Si de algo no podemos dudar es que a los desarrolladores del pequeño estudio brasileño Minimol Games, fundado por Raphael Dias, les gusta el ajedrez. Y no tienen problemas en intentar variantes del popular juego de mesa. Lo demostraron ya con Zen Chess o Unlock the King. Pero en este caso, las propias reglas del ajedrez sirven de poco, ya que las únicas protagonistas serán las piezas del caballo. ¿Será suficiente con esto?

La premisa de Knight Swap es sencilla. Tenemos dos o más caballos -entiéndase «caballo» como la pieza del tablero de ajedrez- y nuestro objetivo será intercambiar sus posiciones. Es decir, que las piezas blancas lleguen donde estaban las piezas negras y que a su vez estas lleguen donde estaban las piezas blancas.

Y ya desde el inicio nos encontraremos con la primera variación respecto al ajedrez -más allá de que tenemos un número indeterminado de caballos y solo caballos-, y es que no jugaremos en el típico tablero de ajedrez, con sus 64 casillas compuestas en 8 filas y 8 columnas, sino que la superficie va a ir variando entre los distintos niveles, haciendo más complicados los movimientos de nuestras piezas.

La premisa, como decimos, es sencilla, pero a lo largo de sus 100 niveles se irá complicando, añadiendo distintos elementos, como la posiblidad de jugar en ambos lados del tablero, portales para moverse entre casillas no adyacentes, o botones que moverán otras partes del escenario de forma que podamos -o no- llegar a ellas.

Estos elementos también escalarán en dificultad: los portales tendrán distintos colores de forma que cada portal de cada color lleve solo al otro portal del mismo color o los botones harán que se gire solo una parte del escenario. La curva de dificultad es relativamente laxa, por lo que, por norma general, no nos encontraremos con ningún pico injusto de repente, aunque obviamente algunos escenarios nos costarán más que otros.

De todas formas, el juego no tiene un indicador del número mínimo de turnos que cuesta realizar el cambio -o swap-, y es una lástima, porque no incita a la superación o la rejugabilidad. Muchas veces -aunque diría que esto es algo intrínseco a este tipo de puzle visual-, cuando estemos un poco atascados, nos dedicaremos a mover los caballos sin ton ni son hasta que, casi de casualidad, encontremos la solución. No ofrece -al menos a mí- esa sensación de cuando el puzle hace click en el cerebro y exclamas «¡Ah, ya sé la solución!», como sí pasaba en Relicta, por ejemplo.

Podremos cambiar el color del entorno a alguno que nos guste más que el azul predeterminado

Aun así, Knight Swap es un juego que se nota planificado, que se nota que está hecho con mimo por amantes de ese ¿deporte? -ahí os lo dejo para que discutáis- que es el ajedrez. Y si os llama el concepto, por el muy bajo precio que tiene, vale bastante la pena y, junto a la segunda parte, que apareció casi al mismo tiempo que esta entrega, y que analizaremos dentro de poco, os aportará algunas horas entretenidas intercambiando piezas.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por QUByte Interactive