Tras dos años cocinándose a fuego lento, mejorando y puliéndose escuchando a la comunidad durante el largo acceso anticipado, una relativamente pequeña descarga de 6,65 Gb es lo único que nos separa de la versión 1.0 de Grounded, un juego que promete mucho, veamos hasta qué punto cumple sus promesas.

Antes de nada, conviene aclarar que para aquellos que estuviesen siguiendo la versión preliminar, se conservarán algunos elementos de nuestra partida anterior como todo lo relativo al equipo, bases, recetas o mutaciones descubiertas, sin embargo, en cuanto a la historia nos veremos obligados a comenzarla desde el comienzo. Ciertamente con la ventaja de todo lo conseguido hasta ahora pero según en qué punto nos encontrásemos, tal vez a alguien pueda resultarle un inconveniente, a pesar de que en esta ocasión hay ciertos añadidos a la misma desde el comienzo, y no tan solo el inevitable añadido, por fin, del final de la misma junto con la última localización.

Es entendible que para todos aquellos que se encontrasen ya en el punto de esperar simplemente atravesar dicha parte, les pueda resultar poco apetecible recomenzar desde el comienzo, si bien es cierto que la historia como tal no es algo en lo que el juego cargue su peso y, de hecho, si vamos directos podríamos completar el juego en poco más de diez horas. Pero como decimos, no es ahí donde está el peso del juego, pero de ello hablaremos más adelante una vez hechas las aclaraciones necesarias.

Ya mismo harán 20 años del momento en que los «ex-Black Isle» Chris Avellone, Chris Jones, Chris Parker, Darren Monahan y Feargus Urquhart, se desligaron de aquella compañía que tantas alegrías dieron a los amantes de los crpgs para, de hecho, seguir haciendo lo mismo, pero en su propia compañía. Pasaron de trabajar en juegos tan recordados aún hoy como Icewind Dale, Planescape Torment, Baldur’s Gate o Neverwinter Nights a trabajar en algunas de las secuelas de estos y otros títulos de Bioware principalmente, ya como compañía totalmente independiente. Tras siete años, que se dice pronto, por fin en 2010 se atrevieron -o más bien les dejaron- sacar un título original, el obligado Alpha Protocol. Desde entonces y hasta ahora, han seguido con alguna entrega de franquicias de terceros, aprovechado licencias ajenas, alguna creación propia, pero siempre ligados al género que tan bien se les da: el rol.

Grounded es, por tanto, una rara avis en su catálogo. Es lo que podría llamarse un «survival pero sin horror», incluso si padecemos de aracnofobia, pues el juego tiene el detalle de tener esa posibilidad en cuenta y permitirnos ajustar el nivel de detalle de las arañas en el juego para que no nos provoquen incomodidad. Aunque hay que decir que el tono artístico bastante cartoon hace que salvo que nuestra aversión sea severa, no debamos preocuparnos. Es más, algunas de las representaciones simplificadas pueden resultar incluso más enervantes que la visualización completa.

Los chicos de Obsidian Entertainment nos ponen al comienzo de una suerte de Cariño, he encogido a los niños, sin ocultar ciertos toques ochenteros, pero añadiendo la manida amnesia de no saber cómo hemos acabado aquí, y con la inevitable tarea de buscar una solución a nuestra situación y volver a la normalidad.

Ya hemos comentado en apenas la introducción, al hablar sobre lo que íbamos a conservar de nuestra partida previa a la versión 1.0, que la historia, aunque existe, no lleva el peso del juego. A pesar de recordar a otros juegos de aventuras y rol por su elemento de exploración, aquí no vamos a llegar a un poblado en el que hablar con los habitantes y desentrañar pistas, así que la poca información que vayamos consiguiendo se hará de una forma indirecta como a través de la lectura de textos que vayamos encontrando y audios que podamos escuchar.

Donde Grounded pone el foco, como hemos dejado entrever, es en la supervivencia y la exploración pura y dura. Aparte de la cantidad nada desdeñable de criaturas que poblarán las distintas zonas que visitemos, y diferenciadas según su pequeño ecosistema sea este terrestre, acuático, o subterráneo, deberemos procurarnos la cantidad de bebida y alimento necesarios para no fallecer de inanición. Para ello serán vitales la recolección y la realización de recetas que previamente deberemos descubrir. También, como no podía ser de otra forma, salir airosos de los enfrentamientos pertinentes para los cuales es vital prepararnos adecuadamente e ir fabricando los útiles y armas que mejor se adecuen a nuestra forma de afrontarlos, sean estos cuerpo a cuerpo o a distancia. Aunque no es el combate tampoco, por más que sea inevitable, un aspecto en el que Obsidian haya profundizado demasiado.

Grounded no te lleva de la mano, no te guía apenas lo justo, lo cual puede ser del gusto de unos y no de otros. Tendremos un pequeño gran mundo en el que perdernos y descubrir para conseguir nuestros objetivos, y al principio y hasta que nos hagamos con ello y vayamos conociendo el mapa, podemos considerar que tiene un escalón de dificultad inicial alta que superar para comenzar a disfrutarlo. Igualmente, jugarlo en solitario puede ser una experiencia muy distinta a jugarlo en compañía. Tal vez la mayoría disfrute más del juego en compañía y considere que jugarlo en solitario es bastante más desagradecido pues el trabajo se multiplica y realmente la sensación de soledad es evidente, no es como la mayoría de juegos donde somos nosotros contra el mundo pero ni siquiera nos planteamos que necesitemos ayuda. Pero, por otro lado, desde esta redacción creemos que para ciertas personas esa sensación puede incluso acrecentar el componente survival del juego, llegando a hacer que aunque el trabajo se multiplique y la dificultad también, podamos disfrutar de esa sensación de «yo contra las dificultades» y de la sensación de logro a medida que avanzamos por nuestra cuenta.

Antes hemos mencionado también que, de ir demasiado directos a completar la historia y además contar con ayuda, Grounded puede superarse en un espacio corto de tiempo. Sin embargo, si nos perdemos por las zonas y nos dedicamos a paladear cada rincón y exprimir el juego porque disfrutemos del aspecto de supervivencia sin más del mismo, las horas de disfrute pueden multiplicarse por mucho, llegando a superar las 50 con facilidad.

En cuanto a los apartados técnico y artístico, sensaciones encontradas. Si bien hay que reconocer que, los que hemos seguido a Obsidian año tras año, no podemos esperar un apartado técnico top, lo cierto es que el juego se queda por detrás de lo que uno esperaría para los estándares actuales. El juego, incluso en su versión para XBOX Series X que es bajo la cual hemos realizado este análisis, presenta ciertos problemas ocasionales de carga tardía de texturas, unas animaciones poco naturales y otros aspectos que dan sensación de juego poco pulido. A ello también contribuye en parte un apartado artístico algo sencillo que, incluso en ocasiones, puede dificultar el saber exactamente por donde continuar nuestro camino. En cuanto al sonido, los FX cumplen sin más y la banda sonora no molesta, pero tampoco podemos decir que destaque especialmente. Se agradece, eso si, que sea dinámica y se adapte al momento concreto en el que estemos, sirviendo incluso en ocasiones de aviso ante un posible enfrentamiento.

En conclusión, Grounded nos ofrece un juego en el que se nota el trabajo y esfuerzo pero que no será del agrado de todos y, de hecho, haber disfrutado de todos los juegos de Obsidian hasta ahora no nos garantiza el poder comprar este juego a ciegas solo por quien hay detrás. Encantará a algunos pero pasará desapercibido para otros, dependiendo de nuestras filias videojueguiles.

 


Este análisis ha sido realizado en Xbox Series X mediante una copia cedida por Microsoft España