John Krasinski sorprendió a todos en 2018 con una película que logró convencer a los fans del terror y la ciencia ficción: A Quiet Place -Un lugar tranquilo-. Hoy, en pleno 2024, no solo podemos decir que estamos ante toda una franquicia tras ver una secuela y el reciente estreno de A Quiet Place: Day One, sino que también tenemos una interesante adaptación en forma de videojuego.
Storming Games es el estudio responsable de A Quiet Place: The Road Ahead, una aventura de terror con elementos de supervivencia y sigilo que acaba de aterrizar en PlayStation 5, Xbox Series X, Xbox Series S y PC. Se trata de “una historia no contada inspirada en la franquicia cinematográfica”, tal y como señalan sus creadores, en la que nos ponemos en la piel de Alex, una chica de aproximadamente veinte años que no solo debe lidiar con diversos problemas personales; también debe hacer frente a una amenaza proveniente de otro planeta.
La premisa es exactamente la misma que en las películas: unos monstruos con aspecto de primo-hermano del Demogorgon de Stranger Things han invadido La Tierra, el mundo está en ruinas y la supervivencia no está garantizada. Estas criaturas son ciegas, pero cuentan con el sentido del oído más fino que se ha visto nunca en un ser vivo. Podemos permanecer inmóviles a un palmo de su cara y no nos pasará nada, pero si pisamos una hoja, será capaz de oírlo desde 50 metros y en cuestión de segundos se abalanzará sobre nosotros.
El desarrollo es más o menos lineal, aunque a menudo contamos con caminos secundarios, desvíos y habitaciones a las que podemos acceder de diferentes maneras en aras de hallar recursos y objetos coleccionables. Por su parte, el diseño de niveles es lo suficientemente solvente como para que no tengamos la sensación de estar avanzando continuamente en línea recta. Encontrar una llave para abrir una puerta bloqueada, arrastrar una viga para cruzar por un enorme agujero, usar un destornillador para quitar la rejilla de un sistema de ventilación y colarnos por un respiradero… Lo habitual en este tipo de propuestas.
Mención especial merece el sistema de detección de las criaturas, cuyo funcionamiento es prácticamente perfecto y en ningún momento nos ha parecido injusto o tramposo. Si pisamos cristales, un charco de agua, escombros o nos chocamos con objetos del entorno -latas de refrescos, cubos de basura…-, el indicador del monstruo aparecerá en la esquina superior derecha de la pantalla: su cabeza indica que ha oído algo, mientras que la apertura de esas aletas recubren su rostro nos avisa de que ha entrado en estado de alerta.
Si eso sucede solo tenemos una opción: soltar el mando en el caso de que estemos en un lugar seguro y si no es el caso, caminar muy lentamente hasta una zona en la que no pueda entrar en contacto con nuestro cuerpo. Y esperar, por supuesto, ya que la criatura se irá si pasan varios segundos y no hacemos un solo ruido, pero acabará con nosotros de inmediato en el caso de que nos detecte. Por cierto, en la versión de PlayStation 5 hay una función que detecta el sonido que entra por el altavoz del DualSense, por lo que si la tenemos activada, más nos vale no estornudar, toser o que una llamada entrante a nuestro móvil nos ponga en un aprieto. Es una forma interesante de jugar a una propuesta así, desde luego.
La posibilidad de que estos monstruos perciban nuestra presencia nos acompaña en todo momento, pues la gran mayoría del desarrollo se ubica en lugares habitados por ellas. Además, hay algunas secciones en los que las vemos campar a sus anchas por el escenario, al más puro estilo Xenomorfo en Alien Isolation. Estos tramos están diseñados para que no los perdamos de vista y usemos objetos interactivos para evitar el contacto con ellos, como por ejemplo arrojar ladrillos o botellas para crear una distracción y aprovechar ese instante para avanzar.
Otro elemento que nos ha parecido interesante es que Alex padece asma, una afección que se manifiesta cuando corremos o realizamos ciertas acciones físicas, y que empeora cuando respiramos en zonas repletas de polvo. Además, cuando los monstruos están muy cerca de nuestra posición y entramos en contacto visual con ellos, las cosas se ponen aún más feas y los nervios se apoderan de nuestro cuerpo. En ese momento aparece en pantalla un sencillo minijuego con el que podemos evitar sufrir un ataque. Y más nos vale completarlo con éxito, porque sabéis exactamente lo que pasará si nos ponemos a toser en este mundo en el que si algo puede salvarnos la vida, no es otra cosa sino el silencio más absoluto.
En resumidas cuentas, A Quiet Place: The Road Ahead es una aventura de terror, sigilo y supervivencia con buen ritmo, que se puede completar en algo menos de diez horas y que funciona bien como complemento para las películas. La ambientación lograda por sus autores, el sólido rendimiento técnico y un tratamiento del sonido más que solvente ayudan a que, como decimos, estemos ante una experiencia muy disfrutable.