Los amantes de los juegos de navecitas estamos de enhorabuena. En el lapso de un año, han aparecido dos -DOS- juegos del género. Parece poco, pero teniendo en cuenta la escasez de títulos que suele haber al respecto, se agradece mucho el poder probar un par de experiencias distintas. En enero nos llegó Everspace 2, que tuvimos la suerte de poder probar aquí mismo y que lleva un ritmo de actualizaciones genial. Y ahora, a finales de año, nos llega, por parte de Deep Silver Fishlabs, CHORUS, prometiéndonos una experiencia narrativa importante y una jugabilidad a prueba de bombas. Y, en grandísima medida, lo consigue.

Antes lo he definido como «juegos de navecitas», pero probablemente lo justo sería llamarles algo así como arcades de piloto espacial. En este tipo de juegos, que podríamos llamar herederos de Galaga, nos dedicaremos a enfrentarnos a un número ingente de naves espaciales enemigas con nuestro propio vehículo volador. Tenemos diversos ejemplos a lo largo de la historia videojueguil, como son los ya mencionados Everspace, los Rebel Galaxy, Between The Stars o, como olvidarse -aunque Nintendo sí lo haya hecho- de los Star Fox. Son juegos donde, sí, manejaremos una astronave, pero sin preocuparnos demasiado por la inercia o las físicas newtonianas y con una jugabilidad simplificada -que no simple- en aras de la pura y dura diversión inmediata.

En CHORUS encarnaremos el papel de Nara. Esta era miembro de una secta llamada directamente «El Círculo» y que pretendía hacer del universo un universo de paz y amor, sin guerras ni conflictos. Y su líder, el «Gran Profeta» no llevaba mal camino, pero en algún momento se apartó de él, convirtiéndose en un dictador que subyugaba a cualquiera que no se convirtiese a sus creencias. Nimik Prime fue el punto de inflexión para Nara, donde, tras la destrucción del planeta por parte del Círculo, ella se dio cuenta de que no estaba en el bando correcto y decidió desertar.

Este será el punto de partida de un juego en el que la narrativa tendrá un enorme peso. Aunque no controlemos a Nara directamente, la veremos constantemente en cinemáticas, con diálogos totalmente doblados y con unos importantes valores de producción. No solo ella, sino todo el elenco de personajes estará perfectamente doblado. Al inglés, eso sí.

Veremos a Nara constantemente en cinemáticas

No solo eso, sino que la historia nos atrapará prácticamente desde el primer minuto. Constantemente conoceremos los pensamientos internos de Nara, estableciendo rápidamente una dualidad entre lo que Nara dice y lo que Nara piensa realmente. Esto nos ayudará a conocer a los demonios internos de nuestra protagonista, cuyo pasado le atormenta constantemente, impidiéndole estar en paz consigo misma. Porque CHORUS no es solo una historia de malos contra buenos, es una historia de redención, y el guion del juego sabe plasmar eso perfectamente.

No estará sola Nara en este viaje, ya que a las pocas horas de juego conoceremos a su inseparable compañero, una IA llamada Forsaken -Forsa para los amigos-. Forsa fue también actor de las atrocidades que tuvieron que cometer él y Nara en nombre del Círculo, siendo el principal motor de su nave espacial. A lo largo del juego veremos una relación cambiante entre nuestros dos protagonistas, después de que Nara abandonase a Forsa tras dejar la secta. Forsa es capaz de leer las emociones de su compañera, y uno de los detalles jugosos de la historia es la interacción entre ambos.

El juego es bonito a rabiar. El DLSS y el RayTracing ayudan a ello.

Por desgracia, todo el peso que tiene la historia se diluye por el tipo de juego ante el que nos encontramos. El universo de CHORUS está dividido en distintos mapas que iremos visitando de forma más o menos secuencial, siendo cada uno de estos de una dimensión bastante grande, y siendo semi-mundo abierto. Esto significa que llegaremos a un mapa y se nos abrirán distintas misiones secundarias que realizar. Lo decimos claro: el síndrome de recadero es grande en CHORUS. Nara, varios años después de su deserción del Círculo, es una mercenaria a sueldo de unos refugiados que viven escondidos de la secta, y esto nos servirá de excusa para realizar diversas misiones que nos darán dinero y equipo.

Y lo que pasará será que llegaremos a una misión que se convertirá en 3 más. Y llegaremos a una de esas misiones y se convertirá en 3 más. El típico «ve a buscar al capitán Joe» en el que cuando ves a Joe te dice que 3 personas de su tripulación se han perdido y hay que buscarlas a su vez. Eso pasa demasiado en CHORUS y, probablemente, un enfoque algo más lineal le hubiera venido genial aunque se hubieran reducido algunas de las alrededor de 15 horas que dura el juego.

Tampoco nos vengamos abajo, se nota que se ha intentado añadir variedad a las misiones. Si bien la mayoría de las misiones son «ve ahí y cárgate a todos los enemigos para luego ir a otro sitio y cargarte a todos los enemigos», hay también misiones de escolta, alguna que otra carrera, de investigación, o algunos puzles. No son demasiadas, pero están ahí. ¿Son suficientes? Me gustarían más de ese estilo, o menos de las otras.

-«Pero si la estructura de misiones es un coñazo, ¿por qué le metes un notable alto?»  –Fácil. Porque CHORUS es muy divertido.

Hablábamos antes de la faceta arcade de estos juegos, y CHORUS hace honor al género. Continuamente estaremos luchando contra hordas de enemigos en batallas trepidantes que muchas veces no nos dejarán ni un momento de respiro. Muchas de estas batallas no son fáciles en absoluto y nos obligarán a tener todos los sentidos metidos en lo que sucede en pantalla. Como es habitual, tendremos distintos tipos de armas, ametralladora, láser y misiles, que servirán para destruir casco, escudos y blindaje respectivamente. Tendremos que ir alternando entre las distintas armas si queremos maximizar el daño que realizamos a nuestros enemigos. Quizás a la hora de movernos se echa en falta tener controles de alabeo, que por alguna extraña decisión de diseño, se ha desechado.

De la misma manera algo esencial en el juego -incluso en varios de los puzles de movilidad- es lo que el juego llama drift. ¿Os acordáis de la típica maniobra de Starbuck, en Battlestar Galactica, donde apagaba el Viperderrapaba al mismo tiempo que giraba el morro para ponerse frente a un enemigo que tenía a la cola? Eso es el pan nuestro de cada día para Nara. Y nos encontraremos drifteando constantemente para poder encarar a los enemigos, o para disparar rápidamente a distintos objetivos que no estén en la misma línea de dirección. Este drift es uno de los elementos diferenciadores de CHORUS. Pero sin duda el más importante son los ritos.

Nara era una Venerable en el Círculo. Y como tal, tenía acceso a ciertas «habilidades«. Habilidades que tendremos que ir recuperando a lo largo de la partida y que son esenciales en la jugabilidad. Podremos utilizar los sentidos de Nara para detectar enemigos, objetos o localizaciones, por ejemplo, como si de un radar se tratase. O, más divertido, podremos teletransportarnos, en medio de un combate, a la cola del enemigo que tengamos enfrente, para cazarlo directamente. O derribar sus escudos con otro rito. Estos ritos serán esenciales, y saber cuando utilizarlos -tenemos barras de uso, aunque se van recargando de forma rápida- será totalmente necesario para llegar a ver los títulos de crédito al final del juego.

Otra cosa que me ha gustado es el equipo disponible. Primero, lo malo: no hay demasiados elementos en el juego que equipar a la nave de Nara. Lo bueno es que por norma general -hay alguna excepción-, cuando cambiemos el equipo no lo haremos simplemente porque no hay uno mejor. No hay un láser absolutamente mejor que el anterior, por ejemplo. Es posible que haga más daño, o que tenga una mayor cadencia de fuego, pero siempre tendrá alguna contrapartida, como que le cueste más recargar o tenga menos capacidad de munición. Siempre hay una contrapartida, sí, y cada vez que cambiemos una pieza de equipo nos costará bastante pensárnoslo.

Todo esto hace de CHORUS un juego más que notable y, sin duda, una excelente elección para quien le gusten los arcades de este estilo. O incluso si no nos gustan tanto, gracias a su fuerte narrativa y al peso que la historia tiene en el título. Ahora mismo hay pocas alternativas en el género, pero eso no le quita ni un ápice de mérito a unos chicos, los de Fishlabs, que han hecho un grandísimo juego.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Koch Media