Knight Swap 2 es una secuela atípica. En Steam, esta segunda parte salió solo dos meses más tarde que el anterior juego. En Switch, la diferencia entre las salidas de la primera parte -que pudimos analizar hace poco- y la segunda son simplemente días. Y es que al final, en cierto modo, el juego es tan continuista que se siente más un juego dividido en dos mitades, que dos juegos distintos.
De nuevo tenemos un juego de puzles con fichas de ajedrez por parte del estudio brasileño Minimol Games. En su momento, Raphael Dias, fundador del estudio, mencionaba que pretendía sacar más de 100 pequeños juegos en 3 años y, otra cosa no, pero de inventiva van sobrados. Con una modesta plantilla, y trabajando de forma 100% remota, ya nos ha acostumbrado a un estilo muy personal en sus juegos, y con un precio realmente competitivo. Y en este mismo contexto se encuentra Knight Swap 2.
Como en su predecesor, nos tocará mover piezas de caballo, de distinto color, cuyo movimiento en el ajedrez, como ya sabemos, es un movimiento en ‘L’, por distintos tableros de variadas formas, de forma que, como indica el nombre del juego, intercambiemos las posiciones iniciales de los caballos. A partir de aquí empezaremos a ver distintos elementos que hará que la dificultad aumente, como portales, plataformas en movimiento, o la posibilidad de movernos por la propia cara alterna del tablero. Realmente en este sentido no encontramos novedades especiales respecto a la primera parte, aunque me gustaría pararme en una de ellas: las casillas rompibles.
En el anterior juego, una de mis quejas fue que muchas veces podíamos encontrar la solución a base de realizar movimientos aleatorios de las piezas hasta llegar al punto en el que por fin podíamos dejar a los caballos en la casilla objetivo. Y es que el título no te penalizaba de ninguna manera ese tipo de comportamiento, no te retaba a bajar el número de movimientos por nivel. Esto hacía que perdiéramos un poco la perspectiva del puzle, perdiendo esa sensación de satisfacción cuando algo hace click en el cerebro y vemos la solución.
En Knight Swap 2 esto se ha intentado paliar con las casillas rompibles. Estas casillas se romperán cuando sean pisadas por una de las piezas de caballo, de forma que no podrán ser pisadas dos veces, lo que nos obligará a pensarnos bien los movimientos cuando nos encontremos alguna de estas casillas en el panel, ya que una mala acción puede ocasionar que nos quedemos bloqueados en un puzle imposible de solucionar y que nos toque empezar de nuevo. Ya desde prácticamente el principio del juego nos encontraremos este tipo de casillas y se agradece que el título nos obligue a pensar varios pasos por delante.
Aun así, el juego sigue esencialmente la senda del título anterior, y si tenemos cierta habilidad visual, podremos pasárnoslo en pocas horas. Pero como su primera parte, el precio es paupérrimo, por lo que a poco que lo juguemos y nos guste, está totalmente amortizado.
Se echa en falta, eso sí, un sistema de clasificaciones, mundiales y entre amigos, por ejemplo, para ver quien acaba el puzle con menos piezas, por ejemplo. En general, algo que le dé una capa de rejugabilidad al juego, ya que, probablemente, cuando terminemos los 100 niveles que tiene, no volveremos a él.
También hay que hablar de los controles, ya que el juego te permite usar indistintamente los joysticks para mover las piezas, o los controles táctiles de la pantalla de Switch, donde lo hemos analizado. Pero cabe reseñar que estos últimos no acaban de funcionar bien, y a veces le cuesta detectar las pulsaciones, pero quizá eso es más fruto de una pantalla capacitiva que del propio juego, pero es algo a comentar.
De todas formas, Knight Swap 2 es un buen juego, extremadamente continuista con su predecesor, sin ser algo malo, ya que, más que un juego y su secuela, esto se puede considerar un juego dividido en dos partes. Lo que podría ser una crítica, en este caso se palia más gracias al precio de los dos títulos, 0’99€ cada uno, por lo que, por poco menos de 2 euros tenemos 200 niveles bastante bien planificados y que nos darán unas cuantas horas de diversión y estrujamiento del cerebro.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por QUByte Interactive