Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por PLAION
Después del buen sabor de boca que nos dejó Capcom Fighting Collection en 2022, era solo cuestión de tiempo que Capcom se animara con una segunda entrega dado el vasto catálogo de arcades de lucha que atesora. Aquel primer recopilatorio apostó por lo seguro, centrando el foco en Street Fighter y Darkstalkers, dos franquicias que han sido claves en la historia del género. La sorpresa fue lo bien que se adaptaron al formato moderno: online con rollback, modos de entrenamiento, galerías, ajustes visuales… Todo eso, junto a una selección de títulos muy acertada, convirtió a esa colección en una forma ideal de redescubrir clásicos. Pero lo que nos propone Capcom Fighting Collection 2 es un viaje diferente. Esta vez el protagonismo no está tanto en las sagas más conocidas, sino en una etapa muy concreta y mucho más experimental de Capcom, la de finales de los 90 y principios de los 2000, justo cuando las recreativas aún mandaban en el panorama y la Sega Dreamcast se convirtió en su laboratorio de pruebas más alocado.
El recopilatorio llega con ocho juegos arcade: Capcom vs. SNK: Millennium Fight 2000 Pro, Capcom vs. SNK 2: Mark of the Millennium 2001, Street Fighter Alpha 3 UPPER, Capcom Fighting Evolution, Project Justice: Rival Schools 2, Power Stone, Power Stone 2 y Plasma Sword: Nightmare of Bilstein. En conjunto, la selección tiene mucho de «greatest hits», pero también incluye algunos juegos olvidados, malentendidos o directamente inaccesibles durante años, lo que le da una personalidad muy distinta respecto al primer volumen. Y lo mejor es que Capcom ha repetido exactamente la misma fórmula de éxito: versiones arcade fieles pero mejoradas, con opciones modernas, extras generosos y multijugador online con rollback netcode.
Es imposible no empezar hablando de los dos Capcom vs. SNK, auténticas joyas del crossover -para muchos de los mejores jamás hechos- que durante años estuvieron atrapadas en plataformas que ya consideramos retro. Capcom vs. SNK Pro es una versión revisada del original, que mejora algo los desequilibrios y añade nuevos personajes, pero sigue siendo una entrega más simple comparada con su continuación. Su secuela, Capcom vs. SNK 2, es el verdadero plato fuerte. Con más de 40 luchadores y un sistema de estilos de combate -los famosos «grooves», inspirados tanto en Capcom como en SNK-, sigue siendo uno de los tops del versus en 2D. A día de hoy, su ritmo, su profundidad y su estética siguen siendo espectaculares. Jugarlo online con es un lujo, y los combates se sienten tan intensos como hace más de veinte años. Quizá le falte algo de accesibilidad para los novatos, pero para los que ya lo conocíamos es como si el tiempo no hubiera pasado.
El otro gran regreso es Project Justice, la secuela directa de Rival Schools, que nunca había salido oficialmente de Sega Dreamcast. Aquí hablamos de combates por equipos en 3D, con ataques combinados, intros animadas y una personalidad propia. La historia, centrada en institutos y pandillas de estudiantes, tiene un encanto muy particular, y su sistema de combate por tríos se siente aún fresco, aunque algo tosco comparado con lo que vendría después en otros juegos del estilo. Sigue siendo muy divertido de jugar, sobre todo en multijugador, y tiene un estilo anime que hace que luzca muy resultón incluso ahora.
En el terreno del 3D también brillan los dos Power Stone, probablemente los juegos más distintos de toda la colección. En lugar de enfrentamientos uno contra uno, aquí hablamos de arenas tridimensionales, escenarios interactivos, objetos arrojables y transformaciones tipo «Super Saiyan» cuando recogemos las gemas necesarias. El primero es algo más directo y sencillo, mientras que Power Stone 2 amplía la plantilla, introduce combates de hasta cuatro jugadores y más locura en pantalla. Son juegos que hoy nos recuerdan inevitablemente a Super Smash Bros., aunque aquí el tono es más arcade y alocado. No hay muchos títulos como estos en catálogo actualmente, así que tenerlos aquí -con online y todo- es una adición muy interesante.
Algo más discreto, pero no menos interesante, es Plasma Sword: Nightmare of Bilstein. Esta secuela de Star Gladiator es un juego de lucha con armas y ambientación futurista que en su día pasó bastante desapercibido. A nivel jugable tiene mecánicas curiosas, como los ataques especiales a larga distancia, y su plantilla de personajes está repleta de diseños extravagantes. No es el título más pulido de la colección, ni el más equilibrado, pero tiene ese sabor a rareza y juego de culto que siempre suma en cualquier recopilación.
Más complicado de explicar es Capcom Fighting Evolution, un juego que ya en su momento generó cierta división. Su propuesta de juntar personajes de distintas franquicias -de Street Fighter II, Street Fighter Alpha, Street Fighter III, Darkstalkers y Red Earth– suena mejor de lo que resulta. Cada personaje mantiene su estilo original, pero la mezcla nunca termina de cuajar, y se nota con desequilibrios evidentes y pocas adiciones. Aun así, jugarlo ahora tiene su punto interesante, y los fans más acérrimos sabrán sacarle partido. Hay algo entrañable en ver cómo Capcom intentaba experimentar con sus licencias justo antes del estallido de los juegos de lucha modernos. En el contexto de esta colección, su presencia se agradece y no sobra, aunque sea más como curiosidad que como juego para dedicarle muchas horas.
Cierra la colección Street Fighter Alpha 3 UPPER, una versión ampliada del clásico Street Fighter Alpha 3 que incluye personajes adicionales y algunos ajustes menores. Es cierto que ya teníamos este juego en otras plataformas, pero se agradece tenerlo aquí en versión arcade y con todas las mejoras actuales. A nivel jugable sigue siendo una joya: rápido, técnico y con una profundidad que no ha perdido un ápice de frescura con los años. Probablemente sea el más conocido de todo el lote, y también uno de los que más partido se le puede sacar en competitivo.
Como sucedía en el primer volumen, Capcom ha cuidado mucho los extras. Todos los juegos cuentan con modo entrenamiento, partidas multijugador tanto en local como online con rollback muy estables, guardado rápido, filtros gráficos, selector de versiones -japonesa o internacional- y accesibilidad para adaptar los controles o simplificar los movimientos especiales. Además, la galería es un auténtico regalo para cualquier fan: más de 700 documentos e ilustraciones, muchas inéditas, que recorren los diseños, bocetos y materiales promocionales de la época. Y la música tampoco se queda atrás: más de 300 pistas, entre temas originales y remezclas firmadas por CAP-JAMS -la banda oficial de Capcom-, que se pueden escuchar desde el Museo. También contaremos con una sección llamada Palmarés donde podremos ver los desafíos que hayamos conseguido y nuestro progreso como jugador.
A la hora de valorar como se compara este segundo recopilatorio con el primer Capcom Fighting Collection podemos decir que los títulos que lo forman no son ni mejores ni peores, sino complementarios. El primer volumen era más clásico, más sobrio, y apostaba por los fundamentos del género con franquicias consolidadas. Este segundo volumen es más valiente, más variado y algo más caótico. La mezcla de estilos -2D, 3D, crossovers, experimentos- puede resultar irregular, pero también aporta variedad y frescura. Y lo mejor de todo es que vuelve a demostrar que Capcom no solo quiere conservar su legado, sino presentarlo de forma cuidada, accesible y lista para jugar hoy mismo, sin necesidad de cables SCART, emuladores ni adaptadores de ningún tipo.