Sable es un fijo para mucha gente desde hace tiempo. Se ha pasado por muchas ferias, y su peculiar estilo artístico junto a lo abierto de su propuesta ha ido reuniendo a una legión de fans. Ha llegado el momento de averiguar si todo ese interés estaba fundado o no. Sable llega a nuestras pantallas, y es el momento de salir a viajar para conocernos a nosotros mismos. Un viaje para recordar.
Sable es un juego de exploración en tres dimensiones, ese es el principal y último fin del título. Se trata de un juego donde el personaje -que da nombre al título- no puede morir, donde no existe el combate. Solamente nuestro planeador y las ganas de explorar. Se trata de un juego de introspección, donde conocemos a nuevas personas, nuevas culturas y debemos de salir de nuestro entorno conocido para averiguar quienes somos y a que nos dedicaremos el resto de nuestras vidas.
Esto no será tarea fácil. No basta con explorar y deambular sin objetivo, y lo más importante será encontrar máscaras distintas, cada una propia de una profesión. Pero no hablemos más de eso, Sable lo deja muy claro. Este viaje es de como una niña deja de serlo y pasa a ser adulta, y el destino es el viaje, no el final. Hay que divertirse, ese es el objetivo final y más importante.
Un sencillo tutorial explica la primera zona, como funciona el control y las pocas pero necesarias piezas de exploración. Una brújula y un catalejo para marcar los objetivos, y una simple habilidad para flotar, que junto a nuestra planeadora -una moto que sobrevuela el desierto- potenciará más nuestros movimientos. Como veis, todas las habilidades y artefactos que usamos están orientados a lo mismo: la exploración.
Ya en la primera zona nuestra libertad de movimientos es total. A pesar de las misiones que nos ofrecen, podremos movernos por cualquier parte, y eso incluye el sistema de escalada. Si tenemos suficiente aguante, solo el cielo es el límite. La mayoría de puzles que el juego ofrece tienen que ver con la escalada y el plataformeo, como alcanzar cierto lugar o cómo superar cierto obstáculo. Aunque la escalada es uno de los puntos principales del título, no es el único puzle; existen algunos más clásicos en lo que entendemos por rompecabezas, pero nunca nos hacen detenernos mucho en el mismo lugar. El movimiento es uno de los puntos claves de Sable, y la libertad para llevar a cabo esa movilidad. Podremos mejorar nuestro personaje a lo largo de su aventura, pero la vestimenta no cambia nuestras estadísticas. Como expliqué antes, no hay combate, por lo que estadísticas como la defensa o el ataque carecen de sentido.
Pero todo esta libertad carecería de sentido sin un control a la altura, y Sable lo ofrece, con algunos peros. El movimiento y los saltos del personaje dan bastante juego, podemos movernos a placer, cambiando la dirección en el aire. La levitación también es interesante, dura pero manejable, justo lo que pide el título. Sin embargo, algunas veces el modelado de los escenarios “tiembla” y el personaje se agarra a ciertos lugares que no están preparados para ello, o justo lo contrario. Esto no pasa muy a menudo, pero en ciertos momentos puede arrebatarnos la victoria de un salto o una escalada realmente complicada. De todas formas, es algo esperable en un escenario tan gigantesco como es el mundo de Sable, y se le coge el truco rápidamente.
El movimiento de la planeadora es también una delicia, y más de una vez he usado la inercia de ésta para llegar a algún recoveco al que normalmente sería imposible acceder. Muchas veces la moto se volverá loca y dará vueltas locas, pero esto simplemente le añade más profundidad y realismo: conducir es algo complicado y mantener el control de un un vehículo de estas características no es tan sencillo como parece. El control de la planeadora dependerá de las partes de la misma, que encontraremos explorando o comprándolos. El rendimiento y el aspecto cambiarán.
Sin embargo, sí que hay un problema que me ha afectado en todo el plataformeo y exploración: la cámara. No me malinterpretéis, en general funciona bien, pero es obvio que un juego con tanta libertad podría sufrir problemas como este, y si no tenemos suerte es posible ver cosas raras. También ha habido momentos donde la cámara se ha vuelto loca, pero esos han sido los menos. Otro problema que parece que ha sido propio de la versión de PC ha sido el rendimiento, que es bastante pobre a lo largo de todo el título. Sin embargo, los desarrolladores de Sable han dejado claro que están al tanto del problema y que están trabajando en un parche que saldrá poco después del título. Si no he llegado a disfrutar en todo momento de Sable ha sido por el rendimiento, por lo que espero que este parche resuelva esto.
Sable obviamente ofrece una buena cantidad de coleccionables, en forma de dinero para comprar nuevos objetos, o los mismos objetos. Dado que la exploración es el mismo núcleo del título, es divertido y no necesita de enormes recompensas; el hecho de llegar a un lugar y ver el paisaje es a veces suficiente recompensa.
Llegando ya casi al final de este análisis, toca hablar del apartado visual, que es sin duda una absoluta maravilla. Probablemente estamos ante el juego más bonito de este año. Su estilo visual cartoon y sus colores vivos son una delicia, y su arte inspirado por Moebius es para quitarse el sombrero. El trato del color de la noche al día es una cosa que nunca antes había visto, y los efectos son una maravilla. ¿Merece la pena jugar Sable simplemente por verlo en acción? Indudablemente si.
Pero cuando crees que lo bueno se ha acabado escuchas el tema al salir de la zona que sirve de tutorial. Un tema vocal sublime suena mientras te adentras en el vasto desierto por primera vez, y sabes que lo que te queda por delante va a ser algo que recordarás durante bastante tiempo. Por otra parte, el juego usa una banda sonora minimalista durante la exploración más tranquila. Por último, el sonido es de una calidad notable, y está lleno de detalles que hacen que incluso un mundo aparentemente muerto como puede ser un desierto suene vivo y lleno de color.
En conclusión, Sable es un título que hay que jugar. Los problemas de cámara y de rendimiento son, probablemente, pasajeros, pero la exploración es para siempre. Un juego tan abierto no es para todo el mundo, pero aquellos que valoréis la libertad por encima de otros aspectos, comprad Sable. Y los que no, pues tendréis que comprarlo también. Es tan bonito, que querréis vivirlo en vuestras propias carnes.
Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cdida por Raw Fury