Cuando algo tiene una etiqueta, eso empuja la percepción poderosamente. Cosas como «mundo abierto», «RPG» o, en el caso que nos ocupa, «metroidvania». Se genera intrínsecamente una percepción que muchas veces se impone al videojuego con lo que realmente ofrece. Souno’s Curse es un metroidvania, y no necesita de un par de decenas de horas, intrincado mapeado, objetivos múltiples, ni exploración y mejoras cuantiosas para valerse.
En el casi inabarcable mundo de los videojuegos actuales venidos de todo tipo de vertientes y compañías, hay mucho espacio para ingentes cantidades de propuestas que con poco, hacen bastante. Perfumes en frascos pequeños y eso. Este ‘pequeño’ Souno’s Curse sabe sintetizar y seguir ofreciendo un juego bastante interesante, aupándose en hombros de gigantes.
Ya su misma concepción es sumamente contenida, producto de un Kickstarter que se declaró exitoso con poco más de veinte mil euros, que hicieron que Kiro Team se pusieran manos a la obra. Y aunque hablamos de un juego que gira en torno a las 4-5 horas, su desarrollo se ha extendido durante tres años. Porque algo importante de Souno’s Curse es lo cuidado en la mayoría de sus aspectos, con alguna arista asomando también.
Comparar puede ser grosero pero ofrece una visión rápida al espectador. Y aquí me gustaría que el lector piense en Souno’s Curse como en un Hollow Knight en un frasco pequeño y precioso, que mantendrá muchas de sus esencias durando y teniendo decenas de horas y contenido menos.
La misma historia y puesta escena inicial ya nos introduce en un tenebroso mundo dibujado a mano con una belleza siniestra que nos acompañará todo el juego, mientras intentamos comprender que busca nuestro embozado protagonista en un paraje terriblemente peligroso. Porque se dice que la cueva de Souno es un lugar ancestral de poder incalculable, con la capacidad de conceder cualquier deseo, pero pudiendo quedar maldito para siempre si no superamos sus horribles desafíos, con mucho combate, pero sobre todo, muchísimo plataformeo de habilidad.
Como mandan los cánones, nuestro misterioso protagonista, ataviado con un atuendo y capucha simulando a un cuervo, que también parece podría ser un título para él, comienza muy limitado en movimientos. Nos daremos cuenta que el juego no es ni pretende ser largo cuando el objetivo es abrir una ciclopidea puerta, cerrada por la esencia de tres guardianes que debemos derrotar en sendos escenarios, para llegar a una parte final donde afrontar nuestro destino. Decir que es un detalle que el juego tenga unos textos localizados al español bastante potables.
Algo que resulta un pequeño punto diferencial en Souno’s Curse, y que además mosqueará a muchos jugadores poco pacientes, es que el protagonista lucha dando patadas. Ese punto diferencial, además de por no usar las esperables armas blancas para lucha cercana, es porque las patadas de nuestro cuervo son tanto cortas en su rango de ataque, como tener una leve dirección diagonal superior. Todo el juego está bastante bien planteado para con esta limitada manera de ataque básico, obligando a poner mucho celo manejando las distancias y anticipando movimientos, acentuándose esto brutalmente con los inmisericordes jefes finales. El último es todo un desafío, que debería encantar a quien busque retos, pero no expulsará a los jugadores menos habilidosos y más mancos como servidor, afortunadamente… aunque podrá bien a prueba nervios y paciencia.
Luego tenemos un movimiento de esquiva que también generará ira, azufre y fuego. Porque pulsando un botón rodamos en el suelo, ofreciendo frames de invencibilidad como en un Souls. Pero la respuesta algo retardada y su limitado alcance, nos pedirán aprendizaje y mucha paciencia. Pero doy fe que ambos aspectos están muy estudiados, o esa impresión tengo. Podrá gustarnos menos, pero no veo ineficacia por parte de Kiro Team, solo mucha mala leche.
También hay un ‘pogo’ para rebotar una vez sobre un enemigo. Y aún con esa breve duración, como no puede ser de otra forma Souno’s Curse también ofrece mejoras que no solo nos conducirán a los siguientes escenarios y jefes, también a explorar lo ya recorrido para encontrar las vitales mejoras de vida y magia. De hecho, la primera mejora es para nuestras botas, para correr por las paredes, en un movimiento que no solo abrirá nuevos horizontes, sino que ¡Como no! Aumentará los desafíos y tendremos que aprender a dominar al pixel.
Otros movimientos conocidos llegarán, como el planeo. Y también compraremos mejoras con el ‘dinero’ obtenido derrotando enemigos o encontrando tesoros. Música conocida para cualquier jugador con cierto rodaje. Y todo funciona bastante bien, dentro de su gran desafío en su corta duración. Pero lo que quizás no lo hace tan bien, son temas de ‘calidad de vida’. Souno’s Curse podrá durar esas 4-6 horas, pero sus retorcidos mapas no ofrecen una orientación clara por su total ausencia de mapa, siquiera desvelando la zona que hemos recorrido, tras derrotar al guardián al final de ellas. Y creedme, muchas estancias son algo más que ir en una dirección u otra. Y se agradece, se agradece, pero podemos perder muy fácilmente el hilo de lo que hemos dejado detrás si no tenemos buena memoria, o hemos ido haciendo anotaciones. No obstante, escribo esto con la promesa de Kiro Team de añadir diversas mejoras, siendo la que más han destacado ese mapa ¿Será más directo?¿Tendremos que ganárnoslo? Apuesto por lo segundo.
Poder contener la experiencia y contenidos, así como backtracking y exploración, sin pasarnos semanas con el mismo juego creo que es un potente aliciente. Como referencias rápidas recordaría al público Sun Wukong vs Robot, o el excelente Imp of the Sun, también como metroidvanias muy solventes de breve duración. Souno’s Curse es precioso y sólido en arte y música, intenso, desafiante, tenso cuando no encontramos un punto de salvado, descorazonar ante algunos jefes y peligros, y bastante gratificante cuando los superamos y también encontramos esas muy necesarias mejoras para nuestro cuervo guerrero, culminando con una escena final que te agarra el corazón, haciendo que esa duración contenida nos de la impresión de ser mayor, y dejarnos un bello sabor de boca. Esperemos verlo en más sistemas, limado y afinado.