Dying Light es un juego de mundo abierto en primera persona que combina de maravilla la supervivencia contra una infección que tiene convertido a la mayoría de habitantes de la ciudad de Harran en zombis, con elementos plataformeros a través del parkour que usa nuestro protagonista, y otros elementos RPG representados por la obtención de experiencia y la existencia de varios árboles de habilidades que nos permiten mejorar a nuestro personaje y ganar nuevas habilidades de parkour y combate.

Lanzado originalmente en 2015 por Techland, Dying Light ha contado con una expansión que continúa la historia, The Following, y con tres paquetes de contenido: Bozak Horde, basado en pruebas de combate, Cuisine Cargo, basado en pruebas de sigilo, y Hellraid, que rompe con todo y nos mete de lleno en un juego de acción y fantasía medieval planeado en un inicio como juego independiente que acabó cancelado por Techland y reconvertido en este paquete de contenido. Además también se lanzaron varios DLCs de menor tamaño con nuevos diseños de armas, o elementos cosméticos.

En cuanto a la historia, Dying Light nos presenta a Kyle Crane, un militar en misión secreta en Harran, una ciudad aislada y en cuarentena por el estallido de un virus zombi. Nuestra misión es localizar a Suliman, otro agente que ha robado una documentación con un estudio sobre un remedio al virus. Aunque nada más infiltrarnos en Harran sufrimos un contratiempo al ser atacado por unos supervivientes. Seremos salvados in extremis por otra facción, aunque no podremos evitar ser contagiados por un zombi, lo que nos hará depender el resto del juego de la antizina, la única medicina que frena la propagación del virus por nuestro cuerpo.

Dying Light: Platinum Edition viene a agrupar en un solo producto el juego original, Dying Light, su expansión The Following, sus tres paquetes de contenido, Bozak Horde, Cuisine Cargo, y Hellraid; y 17 DLCs adicionales con diseños de armas y elementos cosméticos para nuestro protagonista y para el buggie que podremos usar en The Following. Esta edición lanzada en mayo de 2021 en PlayStation 4, Xbox One y PC, es la que ahora nos llega casi por sorpresa a Nintendo Switch -confirmado por Techland en agosto-.

Como siempre, es interesante comprobar como ha salido esta conversión de un juego diseñado originariamente para sistemas superiores en potencia, al pasar a la consola híbrida de Nintendo. Hemos visto de todo ya, desde conversiones muy trabajadas como la de The Witcher 3: Wild Hunt – Complete Edition hasta otras donde la conversión no ha sido todo lo buena que podíamos esperar, como la de Darksiders III. En esta ocasión estamos de enhorabuena, pues para el tamaño y la exigencia de Dying Light, la conversión ha sido notable.

Tenemos todo el contenido de la versión Platinum Edition en un solo paquete -la versión física lo tiene todo en la tarjeta de juego- y solo se nos presenta como descarga adicional unos paquetes de idiomas para las voces, entre ellos el español. Por lo demás todo ha entrado en esta versión, proponiéndonos más de 100 horas de juego -contando todo el contenido adicional y todas las misiones secundarias y coleccionables-. Por supuesto las opciones online están presentes, con su modo cooperativo para otros 3 jugadores -también disponible en local- y la invasión zombi donde podremos visitar partidas de otros jugadores pero como zombi, para ponerles las cosas difíciles a los demás.

Entrando en el apartado audiovisual y de rendimiento podemos decir sin temor a equivocarnos que a pesar de los consabidos y necesarios recortes frutos de la conversión a un sistema menos potente, Dying Light ha quedado bastante aceptable. En cuanto a calidad gráfica se ha perdido detalle en las largas distancias, calidad en algunas texturas, y se ha acentuado el popping por ejemplo. Nada que haga al juego injugable, pero que lo hace lucir un poco menos que las versiones mayores. En cuanto a rendimiento, estaremos frecuentemente sobre los 30 frames aunque tendremos caídas puntuales cuando se nos acumulen muchos zombis en pantalla o en algunas situaciones nocturnas.

A pesar de las taras técnicas, se ha conseguido un gran resultado, y para ser honestos, la versión para otras consolas también sufría de caídas puntuales en los frames. Además esta versión de Dying Light si ha recibido algunas novedades específicas a la plataforma de Nintendo como son el control por movimiento -vía giroscopios-, funciones táctiles en modo portable o Switch Lite, y vibración HD. En el dock veremos todo más nítido y el rendimiento mejorará, pero en portátil también ofrece una gran experiencia y ayuda a esconder algunas de sus carencias gráficas, por lo que se convierte en una gran opción y oportunidad para disfrutar el juego en este modo también.

Dying Light: Platinum Edition es la oportunidad perfecta para los usuarios de Nintendo Switch de disfrutar de este gran e interesante mundo abierto de Techland. Como siempre, si se dispone de otra versión en otro sistema, quizá sea más razonable centrarse en esa versión, pero si no se conoce aún el título, o se desea disfrutar en modo portátil, esta edición es perfecta, primero por la tonelada de contenido adicional que incluye y segundo por su conversión bastante sólida, con un rendimiento aceptable y una calidad gráfica más que decente. Techland ha hecho un buen trabajo sin duda y Dying Light: Platinum Edition es un juego para Nintendo Switch muy a tener en cuenta.

 


Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por Premier