La esperada secuela de Dragon’s Dogma, el RPG de culto de 2012, se ha hecho esperar, pero ya hemos tenido la oportunidad de probarlo y nos alegra confirmar que Dragon’s Dogma 2 no se deja nada atrás: todos los elementos que convirtieron a la primera entrega en un juego tan querido se han mantenido o se han desarrollado para darles una mayor profundidad. Pero, ¿cuáles son estas peculiaridades? ¿Qué diferencia esta saga de cualquier otro ARPG al uso?
Dragon’s Dogma destacó por tener un mapa muy grande y con un alto nivel de interactividad, promoviendo la exploración y conocer bien sus secretos y a sus habitantes, los cuales nos ofrecían misiones secundarias muy variadas. En Dragon’s Dogma 2 el mundo es mucho mayor, con más variedad de ambientaciones y localizaciones y ofreciendo una experiencia y vistas de lo más sorprendente. Los escenarios son muy vivos y están poblados de detalles y elementos con los que jugar; desde los pequeños pueblos a las ciudades, pasando por bosques y terrenos escabrosos, resulta evidente el esfuerzo para conseguir un mundo más creíble, divertido y mayor, pero nunca llegando a abrumar.
Uno de los elementos más característicos de Dragon’s Dogma era su original sistema de acompañantes no jugables: los peones, que destacaban por su alto nivel de personalización, tanto el aspecto como su rol en el grupo, así como su personalidad y capacidades en el combate eran definidos por el jugador, poniendo a nuestro alcance un alto nivel de libertad a la hora de definir nuestra party. Otro factor de los peones a tener en cuenta es que no se limitaban a acompañarnos a nosotros, si no que podían ser contratados por otros jugadores acompañándolos en sus aventuras, adquiriendo conocimientos durante sus travesías y transmitiéndonos a nosotros esta información y algunos recursos que los otros jugadores decidiesen compartir con nuestro compañero. Esencialmente, nuestro séquito se componía de personajes definidos por la comunidad, cada uno con sus características, cada uno entrenado de una forma distinta, dándole mucha rejugabilidad y variabilidad a nuestras partidas pues nunca estabas del todo seguro de las capacidades y novedades que podría presentar el siguiente compañero que contratásemos.
Todo esto está también presente y potenciado en Dragon’s Dogma 2: lo más sorprendente de los peones en esta nueva entrega es lo vivos que se sienten, ahora no solamente serán unos meros acompañantes que nos ayudarán en el combate si no que interactúan entre ellos, aportando comentarios sobre el mundo que les rodea, guiándonos durante las misiones que hayan aprendido en otros mundos, interactuando con el escenario y en general, sintiéndose mucho más integrados en la experiencia del jugador y en el mundo en el que el juego toma lugar.
Es vital formar un buen equipo de acompañantes que cumplan todos los roles necesarios para acabar con las enormes bestias que pueblan el mundo de Vermund, y este es otro de los grandes aciertos de Dragon’s Dogma 2: seguir centrando su acción en el combate contra grandes enemigos que nos superan en poder y en tamaño, pero que caerán con una buena estrategia y una composición del equipo adecuada, y es que el combate nunca consistió en golpear a los enemigos hasta que muriesen, lo que diferenciaba a Dragon’s Dogma en su combate era poder escalar los enemigos para atacar sus puntos débiles, forzarles a realizar diferentes acciones y saber qué herramientas utilizar en cada momento.
Esta vez contaremos con muchas más formas de afrontar los combates y de utilizar los escenarios para nuestro provecho, no todo consiste en trepar los monstruos y buscar su punto débil, también, podremos portar en brazos distintos objetos del escenario y utilizarlos para romper embalses de agua y arrastrar a nuestros enemigos río abajo, aunque nuestra favorita ha sido agarrar los témpanos de hielo que aparecen tras un hechizo congelante de un peón y lanzarlos a un grifo para derribarlo mientras volaba. La experiencia está plagada de momentos memorables como estos, que premiarán a aquellos jugadores dispuestos a dar rienda suelta a su originalidad.
Lo que hemos podido probar de Dragon’s Dogma 2 tiene una pinta excelente y consigue ofrecer una experiencia familiar para los seguidores de la primera entrega, pero también ha sabido refinarse para la actual generación, mejorando todo lo que su precuela inició, e incluso incorporando muchas ideas desechadas durante el desarrollo de la primera entrega. Hideaki Itsuno y su equipo en Capcom han venido a dar un golpe sobre la mesa en el mundo del ARPG y no podemos esperar a tener en nuestras manos el juego completo para corroborar estas excelentes sensaciones.
Este artículo ha sido realizado tras un evento realizado por PLAION