Boong-Ga Boong-Ga, yo Capitán Cavernícola. No, esta retro-entrada y arcade no va del más antiguo ni quizás el mejor superhéroe de todos los tiempos, pero la entradilla viene al pelo por nombre y… «mecánicas jugables» de esta recreativa del año 2000. Ah, pero antes de entrar en materia tendremos que hablar de una curiosa práctica japonesa conocida como ‘Kanchô’ ¿En que consiste? Mmmmmmm, digamos que es una bromilla de corte infantil graciosilla y de cierta recurrencia en el país del Sol Naciente.

Hasta estatuas tiene el kanchô ¡Ahí es nah y menos!

Con las dos manos juntas y los dos índices en forma de punta de flecha, se procede a la introducción de esa punta de flecha en la cavidad excretora máxima a traición y con premeditación y alevosía. Es lo que digo, allá en Japón esto se tiene como una costumbre de arraigo y tradición. Y de esto sale una recreativa, sí, sí, sí.

Curiosamente la compañía que llevó a cabo esta singular recreativa es coreana, Taff System. No tiene una gran base de arcades en su curriculum, de hecho, a mi no me suena ninguno. Bueno, este sí porque… porque algo así tenía que ser forzosamente conocido con la proliferación desmedida de internet en este nuevo siglo. Resulta llamativo la enorme dificultad de encontrar nombres concretos en los créditos de esta singular creación. Presentada en el Tokio Game Show del 2000, este arcade…con su particular mueble, nos permite cobrar venganza de aquellos que no han sido buenos con nosotros.

Con un add-on en forma de mano con dedo sesuarrrr, teniendo delante unas posaderas, vamos a…bueno….a hacer kanchô…a esos malvados seres que tanto nos han molestado. Ex-novia, ex-novio, suegra, jefe, gangster, prostituta, artista gilipollas, y… ‘child-molester’. Todo muy normal y nada siniestro.

Es un arcade de los de ‘hacer lo nuestro’ por la moneda que echamos sin que podamos continuar o seguir una progresión. Elegimos blanco, tenemos dos rondas para meter bien el dedazo hasta la cuscusilla, y luego Game Over. Como el Sonic Blastman de recreativos, pero aquí no damos puñetazos precisamente.

«¡Alaaaaaaaaaaaaa, que peazo goteraaaaaaaaaaaaa!»

Si tengo que ser franco, no termino de entender al cien por cien los indicadores de esto. Vamos, que solo entiendo bien la ‘puntuación’. El sensor del culo-mueble reacciona a como taladramos a nuestra víctima. Y luego según nuestro esfuerzo y destreza la barra se situará más o menos centrada en nuestro objetivo. Las animaciones en pantalla varían en intensidad según nuestra efusividad, así como el griterío de no-placer-precisamente.

Esta no te la viste venir ¿Eh, Kiryu?

Y si lo hacemos realmente bien seremos recompensados con ¡UNA GENUINA CACA DE PLÁSTICO! El arcade expende un truñito marrón real como el que veis en la esquina superior derecha ¡Recompensa por el esfuerzo! Que decían en Gears of War.

¿Tolo?… Pero qué….

No puedo decir con certeza si Boong-Ga Boong-Ga fue el pistoletazo de salida para los add-ons escatológicos en los videojuegos, las cosas asiáticas pueden ser muuuuuuuuuuuy retorcidas. Pero el buen conocedor de las cochinaditas y los simuladores de frunjimiento con waifus sin duda tendrán en mente cosas ante las que esta graciosa recreativa se queda en un juego de niños.

Porque eso es el kanchô, un juego de niños ¿O no? Bueno, espero que hayáis disfrutado esta breve entrada tanto como yo preparándola. Pido a los escasos lectores que aquí se hayan acercado me sepan disculpar la brevedad de este artículo, yo no acostumbro a ello. Pero como mi compañero de sección ya expresó, estamos en vacaciones y estoy haciendo maleta y ropajes para irme a la montaña a ver restos de dinosaurios (¿?). Quedo deudor de una entrada un poco más larga y seria dentro de dos semanas.

KANCHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.