Woblyware nos presenta Omega Strike, un metroidvania con destellos de Metal Slug protagonizado por tres guerreros, que demuestra que, con muy poco, se puede lograr mucho. El Doctor Omega trama algo que llevará al mundo a su desolación, y nosotros no estamos dispuestos a permitir que se salga con la suya, por muchos mutantes que haya creado para formar su ejército.

Aunque la acción recuerda considecablemente a Metal Slug, hay que destacar las principales señas de identidad de Omega Strike: la combinación de diferentes personajes y sus mecánicas de bactracking, al más puro estilo metroidvania, esa palabra que usamos cuando hablamos de títulos tan aclamados como Metroid, Ori and the Blind Forest o Hollow Knight, entre otros.

Si comenzamos por los personajes, bastan cinco minutos para comprobar que nos tocará alternar entre todos ellos —tres— constantemente. El primero de ellos porta un rifle de asalto, el arma con más alcance y cadencia del juego. Además, este soldado es capaz de rodar para pasar por túneles estrechos y engancharse a ciertos elementos que nos permiten salvar algunos obstáculos. Por otro lado, tenemos al artificiero, capaz de plantar bombas para destruir algunas superficies y de portar un lanzagranadas, un arma especialmente útil cuando necesitamos acertar a nuestros enemigos sin salir de nuestra cobertura.

Por último, tenemos al escopetero. Como su propio nombre indica, la escopeta es su especialidad, un arma capaz de hacer estragos a corta distancia. Además, este personaje es el único capaz de realizar un doble salto, una habilidad que no solo nos permite alcanzar lugares inaccesibles; también es una forma muy útil de recorrer rápidamente los escenarios que nos toca explorar. Por si fuera poco, su habilidad definitiva nos permite ejecutar un dash, ideal para sortear algunas de las trampas más peligrosas del juego.

La mecánica basada en cambiar de protagonista funciona a las mil maravillas; cambiamos de personaje en tiempo real sin que la acción se vea afectada en ningún momento. El cambio se sucede con tal inmediatez que, cuando las circunstancias lo requieren, podemos llegar a enlazar varias habilidades cambiando de unidad sin tocar el suelo. Además, al contar cada uno con un arma única, resulta muy recomendable estudiar qué tipo de proyectil es más efectivo ante nuestros enemigos. Esto es algo que se ve potenciado durante la gran mayoría de combates ante los jefes finales, que tienden a variar sus patrones de movimiento. Siendo así, lo más inteligente es aprender a dominar tanto las armas, como las habilidades de cada soldado.

Aunque los enemigos a los que hacemos frente no han sido diseñados con demasiada inspiración, hay que destacar los citados jefes finales. Teniendo en cuenta que Omega Strike no es un título excesivamente largo —entre cuatro y seis horas a lo sumo—, la cantidad de batallas especiales es bastante interesante, llegando a depararnos hasta una docena de estos temibles enemigos. No estamos ante un juego especialmente difícil, pero, si nos despistamos, cualquiera de los jefes a los que debemos enfrentarnos es capaz de borrarnos del mapa en un abrir y cerrar de ojos. Sin lugar a dudas, estos encuentros representan los mejores momentos del juego.

Si dejamos a un lado las posibilidades que nos ofrece la parte de acción, no podemos olvidarnos del desarrollo del juego. Durante los primeros compases, uno puede pensar que estamos ante un título que se divide en misiones. Nada más lejos de la realidad; tenemos un mundo que disfruta de un diseño de niveles bastante interesante, y podemos explorarlo con total libertad. Encontrar un objeto clave que nos permita abrir una puerta en un determinado lugar, dejar atrás una ubicación inaccesible para volver conforme hayamos adquirido una nueva habilidad o buscar todos los objetos coleccionables son las premisas básicas de todo metroidvania, y Omega Strike no dista mucho de ello.

Desbloquear el 100% del juego puede tomarnos unas seis horas y, aunque la experiencia no sea especialmente longeva, la intensidad con la que se sucede todo y lo bien escondidos que se encuentran algunos secretos termina dando lugar a un título que da de sí lo justo y necesario. Los objetos coleccionables se dividen en bloques de vida, cofres con monedas —que podemos usar para mejorar tanto la potencia como el alcance de nuestras armas— y botiquines. No es que tengamos un gran catálogo de secretos, pero, si somos de esos jugadores que no descansan hasta exprimir todo lo que un juego nos ofrece, nos tocará permanecer atentos durante las varias visitas que haremos a cada ubicación.

Es probable que Omega Strike no hiciera demasiado ruido durante su lanzamiento. La cantidad —y variedad— de propuestas de carácter similar es muy elevada y no todos lo tienen tan fácil. No obstante, Omega Strike es un juego muy disfrutable, especialmente recomendable para cualquier amante de títulos con sabor añejo como el citado Metal Slug, Demon Front, Bay Route… Además, el título a cargo de Woblyware cuenta con mecánicas propias del metroidvania tradicional, algo que, a buen seguro, gustará a cualquier seguidor del género.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Digerati Distribution