Gori: Cuddly Carnage es una experiencia psicodélica que combina un caos de colores, sangre y risas en un título tan bizarro como entretenido. Lo primero que llama la atención es el curioso contraste, un gato de juguete extremadamente tierno, Gori, que monta un aeropatín muy maleducado y desmiembra unicornios malvados con sangrientas cuchillas. Suena ridículo, ¿verdad? Pues lo es, y también es genial.

Este juego, desarrollado por el pequeño equipo de Angry Demon Studio, sorprende desde el primer momento. Aunque puede parecer un juego de baja estofa, lo cierto es que Gori tiene un encanto que engancha, y detrás de esa fachada de locura desenfrenada hay una experiencia sorprendentemente sólida y pulida.

La trama es simple, pero cumple su propósito. La humanidad ha sido aniquilada tras una rebelión de juguetes animatrónicos, dejando el mundo en ruinas. Aquí es donde entra Gori, un prototipo de juguete adorable creado por la Profesora Y, quien ha desaparecido en medio del caos. Acompañado de su aeropatín parlante, F.R.A.N.K., Gori se enfrenta a la Armada Adorable, un ejército de unicornios de juguete corrompidos que alguna vez fueron Ultramascotas, pero ahora se han convertido en monstruos sedientos de sangre.

El juego está repleto de personajes extraños y situaciones delirantes. Desde un pez llamado Goldfin que se cree el último humano vivo -y está casado con un maniquí- hasta Bear-In-A-Box, un oso aterrador que se convierte en uno de los antagonistas principales. Todo es tan ridículo que es imposible no reírse mientras masacras juguetes malditos.

El gran secreto de Gori: Cuddly Carnage es su jugabilidad. La mayor parte del tiempo estaremos deslizándonos en nuestro aeropatín como un licuador volador, destruyendo hordas de unicornios y otras criaturas deformes. F.R.A.N.K. no es solo tu medio de transporte, también es tu arma principal, equipada con cuchillas retráctiles para despedazar a tus enemigos en pedazos.

Aunque el combate puede ser un poco caótico al principio, ese caos es precisamente lo que lo hace muy divertido. Cada ataque genera explosiones de sangre y vísceras que llenan la pantalla, aunque siempre nos las arreglamos para mantener el control, aunque apenas podamos ver lo que está sucediendo. Además de las cuchillas, F.R.A.N.K. tiene otras armas como una bola de demolición y un lanzagranadas, que resultan útiles para lidiar con enemigos específicos y resolver algunos sencillos rompecabezas.

Un aspecto interesante del combate es que no basta con machacar botones. Algunos enemigos requieren tácticas más específicas, como los unicornios que tienen escudos de burbujas y deben ser golpeados con la bola de demolición. Y si bien el ataque giratorio es probablemente la opción más eficiente para acabar con la mayoría de los enemigos, hay suficiente variedad de enemigos y armas para mantener la jugabilidad variada durante las aproximadamente 8 horas que dura el juego.

Además de combatir, el juego presenta varias secciones de plataformas. Aunque los controles pueden parecer poco fiables al principio, la maniobrabilidad de Gori en el aire y la posibilidad de corregir errores hacen que las secciones de saltos y grindear raíles sean bastante divertidas. Las fases de plataformas son fluidas gracias a las habilidades de F.R.A.N.K. y Gori para saltar, deslizarse, hacer doble salto y un dash, lo que facilita mucho el control para avanzar.

Uno de los grandes aciertos de Gori es que cada nivel se siente bastante novedoso y diferente. Los entornos cambian constantemente, desde una fábrica de juguetes repleta de baba tóxica hasta una parodia del mundo submarino de BioShock, donde tienes que crear burbujas de aire para que tus proyectiles viajen correctamente. Cada nivel también presenta nuevos enemigos y mecánicas que mantienen el juego bastante variado, culminando en épicas batallas contra jefes, bastante largas pero creativas y entretenidas.

Uno de los puntos fuertes de Gori es su sentido del humor. El guion está repleto de palabrotas, comentarios sarcásticos y situaciones absurdas, recordando a juegos como Conker’s Bad Fur Day. El juego no se toma en serio a sí mismo en ningún momento, y eso es parte de su encanto. La dinámica entre Gori y F.R.A.N.K. es hilarante, con el aeropatín lanzando insultos y chistes de forma constante, mientras Gori pone caritas y maúlla.

Visualmente, el juego es una locura. Los colores son chillones, la pantalla está constantemente llena de efectos, explosiones, sangre y partículas volando por todas partes. Puede ser abrumador para algunos, pero para los que disfruten de este estilo visual caótico, es un festín. Los personajes y enemigos son una mezcla de lo adorable y lo grotesco, lo que crea una estética única que probablemente no sea del gusto de todos, pero que ciertamente destaca.

Gori: Cuddly Carnage tiene mucho que ofrecer, pero no está exento de problemas. Los controles pueden ser un poco imprecisos en ocasiones, especialmente en las secciones de plataformas más exigentes. Además, algunos enemigos, como los unicornios con armas de fuego, pueden romper el flujo del combate al atacarte fuera de cámara, y el sistema de bloqueo no siempre es efectivo para lidiar con ellos.

La versión de Nintendo Switch -la que hemos jugado- tiene sus altibajos. Aunque el juego mantiene su ritmo frenético y su caos visual, se nota que la consola hace un esfuerzo extra para mantener todo fluido. En general, corre de manera decente, pero hay algunas caídas de fotogramas en momentos de mayor carga gráfica, sobre todo cuando la pantalla está llena de enemigos y efectos. Además, las texturas y los detalles visuales se ven reducidos en comparación con otras versiones. A pesar de estas limitaciones, el rendimiento es lo suficientemente sólido para disfrutar la experiencia sin interrupciones graves, aunque el apartado gráfico -sobre todo el pelaje de Gori- se resienta.

Sin embargo, estas quejas son menores en comparación con todo lo que el juego hace bien. La variedad de enemigos, las batallas contra jefes, el humor absurdo y la creatividad en los niveles son suficientes para mantenernos enganchados de principio a fin. Y aunque el combate puede ser un poco repetitivo, la diversión de destrozar hordas de unicornios es constante.

Gori: Cuddly Carnage es un caos adorable, sangriento y divertido que no tiene miedo de abrazar su propia ridiculez. Aunque no es perfecto y tiene algunos momentos frustrantes, es una experiencia única que destaca por su estilo visual, su sentido del humor irreverente y su jugabilidad frenética. Si te gustan los juegos con un toque de locura y no te importa que las cosas se pongan un poco -o muy- grotescas, este es un juego que definitivamente deberías probar.