¿Qué es un «ratoidvania»? Los chicos del estudio de desarrollo Petoons Studio, afincado en Barcelona, lo han tenido muy claro con su nuevo título, un juego estilo metroidvania con ratas. Y es que en Curse of the Sea Rats la mayoría de personajes son ratas por culpa de una maldición, y nuestros cuatro protagonistas no serán una excepción. Con la editora británica PQube a cargo de la edición y Meridiem Games a cargo de las ediciones físicas llega esta aventura a todos los sistemas actuales. Nos espera un metroidvania como mandan los cánones, eso sí, con sus luces y sombras.
La historia se remonta a 1777, cuando un barco lleno de prisioneros procedente del Caribe encalla en las costas de Irlanda debido a una maldición desatada por una de las prisioneras, la bruja pirata Flora Burn. Esta bruja ha maldecido a todos los que se hallaban en el barco convirtiéndolos en ratas, además ha liberado a los prisioneros más malvados que se han unido a su causa, y secuestrado a Timothy, el hijo del Almirante. Este no tiene más remedio que recurrir a la ayuda de cuatro prisioneros que no se han unido a las filas de la bruja: El colono americano David Douglas, la cazadora Cheyenne Buffalo Calf, el esclavo fugitivo Bussa, y la guerrera del shogun japonesa Akane Yamakawa. Su libertad a cambio de acabar con la bruja y rescatar al pequeño, un trato que no pueden rechazar.
Nada más comenzar la aventura en busca de Flora Burn conoceremos a Wu Yun, el espíritu bastante sarcástico que reside dentro de un medallón y que necesita también que paremos los pies a la bruja pirata, para ello nos ayudará abriendo portales entre zonas o dándonos acceso al cambio de personaje y a los árboles de habilidades -además de que cuando aparezca, se guardará nuestra partida y desde este punto comenzaremos si morimos-. A partir de aquí nos espera un metroidvania bastante estándar con todos los elementos típicos como el backtracking, subida de nivel, bastantes jefes, y un mapeado laberíntico formado por «habitaciones». La gran novedad jugable es que Curse of the Sea Rats puede ser jugado a cuatro jugadores en modo cooperativo local.
Si decidimos jugar solos tampoco será un problema, ya que en cada punto donde aparezca Wu Yun podremos cambiar de personaje si queremos, teniendo cada uno sus propias características y árboles de habilidades, aunque es perfectamente posible jugar toda la historia con el mismo personaje y la opción de elegir esta más dirigida a que juguemos con el personaje que más nos guste o mejor se nos dé. Cada personaje tiene dos árboles de habilidades, uno para el ataque y otro para la magia y necesitaremos la energía espiritual que dejan los enemigos al caer para ir mejorando nuestros stats y adquiriendo nuevos ataques. La subida de nivel -que también conlleva una mejora de stats- es compartida por todos los personajes, al igual que el dinero conseguido, con el que comprar consumibles y objetos en una tienda que encontraremos.
Todo lo que hemos visto que lleva funcionando en este subgénero que vio la luz con Symphony of the Night hasta el día de hoy, funciona igual de bien en Curse of the Sea Rats, aunque hay que hablar de dos elementos en particular, el diseño del mapeado y la dificultad. El diseño del mapeado es bastante correcto y está cada área bien interconectada, hay gran variedad de localizaciones y lo único que no hemos acabado de entender es la colocación de los puntos de Wu Yun -el área de guardado-. Por lo general están muy espaciados entre ellos y lejos de las zonas de mayor peligro -y de los jefes-, por lo que una muerte inoportuna significa caminata asegurada. Respecto a la dificultad, el juego empieza con un pico demasiado alto que acaba diluyéndose en cuanto mejoramos a nuestro personaje y acaba siendo un paseo.
El apartado audiovisual de Curse of the Sea Rats es sin duda el apartado más controvertido del título. A nivel de arte tenemos unos personajes y enemigos dibujados a mano y excelentemente animados, la calidad de los diseños estilo cartoon es innegable, el contrapunto son los escenarios modelados en 3D -aunque con perspectiva 2.5D- que varias veces lucen genéricos y faltos de «alma» en comparación con los personajes -con excepciones por supuesto-. Con la banda sonora también tenemos un caso de dualidad, las composiciones son de calidad, y encontraremos varios temas que encajan con la ambientación como anillo al dedo -fanfarrias marineras por ejemplo- pero luego también encontraremos otros temas que aun siendo de bella factura, no encajan con lo que está ocurriendo en el juego y pueden sacarte un poco de él.
La versión analizada es la de Nintendo Switch y generalmente el juego se desenvuelve bien, con 60 frames por segundo que solo se resienten en momentos puntuales de máxima carga pero que no nos complica la vida. Lo que si es ya un poco más molesto es que cada cambio de habitación requiera un tiempo de carga, que a veces cuando cambias muy rápido de sección puede llegar a desesperar. Entendemos que las demás versiones no cuentan con este ligero contratiempo. El control responde bien pero hay que acostumbrarse un poco a él, el movimiento de nuestros protagonistas cuenta con bastantes frames de animación para lograr más suavidad y un mayor detalle y esto puede hacer más lentas nuestras acciones, por lo que tendremos que tener en cuenta esto al acercarnos a los enemigos o al golpearlos.
Curse of the Sea Rats apuntaba maneras desde los primeros videos, pero al final su ejecución no ha acabado de ser perfecta. Son muchos pequeños detalles que el usuario puede decidir ignorar y disfrutar de la aventura o pueden estropearle un poco la experiencia. Pero no nos entendáis mal, como metroidvania cumple con creces, y en cuanto te habitúas a sus peculiaridades, divierte. Lo que hace bien, lo hace muy bien, y en lo mejorable aún tenemos la oportunidad de que Petoons Studio mejore algún detalle técnico como los tiempos de carga en la versión de Switch. En pleno apogeo del subgénero metroidvania aparece el ratoidvania, y encima producto patrio, a estas ratas hay que darles una oportunidad, el juego divierte y engancha, por lo que no podemos más que recomendarlo -valorando lo ya dicho, eso sí-.
Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por Meridiem Games