Cuando creemos que ya está todo inventado, siempre aparece algo nuevo que nos sorprende, y esa es la lección que enseña este HyperParasite, un juego indie, que cogiendo elementos de por aquí y de por allí, ha sabido armar una jugabilidad de lo más interesante. Y repetimos, nada de lo que veamos será posiblemente nuevo, pero seguro que no lo habíamos visto antes junto. Los chicos de Troglobytes Games, un estudio indie del sur de Italia, compuesto tanto por veteranos de la industria como por nuevos talentos nos presentan su último trabajo, HyperParasite, el cual es posible que ya conozcamos ya que hace un año se lanzó en Steam en formato Early Access, y es ahora cuando va a abandonar ese formato y además va a ser lanzado en todas las consolas actuales.
Antes de hablar de las originales mecánicas y el contenido que nos espera en HyperParasite, vamos a explicar el cachondo argumento que los desarrolladores nos han preparado. Y es que esta vez somos los malos de la película, un alienígena con muy malas pulgas y un objetivo claro, destruir a la humanidad. Y este alienígena viscoso con tentáculos que parece más un pulpo que un alien tiene una característica más, es un parásito. Este detalle tan simple, ofrece ilimitadas opciones para el juego, porque nuestro malvado parásito ha trazado un plan maestro para acabar con la humanidad, y es ir tomando posesión de humano a humano hasta que pueda infectar al propio presidente y así pulsar el botón rojo que acabe con la vida humana en el planeta.
Con esta interesante premisa se nos presenta un twin stick shooter de vista aérea, que también tiene elementos de brawler -no siempre atacamos disparando, sino que también tenemos a nuestra disposición ataques de melé-, y que basa su jugabilidad en ir infectando a los enemigos humanos para poder controlarlos y usar sus características propias. En el juego tenemos 60 tipos de humanos diferentes que infectar, esto incluye tanto humanos normales, como bosses, el único requisito para poder poseerlos es haber conseguido su cerebro antes al derrotarlos, y llevar este al laboratorio, donde a partir de entonces se nos ofrecerá la opción de desbloquear la infestación de ese personaje a cambio de una cantidad de monedas, generalmente elevada.
Una vez que hayamos desbloqueado a un enemigo -con su cerebro y pagando por él- cada vez que lo veamos podremos tomar posesión de él y usar sus habilidades. Con los enemigos que aún no hemos desbloqueado, veremos un icono de un candado sobre ellos, y nos será imposible infectarlos. También se nos dará la opción de guardar hasta tres cuerpos para usarlos cuando queramos, ideal para conservar los cuerpos más fuertes. Y como ya hemos dicho, cada humano tiene sus propias técnicas, que suelen componerse por un ataque básico, de proyectil o melé, y un ataque especial, más poderoso pero con tiempo de recarga. En forma de parásito también podremos disparar, infectar, y usar un dash. Cuando juguemos como un humano, al perder toda la vida, nuestro parásito se deshará del cuerpo -también lo podemos hacer a voluntad-, sin embargo en forma de parásito si perdemos toda la vida, moriremos permanentemente, y el mapa se reconfigurará para una nueva partida.
El mapeado es el otro protagonista del juego, y es que estamos ante un juego con elementos roguelike y el mapeado se reconfigurará cada vez que muramos. Eso sí, mantendremo todos los tipos de humano que hayamos desbloqueado en la partida anterior con lo que podremos progresar más, aunque nos llevará un buen número de horas. Las pantallas guardan secretos, y pueden contener pasadizos, además se puede viajar rápidamente desde cualquier pantalla para volver a otras pantallas que ya hayamos despejado, o al laboratorio y la tienda. En la tienda podremos comprar varios itéms como más vida o fuego por ejemplo, pero estos ítems los perderemos si perdemos nuestro cuerpo humano, por lo que hay que pensar en el uso que les vamos a dar. También iremos encontrando restos de otros alienígenas en forma de halos de energía que podremos absorber y tendremos que elegir si aumentar la vida del parásito, la fuerza del huésped y la defensa, aunque al morir y volver a empezar, empezaremos sin ninguno de ellos.
Para representar la acción de HyperParasite se ha utilizado un gracioso pixel art sobre un motor 3D, y una estética muy ochentera, al que el juego rinde tributo con diferentes guiños, el resultado es francamente interesante. El juego se mantiene fluido, incluso en momentos con más carga con muchos efectos de luz y enemigos en pantalla, lo que es de agradecer. Se ha contado con una banda sonora con temas propios del género synthwave, y se ha puesto bastante mimo en ella.
No se le puede pedir mucho más a HyperParasite, es fresco, novedoso, gamberro y divertido, lo único que le falta es variedad. No es que sea lo más importante, pero visitar siempre los mismos escenarios -a pesar de la generación procedural que realmente sólo afecta al mapeado, y a la colocación de los elementos en casa pantalla- puede resultar un poco monótono, el mal endémico de muchos juegos con mecánicas roguelike. Aún así los valores de rejugabilidad son importantes, siempre podremos querer completar los 60 personajes, o romper el juego jugándolo como alguno de los jefes infectado y poseído por nosotros. Las opciones son muchas, y el cooperativo añade aún más diversión.
Los chicos de Troglobytes Games han sabido inspirarse en clásicos como el incombustible Smash TV y aplicarles mecánicas jugables de nuestros días, como la generación procedural de escenarios, y los elementos roguelike, y finalmente añadirle el talento que atesoran para aplicar una idea tan loca como divertida, y crear un envoltorio audiovisual de marcado carácter ochentero y con varios guiños a aquella década. Sin duda habrá que seguirles la pista y estar pendientes de sus futuros proyectos, mientras le echaremos horas y horas a HyperParasite, y a ver si con suerte nos sorprenden con algo más de contenido.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por PR Hound