Análisis

De todos los títulos que han aparecido estos dos años y medio en el portal, Stilstand sin duda es uno de los que menos entran en la categoría de videojuego. Lo haría incluso menos que las visual novels que de vez en cuando también aparecen por aquí, porque estamos ante un cómic interactivo hecho por Ida Hartmann y trasladado a PC y smartphones por los daneses Niila Games. Una historia de tristeza, soledad y depresión.

Y sinceramente, podría haber dejado la reseña con ese simple párrafo de ahí arriba. Stilstand es lo que es y no ha pretendido esconderlo nunca. Todo se basa en lo que su oscura y emocional historia le transmita de manera muy personal a cada…bueno, jugador, a falta de tenerla en papel. Una historia de una joven mujer sin nombre, pasando un largo y muy caluroso verano en Copenhague.

De hecho, esta entrada bien podría haber salido sin número, dado lo que tenemos delante, aún incluso con la inclusión de cierta interacción y minijuegos. Porque podrían no haber existido y habernos limitado a clickar y pasar bocadillos y viñetas, y el resultado sería en gran medida similar. Es mucho más poderosa la narrativa que el hacernos partícipes en la misma.

Sobre lo primero, tengo que decir que como fanático del mundo del cómic en todas sus vertientes, estoy encantado con la visualidad de Stilstand. No solo es el dibujo y diseño de Hartmann, sino el trabajo de los programadores añadiendo sencillas animaciones, efectos y toques de movimiento, no nos limitamos a pasar viñetas a golpe de ‘click’, estas tienen… vida.

Y se acopla una parte sonora que encaja como un guante, con sencillos efectos para ese paso de viñetas, la aparición de bocadillos, de escenas, de oscuros momentos… junto a una música de Andreas Lagerstedt que solo potencia, nunca distrae de la narración tan directa y visual como es un cómic donde miramos y leemos. Esto último, en inglés, francés, alemán y danés, nada de español, por desgracia.

El espectador/jugador tendrá momentos de color durante la partida que marcarán la interacción, que puede ser mover el brazo de nuestra protagonista, mandar mensajes de texto por su móvil, elegir respuestas y decisiones, y hasta jugar a sencillos mini-juegos en ocasiones. Pero es lo que digo, es muy accesorio, ‘jugamos’ más que en una visual novel pero intervenimos menos de forma real.

¿Y la historia? Pues eso, convivir con nuestro incómodo <o no…> compañero y… ¿Amigo? ¿Qué proyectaremos en él? ¿Que opinamos? Como digo, este notable alto es la puntuación más personal que he puesto en esta web, porque se basa simplemente en como me ha llegado este tebeo digital. No escondo tampoco que prefiero esta forma de narrar historias a las de las visual novels, es que es mucho más cómodo leer bocadillos y cuadros de textos que el omnipresente bloque inferior de palabras.

La verdad es que también le puedo dar más vueltas a la cabeza y pensar que quiero más cómic así. Soy un enamorado del papel, leo en digital solo cuando las circunstancias me fuerzan mucho a ello, y aquí he encontrado una experiencia cómoda y mejor, que funciona. Esto va más allá de One y su webcómic de One Punch Man, hay más producción… y precio.

Creo que la parte más controvertida es como un tebeo que nos ventilaremos en una hora, sin bifurcaciones argumentales -las elecciones y decisiones son para implicar más al jugador hacia lo que nuestra protagonista siente-, con un único final y la única «rejugabilidad» de releer como en cualquier cómic, vale 7,99 € en Steam, y 5,49 € en móviles. Lo gracioso es que el aumento de precios en cómics dejaría realmente esta novela gráfica digital muy competitiva, y con valor añadido por sus logros narrativos.

Seguramente muy poca gente pase por esta historia. Cuando uno de los cómics más comerciales de occidente como es el Batman de DC ha tenido momentos donde ha bajado de las 100.000 unidades mensuales en EEUU, las historias menos conocidas, en un medio donde pueden recibir valoraciones muy hostiles por su escasa capacidad jugable además, lo tienen harto difícil. Razón de más para reivindicar y sacar de las sombras obras como Stilstand.