Hace casi tres años y medio que Exo One nos dejo fascinados en su lanzamiento para PC y sistemas Xbox. Por fin, y después de una larga espera, hace lo propio en sistemas PlayStation. Si no tuvisteis la suerte de poder disfrutar del juego hace tres años porque no disponíais del sistema adecuado o simplemente no habíais oído hablar de él, ahora tenéis una nueva oportunidad de disfrutar de esta breve y encantadora experiencia narrativa y sensorial. Para que os hagáis una idea a los que aún no conozcáis el título de Exbleative, Exo One parece una mezcla de Journey, Tiny Wings y Superflight. Muy buenos antecedentes en los que inspirarse.
Exbleative es un pequeño estudio de programación independiente australiano. Y si atendemos a los créditos, cuatro personas son sus responsables directos: Jay Weston, Tim Mcburnie, David Kazi y Rhys Lindsay. El proyecto original se financió por Kickstarter en 2017 -aunque su desarrollo había comenzado un año antes-, y tardó bastante en materializarse, pero finalmente vio la luz en noviembre de 2021. El resultado final estuvo a la altura de lo esperado y disfrutó de una crítica favorable.
En Exo One controlamos lo que parece una sonda alienígena, a través de cautivadores entornos exoterrestres. Hay componente humano en la historia, debe haberlo, ya que el juego es precisamente una desconexión de lo humano durante ese viaje. Nuestra sonda adquiere peso al manipular su gravedad con el gatillo derecho, muestra capacidad de planeo con el gatillo izquierdo, y capacidad de salto doble con el botón de acción. Dirigiéndola como si de un Marble Madness tridimensional se tratase, y jugando con la gravedad, debemos movernos por esos exóticos parajes, hacia los objetivos que los bien insertados estímulos visuales nos indicarán.
La mejor forma de darle explicación a Exo One es la de un viaje indómito usando la ciencia-ficción, y con esto podríamos concluir la reseña, porque es ese viaje, esa fascinación por sus diferentes biomas, ese afán de seguir viendo y descubriendo lo que nos depara el viaje, y lo que se esconde detrás de él, es lo que nos va a motivar a avanzar. Y creednos, para nosotros ha sido una razón más que poderosa.
La historia se presenta de forma críptica, como le tocaría a un juego que propone algo tan fuera de nuestros límites naturales. Incluso con decisiones interesantes como tener voces, pero no oír en ningún momento diálogos claros. Aquí debemos agradecer los subtítulos en castellano cuando esas distorsionadas palabras y escuetos diálogos aparecen. Como siempre en esta forma de presentar historias, cada jugador deberá digerir por su cuenta todo lo que ve, o no, durante el viaje. La referencia directa a ‘2001: Odisea en el Espacio‘ es bien intencionada y esta bien usada.
Toda la jugabilidad del juego se basa en jugar con movilidad, peso -que no masa-, y la capacidad de desplazamiento en tierra y aire. La única cosa que podemos considerar progresión jugable es mejorar nuestra esfera de forma opcional, investigando un poco los escenarios merced a esos estímulos e indicaciones visuales, adquiriendo más energía para poder planear más tiempo. Y hay que añadir que estos desvíos no suponen una ruptura de la fluidez a la hora de afrontar esta experiencia, que la hay, pero debido a otros elementos de carácter técnico.
Audiovisualmente Exo One es una auténtica maravilla. Que sea un proyecto de escaso personal implicado solo sirve para sumar méritos a lo que vemos y oímos. No se trata de un juego que exhiba una potencia técnica apabullante, no lo necesita, con su imponente diseño visual consigue gran parte de esa fascinación que el juego produce. Incluso cuando jugablemente los escenarios no presenten grandes saltos, pero los que lo hacen, potencian el descubrimiento y el ver que más depara nuestro universo. La climatología, los efectos, ecosistemas…
El apartado sonoro ayuda sin duda a la fascinación que Exo One despierta. Los créditos nos muestran una cantidad interesante de librerías sonoras que se han usado con un acierto pasmoso, amén del acertadísimo uso de la música creando una experiencia envolvente. El juego con un equipo de sonido en condiciones es algo digno de oírse, con un acople perfecto a ese poderoso apartado artístico.
Pero Exo One no es perfecto en su propuesta, lamentablemente. Hay juegos que llegan hasta un punto, y son totalmente consecuentes y funcionales con su propuesta, por limitada que esta sea. Aquí dicha propuesta es también sencilla, pero creemos que no se gestiona con el debido acierto durante toda la experiencia. Porque hay escenarios y situaciones que rompen el fluir del viaje, más específicamente por la cámara, que dejará en más ocasiones de las deseables fuera de la pantalla a nuestra sonda, en especial cuando ganamos gran altura.
El popping, sin ser para nada excesivo, puede jugar alguna mala pasada momentánea a nivel de esa formidable ambientación: estar escalando esos inmensos monolitos presentes en buena parte del juego, escuchando el crujir entre los dos materiales alienígenas, y que en algún momento desaparezca ese monolito. O que en algunos momentos de vuelo y planeo en los cielos, alguna nube se materialice de repente. Nada serio, pero sí evidente.
La duración de Exo One se estima en algo más de dos horas, en nuestro caso han sido de tres horas consiguiendo las pertinentes mejoras de energía, y estas tres horas literalmente se nos han pasado volando. Pero nuestro viaje con Exo One ha valido mucho la pena, con momentos muy cautivadores y potentes, permitiéndose incluso continuar tras los créditos.
El juego dividirá a la gente sin duda, con muchos usuarios que podrán encontrar Exo One incluso aburrido, o su historia demasiado críptica o pretenciosa. Pero nosotros hemos disfrutado bastante de un viaje que nos ha cautivado de principio a fin, y a pesar de los pequeños problemas que hemos tenido con la cámara en algunos momentos no podemos dejar de recomendar la experiencia que ofrece Exo One.