El otro día entré, como otros tantos, al servidor de Valheim en el que juego con unos conocidos. «¿Qué ibais a hacer ahora?», pregunto. «Necesitamos cobre y estaño, así que vamos a minar, vente que justo estamos ahora en el barco». Tras subir y empezar a navegar, lo siguiente que me dicen -yo era/soy un novato de cuidado- es «siéntate en el taburete o cógete al mástil que te vas a caer al océano». «¿Me dices que si no voy sujeto me voy a caer por el oleaje?». Y sí, así era. Y esta es una de las grandes virtudes de la ópera prima  de Iron Gate: la cantidad de detalles que tiene.

Porque os puedo hablar de los gráficos. De unos gráficos que, teniendo, de forma totalmente intencionado, unas texturas con una resolución bajísima y un poligonaje que hace bueno a World of Warcraft, consiguen una ambientación impresionante, ya sea con sol, lluvia, viento o niebla. A eso contribuye de forma notable su iluminación, que sin dudarlo ni un momento puedo afirmar que es de las mejores iluminaciones que he visto en videojuego alguno, no viendo a dos palmos si hay niebla, o viendo el sol reflejarse en el agua al atardecer formando estampas preciosas. Con 5 biomas relativamente diferenciados -unos más que otros-, es un juego que gana mucho visualmente al jugarlo.

También os puedo hablar del apartado de crafteo, donde, siendo un juego en Early Access, ya disponemos de bastantes elementos a la hora de construir, pudiendo levantar fortificaciones que son un prodigio de la ingeniería. Por desgracia esto no está a mi alcance, que me tengo que conformar con casitas cuadradas con las que tengo la posibilidad de meter una cama para dormir y poco más. El crafteo de herramientas y armas se divide por tiers, y tendremos las armas de piedra, de hierro, de cobre, de bronce y así, cada una mejor que la anterior, con un sistema de progreso claro, donde normalmente en el primer bioma podrás fabricar armas del primer tier, en el segundo bioma, del segundo tier…

En este sentido, la progresión se siente rápida, y al poco de empezar podremos tener ya una casita con un banco de trabajo que nos servirá para construir y reparar, y una cama que servirá para descansar y como punto de reaparición tras una muerte, por lo que, una vez asentados, podemos centrarnos en la exploración.

Porque también os puedo hablar de la exploración y el combate, y aquí me pararía un poco ya que los considero unas de las grandes virtudes que han hecho que Valheim venda dos millones de copias en poco menos de dos semanas. Estando en un mundo procedimental, cada vez que empecemos una partida nueva, el mapa será distinto, pero no seremos capaces de notar -al menos, yo no lo soy- en gran magnitud los elementos procedimentales de este, siendo un mapa que fusiona correctamente los distintos biomas y que incita a explorar. Con animales a lo largo de los bosques que favorecen la ambientación descrita anteriormente, haciendo que el entorno se sienta vivo, pronto nos daremos cuenta de que Valheim no es un juego fácil. Los enemigos nos matarán de pocos golpes, y tendremos que ir equipándonos y subiendo habilidades para poder adentrarnos en los entornos más hostiles.

Las habilidades se suben utilizándolas, muy al estilo Ultima Online The Elder Scrolls. Esto quiere decir que si corremos subiremos la habilidad de correr, si damos espadazos subiremos la habilidad del manejo de la espada, o si luchamos con una lanza, subiremos el manejo de la lanza. Esto nos permite centrarnos en nuestra arma favorita e ir aumentando nuestra habilidad a lo largo del uso de las distintas herramientas.

El combate no es nada del otro mundo, pero es funcional. Con un botón para atacar, y otro para cubrirse -más la pertinente esquiva-, podremos enfrentarnos a todos los peligros que atarrea el mundo del Valheim, destacando a los 5 jefes existentes en esta primera versión del Early Access que nos harán sudar, y que son la parte Souls del juego, siendo enemigos que podrán eliminarnos con pocos toques, y cuyos patrones tendremos que aprender si no queremos morir en el intento. Cada uno de estos jefes nos dará una ventaja que podremos habilitar en ciertas condiciones y que nos ayudará en el día a día, como utilizar menos resistencia para las acciones que hacen uso de esta, o talar más rápido, o simplemente poder tener siempre el viento de cola en el barco. Completaremos el juego cuando derrotemos a los 5 jefes y no será fácil hacerlo. Aunque lo será si nos ayudan nuestros amigos, claro. Y es que Valheim permite partidas compartidas de hasta 10 personas en una misma instancia. Hay que decir que esta limitación es relativa, porque jugando en servidores dedicados -aunque no muy caros-, con 6 o 7 personas, el lag ya empieza a ser notorio.

Sí, podría hablaros de los gráficos, de la ambientación, del crafteo, de la exploración o del combate. Y sí, con todo esto ya os hacéis una idea de qué es Valheim. Pero si quiero quedarme con algo, es con los pequeños detalles que ofrece. Que para construir una casa necesitaremos estructuras de apoyo, como pilares, por ejemplo, para que no se nos caiga el tejado. Que además, si no ponemos una ventana o una chimenea y hacemos una hoguera para estar calientes, podemos morir intoxicados por el humo. Que estas hogueras son necesarias porque por la noche hace frío, y ese frío ofrece penalizaciones al jugador. Que si construimos una casa al lado de una montaña con nieve, es posible que la nieve que va cayendo de esta se acumule en el tejado y, también, lo destroce. Que, como he dicho al principio, si hay oleaje fuerte mientras navegamos y no estamos agarrados a nada, podemos caernos. Que si talamos un árbol tenemos que tener cuidado porque el tronco de este cae y puede matarnos si nos cae encima. Y muchos más que aún no he descubierto. Y si todo el paquete de virtudes que tiene Valheim ya hacen de él un notable juego, adictivo como pocos -yo no soy muy fan de los survival-craft-, este tipo de detalles hacen que tenga un grandísimo potencial.

Obviamente no es todo bueno en Valheim. El rendimiento respecto a lo que ofrece en pantalla no es especialmente bueno, aunque sí es decente, pocas veces bajaremos de los 30 fps fuera de los poblados de los jugadores. Además, su IU es bastante arcaica, complicando cosas que deberían ser fáciles al jugador, sin contar la construcción, que cuesta demasiado ser medianamente preciso. Pero lo que peor llevo es el tema del lag, y es que, como he dicho antes, a partir de los 6 jugadores conectados a un mismo servidor, empieza a notarse demasiado, con puertas o cofres que no se abren o enemigos que se teletransportan.

Aún así, recordemos que es la primera versión de un juego en Early Access, y muchas de estas cosas se pueden mejorar. Sin duda, si sus creadores -ojo, un equipo de 5 personas- no se duermen en los laureles, tienen un juego con un potencial espectacular.

 


Este artículo ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Jesús Fabre