cuando no era así. Algunos puntos están cerca de otros, y otros estarán bastante lejos, pero la dificultad está bien medida.

Cuando no estamos saltando o cuando no hay más caminos disponibles, tendremos que usar el sigilo. Las fuentes de luz son nuestras enemigas, y trabajaremos para apagarlas y poder usar las sombras cómodamente. El sonido funciona como en el clásico del sigilo en dos dimensiones, Mark of the Ninja. Podremos correr, andar o ir agachados, y cada uno hará una “circunferencia” de ruido. Los enemigos advertirán este ruido y si no hemos apagado la luz… ya sabéis que será lo siguiente. 

Cuando el sigilo falle, y estad seguros de que lo hará, nos queda el enfrentamiento “directo”. Aunque podemos noquear a los guardias o enemigos -a muchos de ellos al menos-, el juego hace hincapié en el sigilo y muchas veces los enfrentamientos pueden ser evitados. Personalmente, me gusta que se pueda orientar de varias formas para añadir variedad, pero la fuerza bruta no sirve en The Siege and the Sandfox. No llegaréis muy lejos solamente dando porrazos.

Visualmente The Siege and the Sandfox es un juego pixel art que resulta muy resultón. Las animaciones de enemigos y del personaje principal tienen un trabajo enorme detrás, y lo mismo ocurre con los detalles de los escenarios. Las capturas no le hacen justicia, y os insto a que vayáis al tráiler para ver cómo de bonito puede llegar a ser. Sin embargo, aunque los escenarios son preciosos, en algunos casos es complicado saber qué se trata de fondo y que lo que está en primer plano. Esto pasa factura con algunos elementos más pequeños; por ejemplo, hay ciertos postes que servirán para saltar, y es complicado verlos si no nos fijamos. El zorro de arena tiene que tener buen ojo para saber por dónde avanzar, sobre todo en un juego tan abierto como este.

La música usa temas simples, que sinceramente no me han marcado mucho. Acompañan bien el juego, pero es en el sonido donde está el verdadero jugo. Aunque el acompañamiento visual ayuda, me gusta mucho como el sonido es parte vital de la jugabilidad. Los apartados visual y sonoro son excelentes y se nota que el juego lleva tiempo en desarrollo; está todo muy cuidado.

En conclusión, The Siege and the Sandfox es un juego muy suyo, que gustará a los fans del sigilo y del parkour. En esta época donde los juegos intentan hacerlo todo, una propuesta que hace una cosa bien es un soplo de aire fresco. Si alguno de estos dos géneros os gusta, estoy seguro de que este zorro es para vosotros.