Desde hace unos años hasta aquí, hemos visto un resurgimiento de la popular saga Wonder Boy -o Monster World, ya ahondaremos en esto porque tiene su miga-. Primero con un remake del Wonder Boy 3: The Dragon’s Trap de Master System lanzado en 2017 por Lizardcube y DotEmu, y posteriormente con Monster Boy and the Cursed Kingdom en 2018, una entrega totalmente nueva desarrollada por Game Atelier y el creador original a bordo. Era cuestión de tiempo que llegasen otros remakes como el que nos ocupa ahora, Wonder Boy: Asha in Monster World, desarrollado por el estudio Artdink para Playstation 4 y Nintendo Switch, y posterior lanzamiento en PC.

La franquicia Wonder Boy nació en máquinas arcade en 1986 a manos del japonés Ryuichi Nishizawa y desarrollada por la empresa que posteriormente sería conocida como Wetstone. Este juego era de desplazamiento lateral en el que teníamos que superar los diferentes niveles dentro de un límite de tiempo. A partir de ahí, la saga comenzó a tomar rumbos diferentes hacia el RPG de plataformeo sin abandonar el nombre Wonder Boy, pero añadiendo el subtítulo Monster World para crear esta subsaga. El remake que nos ocupa hoy sería conocido como Monster World IV, un juego lanzado en 1994 en exclusiva para Mega Drive que no llegó a salir de Japón, aunque canónicamente sería Wonder Boy 6. Un quebradero de cabeza, lo sé, pero debemos tener claro a lo que estamos jugando.

Wonder Boy: Asha in Monster World cambia radicalmente la ambientación fantástico-medieval que caracterizaba a la saga y ahora pasamos a una ambientación basada en la cultura árabe donde veremos como un poderoso demonio ha resucitado y ha encerrado a los cuatro espíritus protectores que podían detenerle. Controlamos a Asha, una joven guerrera de una tribu a la que le encargan la misión de liberar a estos espíritus y detener el mal que acecha al mundo.

Lo primero que llama la atención al iniciar el juego es el impresionante lavado de cara que se ha llevado a cabo. Al contrario que las entregas más recientes en las que predominaban las animaciones dibujadas a mano, en esta entrega se ha optado por los diseños tridimensionales bajo una apariencia cel shading que le dan un toque bastante resultón. Sinceramente es un estilo que bajo la perspectiva habitual luce muy bien, pero cuando la cámara se acerca un poco en cinemáticas o eventos empieza a desmerecer un poco, en especial las texturas que se notan bastante borrosas. Aun así, el trabajo realizado es muy bueno y cumple de sobra para el tipo de juego ante el que estamos.

La jugabilidad de esta entrega, como siempre ha sido, se desarrolla de manera 2D de avance lateral en la que tendremos que visitar las diferentes localizaciones y templos. Nos moveremos de izquierda a derecha pudiendo entrar en casa y puertas para darnos una sensación de profundidad dentro de unos límites.

Las físicas del personaje han sido retocadas respecto al juego original. Ahora Asha no tiene tanta inercia a la hora de moverse, lo que facilita bastante el manejo y no nos deja tan vendidos como en la entrega clásica. Aunque esto que es bueno para algunas cosas es malo para otras, pues el rebote que obteníamos al realizar el movimiento de abajo + ataque ahora se ha vuelto más difícil de controlar y nos cuesta más encadenar saltos de un enemigo a otro.

Contando con cierto componente RPG, en las tiendas podremos adquirir equipamiento para Asha tales como espadas o escudos con los que podremos mejorar nuestras estadísticas. Para poder adquirirlas, tendremos que utilizar el dinero que sueltan los enemigos al ser eliminados, aunque hay que decir que el farmeo es un elemento importante, pues algunos artículos tienen precios realmente prohibitivos que nos va a complicar su adquisición. Por suerte, contaremos con botín extra que podremos adquirir en cofres o vender y nos van a aliviar un poco la cosa. Mención especial a las gotas de luna, un tipo de coleccionable que encontraremos a lo largo del juego y reuniendo 10 de ellas nos recompensará con un corazón extra en la barra de salud.

Una de las señas de identidad son los secretos: tanto en los templos como en las ciudades, contaremos con puzles que resolver que nos permitirán seguir avanzando y abriendo nuevos caminos. Llama la atención este aspecto porque algunos puzles estarán en lugares por los que ya hemos pasado montones de veces pero no nos percatamos de que están ahí hasta que algún NPC nos lo menciona posteriormente, lo cual da una sensación de satisfacción y mapeado bien planeado y organizado.

Para afrontar este desafío contaremos también con nuestro amigo el pepelogoo, una criatura voladora que tendremos que utilizar para superar los desafíos y obstáculos. A esta criatura la podremos llamar utilizando un botón y debemos utilizar para realizar movimientos como el salto doble, planear o superar algunos de los puzles. Pepelogoo irá adquiriendo nuevas habilidades a lo largo del juego, así como funciones específicas dentro de los templos y mazmorras que nos servirán para seguir avanzando.

Pasando ya al apartado gráfico, ya hemos hablado de su nuevo estilo visual, el cual funciona a 60 frames por segundo sin despeinarse, pero quedan por comentar el resto de apartados. El diseño de niveles es totalmente fiel al original para lo bueno y para lo malo, y esto quiere decir que todos los elementos y plataformas están situadas exactamente en la misma posición que en la versión de Mega Drive, por lo que se ha respetado absolutamente este aspecto. Aun así y tomando como base Monster World IV de Mega Drive, es un juego que palidece respecto a anteriores entregas, con menos libertad de caminos y un desarrollo más guiado y repetitivo en su estructura.

En cuanto al sonido, ahora los personajes contarán con voces, pero únicamente en japonés, mientras que podremos disfrutar de los textos en español. Se mantiene la misma banda sonora de la entrega de Mega Drive, ahora rehecha en su totalidad con una mayor calidad de sonido e instrumentación, pero sin perder su esencia. Al contrario que pasaba en anteriores entregas, esta vez no será posible alternar entre la banda sonora clásica y la remasterizada, siendo la única opción posible jugar oyendo los nuevos temas.

Para finalizar ya, quiero hacerlo hablando de un pequeño extra: si compramos Wonder Boy: Asha in Monster World en formato físico -recalco lo de sólo en formato físico-, recibiremos de regalo un código de descarga del Monster World IV original para nuestra plataforma. No penséis que se trata de la rom pelada tal cual, esta versión ha sido porteada por Ratalaika Games y cuenta con varios añadidos y novedades interesantes.

En primer lugar, veremos que el juego está traducido al inglés, mientras que en su momento nunca salió de Japón y no hubo forma de disfrutarlo en ningún idioma conocido. También se ha añadido una serie de filtros y shaders para mejorar la emulación de manera bastante completa, ya que se pueden modificar multitud de detalles y parámetros. Finalmente, se han añadido trofeos y logros al mismo -trofeo de platino incluido-, para los que quieren sacarle todo el juego. Un auténtico regalo para los compradores.

Hay que aclarar también que, en este caso, la distribución del título llega por dos vías diferentes. De la distribución digital en las stores de Playstation 4 y Nintendo Switch se encarga la propia Studioartdink. Mientras tanto, el juego en formato físico -que es el que incluye la copia del Monster World IV original- es distribuido por ININ Games. De cara al jugador esto no debería ser algo demasiado importante, pero es necesario mencionarlo.

En definitiva, Wonder Boy: Asha in Monster World coge el juego original tal cual y lo trae a nuestros días con un lavado de cara más actual. Es de agradecer que hayan decidido traernos un juego que en su momento no pudimos disfrutar de manera oficial si no fuese por la emulación, pero al fin y al cabo no deja de ser un juego de Mega Drive con un remozado gráfico. Quien espere una obra maestra o algo más de profundidad jugable acorde a estos tiempos, que se quite la idea de la cabeza.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 4 mediante una copia cedida por PR Hound