Si hay una franquicia de juegos que 33bits ha seguido entrega tras entrega esa ha sido la de Trine del estudio finés Frozenbyte. Aunque hay que especificar que las entregas que hemos reseñado en el pasado, han sido las últimas en llegar para Nintendo Switch, Trine: Enchanted Edition, Trine 2: Complete Story, y Trine 3: The Artifacts of Power. Finalmente, y a la vez que en el resto de plataformas, nos ha llegado Trine 4: The Nightmare Prince, una cuarta entrega muy esperada, aunque por largo tiempo se creyó improbable dada la tibia acogida de la tercera entrega. Y es que la tercera entrega, sin dejar de ser un juego notable, tocó algunos de los cimientos de la franquicia, cosa que no a todo el mundo gustó, y su cambio de las 2D a las 3D le trajo nuevos costes al estudio que no supo prever y que acortó el contenido del juego.

Trine 3 fue un juego notable pero con ciertos cambios que la crítica y los usuarios no entendieron. El movimiento de Frozenbyte fue ambicioso, pero no supo encontrar el equilibrio que Trine 2 había conseguido. Además la duración y el recorte de habilidades fueron un handicap que le paso factura de cara a unos fans que encumbraban a Trine 2 como rival a batir, y eso era difícil hasta para la propia Frozenbyte. El resultado fue unos años de incertidumbre sobre el futuro de la franquicia, sin embargo y afortunadamente, ya tenemos aquí la cuarta entrega, y lo hace de la mejor manera posible. Es evidente que el estudio finés ha aprendido la lección y escuchado a sus fans, y este Trine 4 vuelve al desarrollo 2D, y coge de base a Trine 2, sin descartar lo mejor de Trine 3, que fue su salto técnico y gráfico superlativo, al que además en esta entrega han superado.

El príncipe Selius tiene oscuras pesadillas y debido a sus poderes mágicos, estas escapan al mundo real y siembran el caos. Amadeus el Mago, Pontius el Caballero y Zoya la Ladrona, los héroes del Trine deberán encontrar al príncipe y ayudarlo antes de que las pesadillas acaben con el mundo. Para ello nos volveremos a sumergir en el mágico mundo de cuentos y fantasía, donde cruzaremos bosques, montañas, cuevas, ciudades, etc. mientras buscamos al príncipe Selius y la solución a su problema a lo largo de 18 amplios niveles repartidos en 5 actos, que podremos revisitar para conseguir el 100% de coleccionables. En estos niveles avanzaremos continuamente por el único camino posible, usando nuestras habilidades para sortear cualquier obstáculo y resolver los puzles que se nos planteen para avanzar. Muchos de ellos están basados en las físicas, pero además ahora se han añadido otros basados en el teletransporte, y otros basados en los haces de luz.

Lo primero que veremos como una novedad en la jugabilidad respecto a Trines anteriores es que los personajes no subirán de nivel, aunque si tendrán un árbol de habilidades cada uno, unas se irán desbloqueando conforme el juego lo requiera, y las otras deberemos conseguirlas con puntos que iremos obteniendo las gotas moradas en los distintos niveles De las habilidades que poseemos para poder avanzar, desaparecen algunas, pero vuelven otras desde Trine 2, y se amplían con varias habilidades nuevas. Amadeus puede mover objetos mediante telequinesis y crear sus famosas cajas, para más avanzado en la aventura, poder teletransportarse y crear otros diferentes objetos. Pontius empezará con su espada y su escudo con el que puede reflejar luz y otros ataques de proyectiles enemigos, y posteriormente podrá crear escudos energéticos, embestir, y flotar con su escudo. Y Zoya vuelve a usar su arco para atacar a los enemigos, y a utilizar su gancho en argollas para balancearse y poder saltar más lejos, atar cajas con su cuerda para crear una plataforma, y posteriormente conseguirá las flechas de fuego y hielo. Hay más habilidades, no todas necesarias, pero que permitirán que podamos afrontar cada situación de varias formas distintas.

El apartado audiovisual de Trine 4: The Nightmare Prince es de los que quitan el hipo. Se pueden buscar decenas de calificativos, pero al final todo se resume en bello, muy bello, la entrega de la franquicia que más explota la belleza de los escenarios, los efectos de luz, el uso del color, y que además tiene un rendimiento sólido, y un sistema de físicas realistas. Como es lógico, el apartado artístico es el rey. No ya son solo los escenarios de cuento de hadas, de fantasía, recargados, de colorido saturado y tonos pastel, es que además el diseño de los personajes en 3D, acompañan perfectamente, y tienen una animación exquisita. Sin lugar a dudas estamos ante el juego más bello de toda la franquicia.

Y en el apartado sonoro tres cuartos de lo mismo, vuelve el maestro Ari Pulkkinen para que cerremos la boca y afinemos el oído para disfrutar de sus melodías de corte medieval, dignas de los mejores juglares, melodías de fantasía, evocadoras de mundos de ensueño, perfectas para el derroche visual que nos regala el juego.

Como en entregas anteriores, Trine 4 también añade el multijugador local de hasta tres jugadores, en la misma o en distintas consolas, y el multijugador online, con amigos o con desconocidos, ya sea creando tu una partida pública o uniéndote a una ya creada.

Con esta entrega hemos llegado al culmen de la franquicia, por ahora. Estamos ante el Trine más bonito, mejor pensado, y más equilibrado. Vuelven algunas de las viejas habilidades y se le suman otras nuevas, además de que los puzles suben un peldaño en originalidad y en complejidad, no llegan a desquiciar, pero van a requerir que pensemos lo que tenemos que hacer y echarle paciencia. Trine 4: The Nightmare Prince tiene todo lo necesario para que olvidemos el tropiezo de la tercera entrega, que insisto, es un juego de notable, cuyo problema fue le exceso de ambición y no mejorar a su entrega anterior.

Pero también hay que decir que el juego no es perfecto. que los niveles sean tan largos es un arma de doble filo, pueden encantar tanto como desesperar ante la sensación de que avanzamos y avanzamos sin llegar a al final de nivel, y las secciones de combate son anecdóticas debido a su escasez y su simpleza. Tendremos variedad de enemigos, pero es que nuestras opciones de combate son limitadas, por lo que acabaremos con los enemigos de la forma más simple posible, a espadazos simples, y a otra cosa. Los jefes son otra historia, estos sí presentan variedad y mecánicas que necesitarán del uso de las distintas habilidades de nuestros personajes. A pesar de esto, el juego es sobresaliente, y en 33bits esperamos que no haya llegado demasiado tarde para los fans y que le den la bienvenida como se merece, quizá así algún día veamos una deseada quinta entrega.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Dead Good Media