Atomicrops es una mezcla entre el género farming y shooter, aunque suene extraño decirlo y parezca que a simple vista no casan ni con cola. Obra del desarrollador Danny Wynne y distribuido por Raw fury, este juego llega hoy en exclusiva a la Epic Store en forma de acceso anticipado, llegando posteriormente a Playstation 4, Xbox one y Nintendo switch.

En este humorístico juego, nos enfrentaremos a un mundo postapocaliptico en el que una explosión nuclear ha convertido la tierra en un yermo, no solo eso sino que todos los seres vivos han acabado mutando, y eso incluye a las plantas. Para poder ganarnos la vida y sobrevivir a los peligros del mundo exterior, nos tocará cuidar de una granja un tanto peculiar al tiempo que nos enfrentamos a los diferentes seres que querrán acabar con nuestra cosecha.

A pesar de lo que pueda parecer a simple vista, en realidad nos encontramos principalmente ante un roguelike en su mayoría. Nuestro objetivo es sobrevivir al paso de los días y las estaciones cultivando nuestro huerto, al tiempo que sobrevivimos a los enemigos que intentarán invadirnos. Hasta tal punto están presentes las mecánicas roguelike que si morimos, nos tocará comenzar la partida desde cero, desapareciendo cualquier rastro de lo que hayamos conseguido hasta ahora.

Una partida estándar funciona más o menos así: tenemos un ciclo de día/noche, cada día completo podríamos considerarlo como un «nivel» que superamos cuando aguantamos vivos 24 horas -en tiempo del juego, obviamente-, a su vez tenemos las estaciones del año que se dividen en grupos de tres niveles, por lo tanto cada tres días de juego pasaremos a una nueva estación con sus nuevos peligros y enemigos. Entre día y día podremos visitar el mercado, que es una especie de lobby principal donde podremos aprovisionarnos con nuevas semillas, armas o recuperar salud, entre otras cosas que todavía no desvelaremos.

Nada más comenzar el juego lo haremos directamente en el tutorial, donde nos irán explicando las diferentes mecánicas del cultivo. Lo cierto es que en ese sentido no tiene mucha complicación: basta con cavar un hoyo, meter la semilla y coger agua del pozo para que comience a regarse automáticamente. A simple vista puede parecer algo sin mucha profundidad, pero la gracia  de esto está en la variedad de semillas con las que contaremos, de manera que cada una germina bajo unas condiciones diferentes y nos beneficiarán en unas u otras cosas.

Por el día se podría decir que estaremos relativamente a salvo, pues nos dedicaremos a cultivar y a recolectar semillas que encontremos por ahí. Hay que decir que el ciclo de día/noche es bastante corto, por lo que entre el tiempo total y lo que tardan en germinar las plantas, solo podremos recolectar unos pocos frutos cada día. Mientras cultivamos, ocasionalmente aparecerán enemigos que tratarán de robarnos nuestra cosecha y tendremos que hacerles frente. Para ello contamos con nuestra fiel pistola de guisantes, con la que basta con apuntar y disparar para acabar con ellos. Las semillas para plantar tampoco son eternas, de hecho son muy limitadas y nos quedaremos rápidamente sin ellas. Para conseguir más, nos tocará adentrarnos en territorio enemigo donde conseguiremos nuevas semillas de los cadáveres de los monstruos.

Pero cuando cae la noche….cuando cae la noche es cuando el juego pega un cambio radical y se convierte en un twin stick shooter frenético al más puro estilo Enter the Gungeon. Una vez que se pone el sol, nos enfrentaremos a oleadas de enemigos que vendrán con todo lo que tienen para acabar con nosotros,  transformando nuestro huerto en un auténtico bullet hell. Estas oleadas se encuentran temporizadas en periodos de medio minuto cada uno, de manera que cuando pasen 30 segundos llegarán nuevos enemigos sin importar si hemos acabado con los de la anterior tanda o no. No faltarán también los bosses, a los cuales nos enfrentaremos en el último día de cada estación y cuentan con su propia barra de vida -y tiempo límite para acabar con ellos-, un auténtico desafío.

Para combatir a toda esta amenaza podremos contar con ayuda si tenemos algo de maña: en el mercado descubrimos que los frutos recolectados no son más que una especie de moneda para comprar mejoras y equipamiento para nuestro personaje, y esto incluye nuevas armas, habilidades e incluso vehículos -en forma de tractor, como no podía ser de otra forma-. No será fácil conseguir todo esto, necesitaremos muchas semillas para poder equiparnos en condiciones y además los objetos conseguidos tienen una durabilidad prefijada, por lo que podemos asegurar que es un auténtico reto sobrevivir.

Así es básicamente una partida cualquiera a Atomicrops, aunque no están todos los elementos que estarán en un futuro. Debido a su condición de acceso anticipado, aún no tendremos disponibles opciones como ciertos personajes jugables, la tabla de puntuaciones online o incluso la configuración de los controles, obligándonos a jugar con los botones ya asignados. Personalmente creo que es un juego que tiene potencial y esperemos que sepan añadir opciones interesantes de cara a futuras actualizaciones, pues nadie dijo que la vida del agricultor fuese fácil.

 


Este artículo ha sido realizado mediante una copia cedida por Raw Fury