Cualquiera que lea mis análisis sabrá que todo lo indie me tira mucho. Pero si hablamos de que ese nuevo juego indie lo hace un estudio patrio, mi interés crece aún más. Pero esperad, se trata de un juego estilo Commandos, pero que se desarrolla en un monasterio de los Pirineos, homenajeando de esta forma a La Abadía del Crimen. Y por si fuera poco, estamos ante un buen juego. Esto no podía empezar mejor.

The Stone of Madness es un juego de sigilo y puzles en tiempo real, donde manejamos a varios personajes y cuyo objetivo es salir del maquiavélico monasterio en el que estamos encerrados. Por supuesto, esto será una tarea realmente complicada, y nuestros personajes pasarán muchas penurias antes no ya salir, si no simplemente poder avanzar por las estancias del complejo sagrado.

Y digo complejo no solo por lo grande del lugar, si no también por lo complicado que puede ser navegar por el mismo. El mapa de The Stone of Madness es una completa locura, a muchos niveles. Navegar por el mismo necesita de paciencia y de buen hacer, así que este juego no es para aquellos que busquen acción rápida. No me malinterpretéis, hay acción, pero siempre desde un prisma sigiloso. 

Cada uno de nuestros personajes tiene una serie de habilidades que usaremos para navegar por la zona. Explicar todos las habilidades de cada uno de los personajes nos llevaría todo el análisis, así que explicaré algunas de las más curiosas. Alfredo, nuestro primer personaje, puede dar discursos para atraer a guardias, puede usar su candil para buscar pistas y descubrir pasajes secretos. Otro personaje, una niña pequeña llamada Amelia, puede pasar entre barrotes, usar pequeños agujeros para moverse rápidamente o robar a los incautos con los que se cruce. 

Esto es solo una pequeña muestra de lo que ofrece The Stone of Madness, y cada uno de los objetivos que nos plantea se puede resolver de varias formas. Por ejemplo, si tenemos que avanzar a un sitio con una puerta cerrada, uno de nuestros personajes podrá forzar la cerradura, otro podrá destrozar la puerta o incluso puede que haya un altillo donde otros de nuestro personajes puede lanzar una cuerda para que otro active un mecanismo que hasta hace poco estaba oculto. The Stone of Madness no es un juego fácil, y se agradece su sistema de dificultad, bastante configurable.

Cada una de las situaciones de The Stone of Madness se resolverá de esta manera, y hay pocas cosas en las que no haya más de una forma de resolverse. La variedad de la que hace gala este título es envidiable, y parecen varios juegos concentrados en uno. A pesar de que el juego se adapta a muchos estilos de juegos, sí que es cierto que ninguno de ellos es acción desenfrenada, y aunque podemos matar a guardias, esto tendrá consecuencias, en las mecánicas que explicaré a continuación.

En The Stone of Madness no se puede guardar partida a la vieja usanza, tiene un sistema que va en función de días. Cuando completamos un día, el juego guarda. El título cuenta con un sistema de vidas, que perdemos cuando nos atrapan, y de locura, que se activará cuando estemos en contacto o cerca de algo que le da miedo a nuestro personaje. Lo primero no tiene mucha miga; cada personaje tiene diferentes resistencias y podremos curar a nuestros personajes. Lo segundo es más complicado: los personajes se irán volviendo locos, desbloqueando nuevas fobias cada vez que el contador de locura llega a cero, haciendo el juego cada vez más difícil. Cada personaje tiene las suyas propias, y están muy bien integradas en el título. También tenemos unas mejoras que desbloqueamos jugando, pero no es tarea fácil hacerlo.

Además de explorar para poder completar los objetivos de la forma que mejor nos parezca, hacerlo tiene una función importante: conseguir todo tipo de materiales. Para poder dejar inconscientes a los guardias, necesitaremos una tabla; para poder abrir una puerta una ganzúa; y mucho más. Todos estos materiales los encontraremos por cofres y cajas repartidos por los recovecos del escenario. La exploración está perfectamente integrada y se siente como parte fundamental del título. Muchos de esos materiales los usaremos en nuestra aventuras, pero hay otros materiales que usaremos en los descansos.

Porque el juego se divide en diferentes secciones. La principal, el día, se divide en dos fases, que son prácticamente iguales. En ellas exploramos, hablamos con la gente, abrimos puertas, nos enfrentamos a guardias y mucho más. Cuando llega el atardecer, aparecerán otros enemigos, en forma de ánimas, que nos harán las cosas aún más difíciles. Perder vida y sanidad será una constante. Una vez nos vayamos a dormir, es donde podremos recuperar nuestro cuerpo y alma. Tendremos unos menús donde llevar a cabo todo tipo de acciones, desde curarnos como he dicho a craftear objetos. El juego solo guarda cuando completamos un día, y una vez pasemos la noche, elegimos qué personajes usaremos -hasta un máximo de tres- y vuelta a la locura.

En el apartado visual he de sacar la alfombra roja. The Stone of Madness es prácticamente perfecto. Cuando estaba ojeando juegos, lo primero que me llamó la atención fueron los escenarios y personajes. Todo tiene un aspecto fabuloso, con dibujo tradicional combinado a la perfección con escenarios muy detallados. Las animaciones son una maravilla, y estoy seguro de que si veis un tráiler os enamoraréis el primer segundo. El apartado sonoro y visual también son de gran calidad, y en conjunto se nota que estamos ante un juego realmente mimado. De esos que cuesta encontrar.

The Stone of Madness es uno de esos juegos fáciles de recomendar. Este título desprende calidad por todos y cada uno de sus poros. Si os gusta el sigilo y la exploración, tenéis juego por una buena cantidad de horas. La propuesta no es novedosa, pero está ejecutada a la perfección y merece la pena probarlo solo para ver cómo encajan todos los engranajes uno a uno.