¿Te has preguntado alguna vez como sería una lucha de cangrejos gigantes con cohetes y sables láser? Tranquilo, nosotros tampoco. Pero, sorprendentemente, hay un grupo de personas en el mundo a quienes sí le vino esa pregunta a la cabeza y, por suerte, esas personas eran desarrolladores. Estamos hablando de los japoneses -sí, tenían que ser de Japón- de Calappa Games, y el juego que tenemos en nuestras manos, para Nintendo Switch, es Fight Crab. Y el resultado es… curioso.

En Fight Crab no hay argumento, no hay historia, no hay nada relacionado. ¿Por qué los cangrejos se pelean entre ellos? ¿Están en guerra? ¿Es por una mujer? Nadie lo sabe. Pero así están las cosas. Unos segundos tras arrancar el juego ya estaremos peleando, sin fuegos de artificio, sin nada más.

La jugabilidad de Fight Crab se asemeja a los juegos que yo llamaría kinéticos, donde cada botón controla una extremidad distinta. Lo vimos en otros juegos como I am bread o Surgeon Simulator, o, para los viejos del lugar, aquel juego de flash llamado QWOP donde corríamos por una pista de carreras teniendo que controlar caderas y muslos y donde era bastante probable acabar con un resultado negativo.

En este caso tendremos el control de las pinzas, que podremos mover a nuestra voluntad, pudiendo además abrirlas o cerrarlas. El movimiento de nuestras patas será continuado y automático, de forma que podremos elegir la dirección y el cangrejo empezará a moverse hacia ahí automáticamente. Por lo que, en un abrir y cerrar de ojos, estaremos moviéndonos y atacando pinzazo a pinzazo a nuestro rival. Con esas podemos bloquear los ataques, o podemos enganchar la pinza del rival para inmovilizarlo y poder atacar con la otra.

A eso se suma el equipo que podemos comprar y llevar, que pueden ser pistolas, escudos, espadas, o incluso espadas láser. O motocicletas. O cohetes propulsados. La verdad es que los chicos de Calappa no se han cortado a la hora de echarle imaginación a la cosa. Y son de utilidad, porque podremos utilizar el escudo para protegernos y el cohete para propulsarnos y ayudarnos a atacar. Pero no solo del equipamiento que compremos nos serviremos, ya que cualquier elemento del escenario es sujeto de nuestras ansias de muerte. Si hay sillas, podemos golpear al rival con ellas. Pero si estamos en el mar y hay tiburones, también. O edificios. Da igual, en este absurdo juego de peleas de cangrejos, todo vale para ganar.

Pero lo que parece una absurda jugabilidad, esconde un juego profundo, donde dominar las físicas será importante para ganar cada combate. Podremos utilizar diferentes cangrejos, cada uno con sus particularidades. Podremos ayudarnos de la propulsión del cohete para dar estocadas más fuertes o repetitivas, por ejemplo. O bloquear a un contrario para conseguir flanquearle y poder atacarle desde atrás. El objetivo será darle la vuelta al cangrejo rival de forma que se quede 3 segundos boca arriba y, en ese caso, ganamos. El rival obviamente intentará hacer lo mismo con nosotros. Cuanto más daño acumulado tenga, más difícil será que se dé la vuelta antes de la cuenta atrás.

Iremos desbloqueando la compra de objetos a medida que ganemos combates.

El problema es que la fórmula «kinética» y la capa «absurda» del juego muchas veces no permiten que nos lo tomemos totalmente en serio y, sobre todo al principio, muchas veces nos dedicaremos a machacar botones sin saber qué está pasando realmente delante de nuestras pantallas. Por lo que toda esa profundidad se queda en nada si no es capaz de transmitir eso al jugador, que es fácil que se quede en la superficie.

No ayuda el poco contenido que existe para un solo jugador, contenido que podremos haber superado en un par de horas, con pocos escenarios y con un par de dificultades. Aún así Fight Crab es un buen juego que, si os atrae lo suficiente, os puede dar horas de diversión, sobre todo online jugando contra otros jugadores.

En conclusión, Calappa Games define Fight Crab como «un juego en el que eres un cangrejo y peleas contra otros cangrejos». Y así es, tal como suena. Y no es malo en absoluto.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Sandbox Strategies