Con el reciente Steam next fest de hace un par de semanas, pudimos probar una suculenta variedad de demos muy interesantes de todo tipo. Uno de los juegos que pudimos probar fue The Last Oricru, un curioso action RPG que viene desarrollado de la mano de Goldknights y editado por Prime Matter. Con fecha de salida en un momento indeterminado de 2022, le hemos echado un vistazo para ver lo que tiene que ofrecer.

The Last Oricru se ambienta en un mundo de fantasía futurista, donde encarnamos a un joven que despierta en una cápsula de hibernación y es reclamado por el lider del monasterio, pues aparecemos en un reino medieval con sus facciones y sus distintas razas. Allí descubrimos que somos inmortales, y como tal, se nos empiezan a encomendar tareas que implican luchar e ir a la guerra, pues nuestro don es bastante útil a la hora de ganar batallas.

Por lo que hemos podido probar en la demo, el juego se encuentra a medio camino entre western RPG y soulslike, lo primero por su formato centrado en la historia y los diálogos y lo segundo, evidentemente, por el combate.

Desde el primer momento ya podemos ver que las decisiones realmente importan y cambian la historia. Entrando un poco en leves spoilers, al principio podemos decidir si liberar a un esclavo de otra raza, aparentemente para ayudarle a escapar, pero si lo hacemos nos damos cuenta de que se ha dedicado a liberar al resto de esclavos y se han hecho con el control del monasterio, por lo que a partir de entonces estaremos bajo sus órdenes. Esto le da un toque de rejugabilidad enorme al título y nos presentará diferentes finales en el juego completo.

El combate, como ya hemos dicho, bebe directamente de la saga Souls como está ocurriendo con tantos juegos recientes -¿podremos hablar alguna vez sobre un nuevo action RPG sin necesidad de mencionar a la saga de From Software?-, utilizando la misma disposición de botones tanto para atacar como para defenderse. A pesar de ello, el combate en The Last Oricru tiene mayores toques de hack ‘n slash y no es tan táctico como la saga en la que se inspira, aunque seguimos teniendo el tema de tener que recuperar nuestras almas perdidas en el lugar en el que morimos por última vez.

Llegados a cierto punto de la demo, desbloquearemos una especie de servidor virtual que hará las veces de «hoguera», allí podremos descansar y gastar las almas acumuladas para subir de nivel, aunque no hay tantos parámetros que podemos subir más allá de los habituales fuerza, aguante, magia y dos o tres más. La verdad es que más allá de unas leves inspiraciones y objetos concretos, apenas se nota  la ambientación futurista, al menos en la primera hora de juego, casi toda la ambientación es medieval.

Pero en esta hoguera virtual desbloquearemos una sorpresa interesante: el modo cooperativo. Resulta que todo el juego se podrá jugar en modo para dos jugadores a pantalla partida, uno controlando al personaje protagonista y otro controlando a un holograma virtual de un campeón del pasado. El segundo jugador no podrá  acumular almas ni interferir en el desarrollo de la historia, pero podrá combatir a los enemigos junto al jugador principal para que se haga más fácil. El equivalente a las invocaciones de Elden Ring -por cambiar un poco de tanto souls- pero a lo largo de todo el juego.

Con tanto punto positivo, algún negativo tenía que haber y este lo encontramos en el apartado gráfico. A pesar de esta desarrollado en Unreal engine, los modelados de personajes y escenarios no llegan a dar la talla, además de tener una optimización un tanto pobre. De hecho, llegado a cierto punto de la demo, el juego se crasheaba una y otra vez por más que lo iniciaba y no pude continuar jugando.

Otro de los detalles a pulir es el sigilo, pues en ciertos momentos tendremos que avanzar sin que los enemigos nos vean. Sin embargo, no habrá ninguna acción ni mecánica dedicada al sigilo como tal, no podremos avanzar en cuclillas ni habrá coberturas tras paredes u objetos, simplemente tendremos que correr con el movimiento predeterminado del personaje pero avanzando cuando los enemigos estén mirando hacia otro lado, sin importar si hacemos ruido o no, lo que le quita bastante realismo.

Tras casi una hora de juego y habiendo visto a grandes rasgos lo que ofrece, puedo decir que The Last Oricru tiene mucho potencial e ideas muy buenas, pero se nota la falta de experiencia del estudio desarrollador a la hora de crear juegos de semejante calibre. Esperemos que consigan arreglar los fallos que evidentemente tiene el juego, y si lo logran, podemos estar hablando de un título que puede dar una importante sorpresa.