«¡Hay más gente!¡Os lo puedo demostrar!».
Así empezaba, hace ya más de 20 años, una de las mayores aventuras que uno iba a poder jugar en su vida videojueguil. Black Isle nos traía, de la mano de una desarrolladora novata, una tal BioWare, el RPG más ambicioso que había existido hasta entonces, a la postre ambientado en los Reinos Olvidados, por lo que las expectativas estaban por las nubes. Sí, hablamos de Baldur’s Gate. Beamdog lo rescató hace unos años, junto a su secuela y junto a otros juegos que hacen uso del motor Infinity, como el genial Planescape: Torment, lo remodeló para que funcionase perfectamente en PCs modernos añadiendo contenido de distinta índole, tanto videojueguil -alguna expansión, nuevos personajes para añadir al grupo- como a nivel técnico, añadiendo soporte a monitores widescreen, por ejemplo.
Ahora, de la mano de Meridiem, llega a consolas, y desde 33Bits hemos analizado la versión para Nintendo Switch para ver qué tal le sienta al juego poder jugarlo tirado en el sofá. En esta edición echaremos de menos alguna que otra cosita sobretodo de cara a la localización al castellano, pero también tenemos varias novedades, así que vamos a ello.
Baldur’s Gate es un juego de rol de los que ahora sería llamado «de la vieja escuela», escuela que ayudó, teniendo un papel fundamental, a poner de moda. Con una perspectiva isométrica -perspectiva que luego sería utilizada en todos los juegos con el Infinity Engine-, controlaremos a un grupo de héroes a lo largo de una épica aventura. Estos héroes tendrán sus gustos, sus vicios, sus inquietudes, de forma que veremos conversaciones entre ellos y surgirán amistades y enemistades, incluso con el propio personaje del jugador. Puede que te apremien porque esperan llegar pronto a algún sitio concreto y tú como jugador te has perdido dando vueltas por el mapa haciendo misiones secundarias, puede que te agradezcan alguna decisión que tomes, o puede que incluso se enfaden contigo, te ataquen y/o dejen el grupo. Habrá personajes que caerán mejor al jugador, y otros peor, y es una de las grandezas de este juego, porque los personajes están escritos especialmente bien. A eso ayuda la gran traducción que los amigos del Clan DLAN realizaron para la primera versión que salió del juego, que no tenía una traducción especialmente mala pero era bastante mejorable, y que ya se consiguió traer a la Enhanced Edition allá en su salida en PC, y que se ha traído también a esta. No así el audio, que se han mantenido las voces inglesas y, si bien es un gran doblaje, se pierden puntos frente a los que somos nostálgicos de la obra original. No más «¡A los ojos, Bubú!».
Las batallas son en tiempo real, pero pausables. Se puede elegir a uno o varios integrantes del grupo y ordenar su próximo movimiento, como si de un juego de estrategia en tiempo real se tratase. No es un juego fácil, veremos distintos tipos de enemigos, con distintas estrategias, y a los que nos tendremos que adaptar una y otra vez si queremos derrotarles. Algunos jefes opcionales son realmente duros, y requerirán de todo nuestro intelecto y el conocimiento de nuestro grupo para conseguir acabar con ellos. Como comentamos, se puede pausar el juego en cualquier momento para ayudarnos a planificar estrategias o introducir nuestros próximos movimientos con tranquilidad, además el propio juego ofrece la opción de pausas automáticas si se cumplen determinados factores que puede elegir el jugador, tales como cuando un personaje es atacado, cuando acaba un ataque, cuando nos encontramos a un enemigo, o cuando un personaje es herido o muerto. Quizás al jugador gustoso de combates frenéticos le pueda echar para atrás, pero divertirá sin duda a los amantes de las variantes tácticas. De todas formas, para que todos podamos disfrutar del juego, este ofrece varios modos de dificultad, desde un modo historia que nos servirá para enterarnos del argumento sin preocupaciones, hasta un modo imposible que, sinceramente, aún no me he atrevido a probar.
No es sencillo trasladar una partida de Dungeons & Dragons –Dragones y Mazmorras para los veteranos- a un videojuego. No era sencillo hacerlo hace 20 años, y no es sencillo hoy en día. BioWare en ese sentido no se complicó. Cogió gran parte de las reglas de la segunda edición y las trasladó directamente al juego. Y fue un total acierto. Cada golpe es una tirada de dados, cada trampa que salta o se intenta desactivar es otra tirada de dados. Para aumentar las probabilidades de una tirada exitosa, el jugador tendrá a su disposición multitud de objetos, equipables o no, con sus propias propiedades, que alterarán esas tiradas de una forma u otra, tal cual tendríamos jugando una partida con papel y boli. No hay lugar al azar en este juego, o más bien, se puede reducir el factor suerte hasta un mínimo infinitesimal si se sabe jugar bien.
«Pero yo me he pasado el juego quince veces, ¿qué me aporta esta edición?». Vamos a destacar lo más obvio, y es que se puede jugar en una consola portátil. No solo eso, sino que el juego está totalmente adaptado al control por pad. Se ha sabido traspasar de forma muy digna la jugabilidad con teclado y ratón a los joypads de Switch, y en nada estaremos correteando alegremente por los mapas, cosa a la que ayuda el poder moverte directamente utilizando el joystick izquierdo sin necesidad de ir haciendo click en los sitios a los que se quiere llegar -aunque la interfaz nos sigue dando esa posibilidad si lo preferimos así-. La selección de personajes se realiza mediante un menú radial activado con el gatillo izquierdo y es muy personalizable, de forma que con dos pulsaciones tengamos seleccionados todos los magos de nuestro grupo, por ejemplo. Con el gatillo derecho accederemos a los distintos menús, como el inventario o los distintos conjuros. Por otro lado, si uno tiene dudas sobre si podrá leer bien las conversaciones teniendo una pantalla pequeña, puede estar tranquilo, los textos se leen bien con la fuente por defecto. Y digo la fuente por defecto porque, además, esta se puede modificar. Por desgracia, no se aprovecha para nada las posibilidades táctiles que ofrece la Nintendo Switch, posibilidades táctiles que habrían venido muy bien a un juego que bebía del teclado y el ratón.
Esta versión no solo aporta novedades técnicas. Este Baldur’s Gate Enhanced Edition también nos permite disfrutar de las expansiones que ya salieron en su momento para ambos juegos de la saga y otras creadas para la ocasión por parte de Beamdog, Siege of the Dragonspear y las dos partes, una para cada juego, de Los Pozos Negros. La primera nos narra los hechos acontecidos entre el final de Baldur’s Gate y el inicio de Baldur’s Gate 2, y las dos partes de la segunda ofrecerán al jugador distintas arenas de combate para que pueda pelear con un grupo generado por él mismo. Son añadidos interesantes, que aportan unas cuantas horas -y los combates en Los Pozos Negros pueden acabar teniendo una dificultad endiablada-.
También aparecerán tres personajes nuevos: Rasaad yn Bashir, un monje, Neera, una semi-elfa que hará las veces de maga salvaje, y Dorn Il-Karn, un semi-orco que destrozará cabezas con su espadón. No comentaremos más sobre sus historias por no destripar, pero he de decir que no desmerecen el guion del juego, se integran de forma bastante correcta, y cada uno tiene sus propias misiones personales que podremos ayudar -o no- a cumplir.
Por último, se han cambiado las cinemáticas del original por unas con otro tipo de animación. Aquí ya depende del gusto de cada uno.
También se han añadido una buena cantidad de pequeñas mejoras y correcciones a lo largo de los dos juegos. Pero si bien, como decimos, estos añadidos suman un número interesante de horas, son añadidos que ya existían en la versión de PC o móvil y tablet de la Enhanced Edition. De forma que el jugador que ya haya jugado esas ediciones no se va a encontrar nada nuevo, más allá de la portabilidad. La portabilidad puede ser un gran añadido, pero ya va a ser cosa del jugador decidir si solo ese añadido es suficiente. Más con un precio bastante caro para ser un juego bastante antiguo, más cuando la versión Steam o la versión para móviles se puede conseguir por un precio hasta 10 veces menor si se sabe buscar.
En conclusión estamos ante un clásico entre los clásicos, uno de los mejores, si no el mejor, cRPG de todos los tiempos, y obra cumbre de BioWare/Black Isle. Pero es un juego que ya tiene más de 20 años, cosa que se nota a nivel técnico, y además, si bien esta versión aporta ciertas novedades respecto al juego original, viene de una edición que ya lleva en diversas plataformas desde 2013 por lo que el que ya lo haya jugado tendrá que decidir si el factor nostalgia, y la portabilidad que ofrece la propia consola, son suficientes. Si no se ha jugado la Enhanced Edition, las mejoras que trae no van a hacer que el juego se sienta como nuevo, pero sí aportan cierto frescor a la historia, nada que no aportasen ya unos cuantos mods para la versión original, eso sí. Y si nunca has jugado al Baldur’s Gate, querido lector, CÓMPRALO. YA. En la plataforma que te parezca más conveniente.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Meridiem Games