No pensaba que acabaría este año probando un juego realmente bueno. He jugado todos los títulos de gran escala que han salido este año y, aunque muchos prometían, ninguno ha terminado de llenar mi corazoncito gamer. Sin embargo, los títulos indie, como Animal Well o Another Crab’s Treasure, han sido una grata sorpresa y han conseguido mantenerme enganchado. Hoy os quiero hablar de un juego en acceso anticipado que me ha dejado un muy buen sabor de boca: VOIN. Hablaba de Animal Well porque también fue creado por un único desarrollador, algo que también ocurre con este título.

Las comparaciones pueden ser odiosas, pero VOIN guarda cierto parecido con juegos como DOOM o Elden Ring. Sin embargo, este juego desarrollado por Nikita Sozidar y publicado por tinyBuild tiene una personalidad propia que, pese a algunas similitudes, consigue diferenciarse y ofrecer una experiencia fresca y emocionante. El sistema de juego combina la esencia de los roguelite con un toque de hack and slash. Derrotar hordas de enemigos y jefes menores nos otorga puntos de sangre, que podemos usar para mejorar nuestras habilidades pasivas, como incrementar el daño, o mejorar nuestros artefactos y poderes.

En VOIN, encarnamos a una entidad sin nombre creada por un antiguo mago con la misión de purgar la tierra de plagas y corrupción. El juego presenta un diseño de niveles semiabierto, donde se pueden explorar zonas secundarias y encontrar tesoros, aunque la exploración no es el enfoque principal. A pesar de esto, no se trata de un paseo por el campo: cuenta con modificadores de dificultad que incrementan la vida de los enemigos, su cantidad e incluso la rareza de estos. Esta mecánica promete ser clave en el futuro, aunque actualmente se siente un poco desaprovechada por la limitada variedad de enemigos.

El protagonista, pese a ser poderoso, también se siente vulnerable: puede dashear solo tres veces, realizar un golpe simple o uno cargado y, de recibir cuatro golpes, moriría. Sin embargo, el tiempo se detiene al esquivar y realizar un golpe perfecto, permitiéndonos recuperar algo de vida. Además, cuenta con poderes únicos que le otorgan una velocidad vertiginosa al combate. Por ejemplo, “Mil Rayos” electrifica nuestra arma y nos lanza contra los enemigos con un golpe preciso. Estos poderes, combinados con la variedad de armamento, hacen que el combate sea extremadamente entretenido.

Eso sí, al estar en acceso anticipado, el juego tiene puntos que necesitan mejorar. Actualmente, la variedad de enemigos es limitada, lo que puede hacer que la experiencia se vuelva algo monótona conforma avancemos. Afortunadamente, el roadmap del juego promete mucho más contenido, nuevos desafíos, armas, equipamiento y enemigos en su versión final que podemos esperar en aproximadamente un año.

En el apartado visual, VOIN utiliza Unreal Engine para ofrecer una experiencia gráfica notable, con un filtro retro que le da un aire a juegos de generaciones pasadas. La paleta de colores apuesta por un estilo lúgubre y vibrante a la vez, recordando a las Tierras Intermedias de Elden Ring. Los escenarios tienen buena variedad y están diseñados con armonía. En cuanto a accesibilidad, el juego incluye opciones como barras de vida para los enemigos, salvo los jefes finales.

En el apartado sonoro, VOIN se decanta por sonidos ambientales que complementan la experiencia inmersiva. Si bien el audio está bien implementado, no llega a destacar y queda relegado a un segundo plano. Un detalle positivo es que el juego está traducido a 11 idiomas, incluyendo español.

En definitiva, VOIN me ha dejado un muy buen sabor de boca, especialmente considerando que ha sido desarrollado por una única persona. Por 20 euros en PC, es un título altamente recomendable para quienes disfruten de first person shooters con toques de hack and slash al estilo de Samurai Warriors. Eso sí, recordad que se trata de un acceso anticipado: aunque tiene bastante contenido, puede quedarse corto para algunos. A pesar de ello, la jugabilidad ya apunta a que VOIN tiene el potencial para convertirse en un gran juego en el futuro. ¿Lograremos acabar con la plaga? Solo el tiempo lo dirá.