A pesar que Nintendo Switch lleva ya casi 3 años a la venta, la tendencia a lanzar ports de juegos de la pasada generación en la híbrida de Nintendo no parece tener fin. A la dilatada lista entre títulos de la propia Nintendo y de third parties, se ha unido por sorpresa Bulletstorm: Duke of Switch Edition. Y no porque no supiésemos que el juego estaba en desarrollo -el cual fue confirmado por la propia Gearbox el pasado mes de marzo en la PAX East-, sino porque su fecha de lanzamiento nunca fue confirmada. Así, como quien no quiere la cosa, esta versión definitiva de Bulletstorm llegó el pasado 30 de agosto a la eShop de Nintendo Switch.

En su momento, Bulletstorm recibió una buena acogida entre la prensa del sector, aunque en cuanto a ventas no llegase a destacar precisamente. Supongo que sus creadores esperaron más de este juego, que además venía firmado por el mismísimo Cliff Bleszinsky.

Con esta Duke of Switch Edition tenemos entre manos una suerte de edición definitiva del juego que ya apareció en 2011 en PC, PlayStation 3 y Xbox 360 y que llegó en forma de remaster en 2017 -subtitulada para la ocasión como Full Clip Edition– de nuevo a PC y a PlayStation 4 y Xbox One.

Para esta ocasión, se nos brinda un port de la misma versión que llegó al resto de plataformas de la actual generación, pero con el añadido de poder jugar la campaña con nuestro buen amigo Duke Nukem sin tener que pasar una segunda vez por caja para comprar un DLC. Y, evidentemente, con algún recorte gráfico respecto al resto de versiones por la diferencia de potencia que hay entre Nintendo Switch y el resto.

¿Y qué nos vamos a encontrar en Bulletstorm?. Tiros, tiros, y más tiros. Y, entre medias, más tiros aún. Eso sí, todo aderezado con un buen sentido del humor, demostrando que la única pretensión que tiene es divertir al jugador sin demasiadas complicaciones.

En Bulletstorm tomamos el control de Grayson Hunt, un ex-soldado de la unidad élite de la Confederación de los Planetas que se ve envuelto en una vendetta personal contra su anterior jefe, el general Sarrano, tras la traición que éste comete. Acompañando a Hunt tenemos a Ishi Sato, otro ex-miembro de esta unidad de élite que se ve transformado en un cyborg en esta trifulca..

En esta edición y como ya hemos comentado, en lugar de Hunt podemos elegir controlar a Duke Nukem en toda la campaña. Seleccionar uno u otro no tiene repercusión jugable. Afortunadamente esta decisión no queda simplemente en algo estético, sino que también lo hace en los diálogos.

Aunque se hace muy divertido escuchar a Duke con todos los chistes y expresiones que va soltando, sí se nota que sus intervenciones están en numerosas ocasiones y como se suele decir, metidos con calzador. No he podido evitar tener la sensación de que han tenido que sustituir los diálogos de Hunt con la historia ya escrita y cerrada varias veces a lo largo del juego. Para quienes ya disfrutasen del juego en su momento, la elección de Duke como protagonista es totalmente obligada, ya que aunque el juego es igual en cuanto a desarrollo, escuchar a Duke y sus irreverentes comentarios son el factor diferencial.

A nivel visual nos encontramos con un juego bastante robusto. A pesar de no ser un portento gráfico, evidenciando que el Unreal Engine 3 ya va quedando obsoleto, el apartado gráfico cumple con creces su cometido. Destacan sobre todo ciertos escenarios más abiertos, con algunos efectos gráficos y de iluminación muy vistosos, así como una paleta de colores que da un resultado final muy llamativo. Tampoco puedo olvidarme de la destacable nitidez de los elementos que pone Bulletstorm en pantalla.

Como no todo iban a ser virtudes, encontramos también ciertos defectos. El juego funciona en general muy fluido con una tasa de frames estable, sobre todo cuando somos nosotros los que  estamos al mando de nuestro protagonista. Pero esta fluidez se resiente fundamentalmente en algunas secuencias de video. Por otro lado, nos encontramos texturas que están por debajo de lo que cabría esperar de una versión definitiva de un juego que tiene ya 8 años. Afortunadamente, el impacto jugable de estos defectos es prácticamente nulo, pero eso no quita que empañe el resultado final y la sensación que el jugador se lleva del juego.

El desarrollo y planteamiento del juego es lo que se puede esperar de un FPS: Avanzar y matar para seguir avanzando. Aquí el diseño de niveles es bastante simple y se basa, como se suele decir, en «tirar p’alante como los de Alicante». No encontraremos intrincados niveles llenos de puzles y backtracking. Contrapuesto a esta aparente simpleza, iremos desbloqueando varias armas, no muy numerosas, pero al menos sí lo suficientemente diferenciadas como para justificar su reducido número.

El meollo del todo el juego y lo que lo hace tan divertido es que se nos recompensa por nuestra creatividad al matar a los enemigos. Cuanto más creativos y bestias seamos, recibiremos más puntos para emplear en desbloquear armas y mejoras para ellas. Tirarlos al vacío tras un patadón cual espartano, empotrarlos contra una pared de pinchos o hacer que se los coma una planta carnívora son solo algunos ejemplos de las muchas posibilidades que tendremos para despacharlos. Y de paso, quedarnos bien a gusto.

Mención especial merece el gancho/garfio con el que podremos interactuar con algunos elementos de los escenarios, incluyendo enemigos. Será otra forma más para ayudarnos a aniquilar a cuanto enemigo se nos presente.

El control del juego funciona bastante bien, aunque me resulta extraño que no hayan sido capaces de implementar control por giroscopio en el apuntado. Aunque tiene asistencia en forma de autoaim, se hace mucho más cómodo poder apuntar con giroscopio. Por pedir que no quede, pero estaría bastante bien si sacaran un parche con esta función. Debe ser ya la costumbre adquirida en Splatoon 2, pero volver a apuntar utilizando exclusivamente el joystick derecho se me hace muy arcaico y, sobre todo, tremendamente impreciso.

La duración del juego se encuentra dentro de los esperable comparado con el resto de juegos del género. Completar la historia nos llevará unas 10 horas aproximadamente, quedando más o menos en la media de otros juegos del género. Incomprensiblemente, para esta ocasión el modo multijugador en línea ha sufrido un bonito tijeretazo. De hecho no ha quedado ni rastro de él -aunque sí está presente en la Full Clip Edition-, lo cual en mi opinión es una decisión errónea.

Finalmente, esta versión de Bulletstorm conserva todas las virtudes del original y el añadido de poder destrozar enemigos tumbados en la cama, aunque por el camino se haya perdido el modo multijugador. Un juego muy entretenido y recomendable.

La decisión de jugarlo en una plataforma u otra queda supeditada a las preferencias personales de cada uno. Si queréis disfrutarlo en modo portátil, la versión de Nintendo Switch debe ser sin duda la elegida. Si buscáis el mejor apartado gráfico y una mayor fluidez, desde luego que lo ideal es decantarse por las versiones de PlayStation 4 y Xbox One.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Gearbox Software