Debo comenzar este análisis reconociendo que era un tanto escéptico con este Alone in the Dark. A menudo suele pasar que los regresos de sagas legendarias acaban resultando ser tropiezos monumentales, principalmente debido al hecho de intentar actualizar sus mecánicas para asimilarlas a las corrientes dominantes del momento. Esto acaba provocando que por el camino se pierda toda la esencia y la identidad de la saga en cuestión, haciendo que el producto resultante sea un pastiche que no consigue satisfacer a los viejos seguidores ni consigue atraer a un nuevo publico.
La propia saga Alone in the Dark ya ha experimentado esta situación en más de una ocasión. Creado en 1992 por el gran Frédérick Raynal, el primer Alone in the Dark sentó las bases del genero posteriormente bautizado como Survival Horror por Shinji Mikami y su Resident Evil. La influencia de Alone in the Dark fue inmensa y se extendió a lo largo de más de una década, en la que el recién creado Survival Horror consiguió convertirse en uno de los géneros más populares y prolíficos de la industria.
Tras esto llegaron los años grises y la saga Alone in the Dark, que ya había perdido la atención de un publico centrado en nuevas franquicias como Resident Evil, Silent Hill o Project Zero, no fue ajena a ellos. En 2008, y después de 7 años de ausencia, se intentó impulsar su retorno con una nueva entrega, subtitulada Inferno en su posterior versión mejorada en PlayStation 3, pero el juego resultó ser un desastre plagado de bugs y que, además, nada tenia que ver con la saga clásica más allá del nombre y el protagonista. En 2015 se probó suerte de nuevo con Alone in the Dark: Illumination, un desastroso juego centrado en el multijugador cooperativo que parecía haber enterrado la franquicia para siempre.
Afortunadamente THQ Nordic no ha tirado la toalla con la saga y ahora nos trae una nueva entrega de Alone in the Dark. Y digo “afortunadamente” porque esta vez sus desarrolladores, los suecos de Pieces Interactive, han dado con las teclas adecuadas para traernos un juego con el que han conseguido adaptar la saga al presente al mismo tiempo que han sabido mantenerse respetuosos con los orígenes y las mecánicas básicas del Survival Horror: exploración, backtracking, puzles y combate.
Alone in the Dark es una reimaginación de la entrega original que nos sitúa en la década de los 30 del pasado siglo. Las consecuencias de la Gran Depresión golpean todavía a los Estados Unidos y Edward Carnby sobrevive como puede en Nueva Orleans con su trabajo de detective privado. Carnby decide aceptar el caso que le plantea Emily Hartwood, una joven que ha recibido una misteriosa carta enviada por su tío antes de desaparecer. El tío de Emily, Jeremy, se encontraba ingresado por voluntad propia en Derceto, una antigua mansión colonial ahora reconvertida en residencia psiquiátrica en la que el doctor Gray aplica, especialmente a artistas o personas adineradas, sus métodos de vanguardia a todo tipo de enfermedades mentales.
Emily y Edward tienen campañas cuya base es similar, pero divergen en determinados niveles, situaciones y elementos argumentales, muy al estilo de los escenarios de Claire y Leon en Resident Evil 2. Al iniciar el juego podremos escoger el personaje cuya campaña deseamos jugar, teniendo cada una de ellas una duración aproximada de entre seis y siete horas. A lo largo de esas seis o siete horas recorreremos la mansión Derceto en busca del tío de Emily y de las verdades ocultas sobre los acontecimientos que allí tienen lugar.
La trama no es especialmente original y acaba resultando un galimatías de temas ya muy vistos con antiguas divinidades, rituales oscuros y traumas del pasado, pero el tono del juego, a medio camino entre lo onírico y lo real, consigue que no perdamos en ningún momento el interés por lo que se nos está contando, incluso aunque la narrativa resulte demasiado convulsa. A este interés ayuda el excelente plantel de personajes secundarios, pues los huéspedes y el personal de Derceto tienen sus propias historias personales y las conversaciones y los momentos vividos junto a ellos acaban teniendo un exquisito componente surrealista. Realmente llegará un punto en el que, al igual que le ocurre a nuestro personaje, no sabremos diferenciar demasiado bien entre lo que es realidad y lo que es ficticio.
Hay que destacar también que tanto Edward como Emily están interpretados por famosos actores ajenos al mundillo. Para el detective se ha contado con David Harbour, conocido por su papel como Jim Hooper en Stranger Things, mientras que Jodie Comer, la ganadora de un Emmy por Killing Eve, es la encargada de dar vida a Emily. Ambos están francamente bien en sus papeles, si bien personalmente considero que la interpretación de Comer está algo por encima de un David Harbour al que se percibe algo más apático, y consiguen que el juego tenga un mejor acabado.
Dicho buen acabado se nota también en el apartado visual. Alone in the Dark está lejos de ser un portento, la mansión Derceto está recreada con todo lujo de detalles y el apartado artístico, con una excelente iluminación, contribuye a trasladarnos a la época tan característica en la que transcurre el juego. Además, como es propio del género, navegar por Derceto es un puzle en si mismo, pues constantemente debemos ir desbloqueando nuestro progreso a base de encontrar llaves y objetos y saber en que lugar hemos de utilizarlos. Es más, nuestra aventura no se limita a los muros de la mansión, puesto que las partes más oníricas nos trasportaran a otros lugares que no quiero desvelar para no chafar demasiado las sorpresas que esconde el juego.
No es infrecuente, de hecho es el mecanismo más usual para avanzar, que nos encontremos puertas o elementos del escenario con los que podemos interactuar, pero sin que obtengamos lo necesario para poder hacerlo hasta muchas horas después y cuando por fin lo hagamos nadie nos va a guiar de la mano para saber a donde tenemos que ir o para que recordemos lo que nos hemos dejado en la otra punta de la mansión. No llega al nivel de complejidad de los Survival Horror más clásicos, pero este diseño de niveles deja un gran sabor de boca y va un paso más lejos de lo visto en los remakes de Resident Evil. Es más, los puzles, si bien alguna de sus variantes se repite demasiado, están muy bien diseñados y con alguno he estado atascado más tiempo del que estoy dispuesto a reconocer.
La otra pata del genero, el combate, está algo peor planteada, pero en ningún momento deja de ser totalmente funcional. Para el combate de este Alone in the Dark se nota que los desarrolladores se han inspirado bastante en The Last of Us, pues nos encontramos las mismas premisas básicas: gunplay contundente en el que el disparo de cada arma resulta lento y potente, posibilidad de realizar ataques cuerpo a cuerpo recogiendo elementos del escenario que se romperán después de unos pocos usos y posibilidad de avanzar con sigilo lanzando objetos que distraigan a nuestros enemigos o que nos sirvan para atacarlos directamente o prenderlos en llamas. Es un combate que, como ya digo, resulta totalmente funcional y del que no se abusa, pero es quizá la parte menos satisfactoria del juego, sobre todo porque el diseño de los enemigos resulta muy poco inspirado.
Lo que si resulta problemático, aunque parece fácilmente solventable, es la cantidad de pequeños bugs con los que me he encontrado durante esta versión de review. En numerosas ocasiones me he encontrado con sonidos que se reproducían cuando no tocaba e incluso en una ocasión el juego se quedó atrapado en un bucle en el que el único sonido que se reproducía era un chirrido estridente, obligándome a salir y a volver a entrar desde el menú de la consola para poder solucionarlo. También me he encontrado con algunas pocas lineas de texto no traducidas y otros errores menores que, como ya digo, no han resultado críticos y deberían solventarse rápido con un parche, pero que han afeado un poco mi experiencia de juego.
Sin embargo, a pesar de estos pequeños inconvenientes, no puedo negar que he disfrutado mucho con este Alone in the Dark. Sus desarrolladores han sido muy respetuosos con la saga y con el género que estaban tratando y han conseguido poner en el mercado un juego imprescindible tanto para los seguidores de los Survival Horror más clásicos como a todos aquellos que hayan disfrutado de los recientes remakes de Resident Evil. Una muy agradable sorpresa, uno de los primeros grandes tapados de este año 2024.