La llegada de la nueva generación de videoconsolas, junto a la ansiada implementación de la retrocompatibilidad como un nuevo estandar, ha permitido la creación de los llamados «ecosistemas». Los fabricantes de hardware han abandonado la idea de que cada nueva generación supone un borrón y cuenta nueva y, en su lugar, han permitido que los jugadores migren sus cuentas, sus trofeos y sus juegos a su flamante nueva consola. Esto, que indudablemente ha traído consecuencias muy beneficiosas para los usuarios, ha permitido también la aparición de nuevas vías de negocio para los desarrolladores y distribuidores.
Una de las más interesantes ha sido la posibilidad de relanzar títulos en versiones mejoradas que puedan sacar partido de las posibilidades de las nuevas máquinas, ofreciendo actualizaciones gratuitas a aquellos usuarios que ya hubieran adquirido dicho titulo en su versión original. Algunas de estas versiones definitivas están más trabajadas y otras menos, al igual que algunas son más necesarias que otras, pero, en general, de este modo se consigue dar nueva vida comercial a un juego, así como recompensar y fidelizar a los compradores primigenios.
Outward: Definitive Edition es la ultima muestra de esta política, con una versión para nueva generación que se ha puesto recientemente a la venta y que es ofrecida de forma gratuita a todos aquellos compradores del juego original que, a su vez, también dispongan del DLC The Three Brothers. Esta versión definitiva recopila todo el contenido publicado hasta la fecha para Outward, al mismo tiempo que incorpora diversos añadidos de calidad de vida y mejoras técnicas.
Resultaba una de las reediciones a priori más interesantes para mí, pues Outward es un estupendo juego publicado en 2009 que supo mezclar con mucho acierto el rol occidental más tradicional con la exigencia de un combate al más puro estilo Souls. Es un título en el que el progreso resulta lento y laborioso, no apto para todos los públicos, en el que no recibiremos apenas detalles de que rumbo llevar o como progresar y en el que cualquier enemigo puede ponernos las cosas muy difíciles durante las primeras horas.
Además, y aquí radica el gran punto fuerte del juego, se añaden un montón de mecánicas de supervivencia. Nuestro personaje irá cargado con una mochila con un almacenamiento limitado y si sobrepasamos el peso que el protagonista puede llevar encima, se ralentizará su paso y se cansará más rápido. Por otra parte, hay que estar muy pendiente de las necesidades básicas del personaje. Le afectará la temperatura, tendrá hambre y sed, tendrá estados alterados como confusión y podrá incluso enfermar.
Por todo ello, el descanso se convierte en un factor importante. Si estamos provistos de un petate, podremos desplegarlo donde queramos y descansar de nuestro arduo día. Así podremos reponer nuestra vida, reparar aquellos objetos que estén deteriorándose por el uso o evitar emboscadas mediante guardias.
Pero el dormir tiene consecuencias y es que nuestro personaje se encontrará más sediento y hambriento, por lo que deberemos tener provisiones para paliar los efectos de tantas horas sin comer o beber. Si antes de ponernos a descansar el personaje tiene una sed atroz o un hambre voraz no se nos permitirá tener un sueño reparador, deberemos subsanar esas necesidades básicas antes de dormir.
¿Qué pasa si nos mata un enemigo? Pues dependiendo de donde nos encontremos, es posible que amanezcamos en una cueva de hienas, heridos y sin apenas recursos para curarnos. En otras ocasiones, tendremos la suerte de tener cerca todos nuestros enseres y será más fácil volver a nuestra ruta.
Además, y al más puro estilo Gothic, en Outward podremos escoger muy rápidamente entre tres facciones: La Sagrada Misión de Elatt, El colectivo de la Cámara Azul o el Heroico Reino de Levante. Dependiendo de nuestra decisión, el juego se irá desarrollando hacia diferentes zonas, lo que permite volver a empezar el juego y rejugarlo tomando diferentes decisiones.
Toda esta mezcla de mecánicas e influencias funciona estupendamente y Outward, si eres parte del publico al que va dirigido, consigue atrapar y resultar muy entretenido, ofreciendo centenares de horas de contenido. Es por ello que, como decía anteriormente, tenía grandes esperanzas puestas en esta reedición, pues la versión de consola del juego original tenía los achaques lógicos de un juego de bajo presupuesto desarrollado por apenas una decena de personas: técnicamente, si bien era funcional, no conseguía estar ni de lejos a la altura de la versión de PC, la cual, a pesar de no ser tampoco muy vistosa, estaba varios peldaños por encima en cuanto a rendimiento, distancia de visionado, antialiasing, etc
Lamentablemente, esta versión para las consolas de nueva generación no mejora sustancialmente el apartado visual, quedándose en poco más que en una subida de resolución y framerate. Nada a lamentar tampoco, de no ser porque de hecho el juego ha empeorado técnicamente y las versiones de Xbox Series y PlayStation 5 están lastradas por un tearing atroz. La pantalla se rompe en cada giro de cámara, ocasionando que la experiencia de sentarse frente a Outward resulte terriblemente molesta, algo que no ocurría en la versión original.
Solo queda esperar que Nine Dots Studio publique un parche que consiga subsanar estos graves problemas técnicos, pues en su estado actual resulta muy difícil recomendar esta nueva versión de un juego que, por otro lado, rebosa calidad y contenido como para entretener durante cientos de horas.
Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por Koch Media