Hoy venimos con el análisis de un juego que llevo esperando desde hace mucho. Tras ver sus primeras imágenes y trailers, me entró por los ojos desde el primer momento y tras probar la demo el pasado año, supe que no me equivocaba con este título. Hablo de Grapple Dog, título desarrollado en solitario por el autor Joseph Gribbin -bajo el sobrenombre de Medallion Games- y distribuido por Super Rare Games, un juego que me ha encandilado en todos los sentidos.

La trama que da pie al juego nos pone en el papel de Pablo, un perro antropomórfico que, mientras explora unas ruinas junto a su profesora, cae por una cueva subterránea y queda atrapado. Allí en las profundidades conoce a Nul, un robot que parece llevar allí atrapado mucho tiempo, el cual guía a Pablo hasta un cofre que contiene un gancho especial con el que poder abrir la puerta que da al exterior. Pero al hacerlo, se da cuenta de que Nul no es quien dice ser y engaña a nuestro protagonista para ser libre y poder destruir el mundo. Evidentemente, le toca a Pablo resolver el entuerto.

Grapple Dog es un juego de plataformas y habilidad 2D que coge un poco de aquí y de allá para conformar su jugabilidad. A veces tiene un poco de Sonic the Hedgehog, otras veces tiene un poco de Donkey Kong Country o incluso de Super Mario World, pero si hay un título del que bebe especialmente es de la no tan conocida franquicia Umihara Kawase, y ahora veremos por qué.

Ya desde lo primeros compases, se puede ver que el juego tiene mimo y cariño por un tubo en su desarrollo, se nota el esfuerzo de querer incluir todo el contenido posible dentro de su humilde propuesta, dejando de manifiesto la buena mano de Joseph Gribbin a la hora de realizar juegos y tener las ideas claras respecto a lo que quiere.

Entrando ya en faena, en Grapple Dog tendremos que ir superando una serie de niveles llegando hasta la meta. Para ello tendremos que hacer uso del famoso gancho que da nombre al juego, que se convierte en una herramienta imprescindible -y diría que casi la única- a la hora de avanzar. Manejaremos a Pablo con el joystick y tendremos un botón para saltar y otro para dar un pisotón, pero necesitaremos del gancho para atravesar grandes espacios con pinchos o alcanzar plataformas que de manera normal no podemos.

Y en este punto hay que decir que el manejo es sencillamente brutal, pulido hasta el extremo para poder tener un dominio absoluto del personaje. Es un tipo de control que requiere de cierto aprendizaje, pues nos obliga a mejorar nuestras habilidades para saber en qué momento activar el gancho y cuando saltar para obtener la mejor trayectoria y colocarnos donde queremos. No miento si digo que las primeras veces nos va a costar habituarnos, pero tras unas pocas horas la técnica acaba entrando sola y cuando queramos darnos cuenta, la sensación de control y «parkour» que adquiriremos será altamente satisfactoria.

No solo bastará con llegar al final del nivel, para enfrentarnos a los jefes finales y desbloquear nuevos mundos tendremos que ir recogiendo las diferentes gemas que se esconde por el escenario. En cada nivel contaremos con 5 gemas ocultas -más otras dos por conseguir una determinada cantidad de frutas-, para las cuales será necesario explorar bien cada rincón del escenario ya que se encuentran bien ocultas. Normalmente habrá que buscar puntos de anclaje fuera de cámara o paredes ocultas donde se pueden esconder, por lo que de una manera u otra nos veremos obligados  a mejorar nuestras habilidades si queremos conseguir el 100%.

Pero todo esto no sirve de nada sin un buen diseño de niveles detrás que respalde una jugabilidad tan buena, pero por suerte también lo tiene. Cada nivel está planificado al milímetro para que a quien quiera llegar hasta el final sin complicaciones no le cueste mucho, pero para que los completistas tengan que sudar la gota gorda.

Posiblemente el mayor atractivo del juego es su capacidad de seguir sorprendiendo a cada momento. A lo largo de los 30 niveles veremos como apenas se incorporarán nuevos elementos o mecánicas, pero el diseño de cada escenario sumado a su increíble jugabilidad, hace que cada nueva fase se sienta fresca y original sin que en ningún momento haya sensación de repetitividad, y todo esto lo consigue gracias a una dificultad bien escalonada que va avanzando progresivamente.

Pero todo esto de completar el juego y ver los créditos no es nada, es solo un breve tutorial para el verdadero reto: el modo contrarreloj. Es aquí donde el núcleo jugable explota todo su potencial y nos damos cuenta del increíble trabajazo que hay detrás. Este es el verdadero punto de inflexión que te obliga a mejorar a la fuerza, el Genichiro de Sekiro: Shadows Die Twice y el elemento en el que speedrunners se sentirán en su salsa. Por ponerle alguna pega a esto, hubiese estado genial un ranking online donde ver la clasificación con los mejores tiempos de la comunidad, pero más que una queja es algo que a título personal pienso que habría mejorado todavía más el juego.

Pasando ya al apartado audiovisual, es evidente el llamativo estilo gráfico que nos recuerda a la antigua Game Boy Advance, lo cual le da un toque bastante simpático y acertado al título -sinceramente, de haber salido un juego como este en la portatil de Nintendo, sería recordado como una de esas joyas ocultas del catálogo-.  En cuanto al sonido, pocas melodías pero muy trabajadas y pegadizas, de esos temas que tararearemos una y otra vez mientras jugamos, y respecto al idioma tendremos textos en castellano, poco más se le puede pedir.

Concluyendo ya, puedo decir sin miedo que Grapple Dog es una de mis grandes sorpresas del año, un título trabajado hasta el extremo que convencerá a cualquier jugador. Estamos ante un juego largo, duradero -entre 10 y 15 horas para conseguir el 100%- y con bastante contenido que hará las delicias de los fans del género. Y si nada de esto os convence, el precio lo hará, pues por menos de 12 euros que cuesta actualmente añadiremos a nuestra colección un juegazo como la copa de un pino. No os lo podéis perder.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Super Rare Games