Siempre han existido clones de videojuegos. No es ningún secreto que cuando un videojuego o fórmula concretos tienen éxito, no tarda mucho en aparecer títulos inspirados en ellos para rascar algunas ventas. Es algo que se ha hecho siempre y ahí tenemos claros ejemplos como la saga Saint’s Row que nació para competir con Grand Theft Auto, Bloodstained  que era un juego inspirado en la saga Castlevania o Yooka-Layle como homenaje a Banjo & Kazooie. Nikoderiko: The Magical World es otro de esos homenajes a otra famosa saga y ahora veremos de qué se trata.

Nikoderiko: The Magical world, desarrollado por VEA Games y distribuido por Knight Peak Interactive, se basa nada más y nada menos que en la saga Donkey Kong Country, si nos ponemos más específicos, más concretamente en Donkey Kong Country Returns y Tropical Freeze, pero definitivamente toma ideas de todos los juegos de la saga del primate de Nintendo.

En cuanto a la historia controlaremos a Niko y Luna, dos mangostas antropomórficas que se dedican a buscar tesoros por el mundo. Un día  tras encontrar un hallazgo de importante valor se topan con el barón Grimbald y su ejército de cobras, quienes les roban el tesoro. Niko y Luna se ponen entonces a recorrer la misteriosa isla para recuperar lo que les pertenece. La trama no es profunda ni da para mucho, pero sirve como excusa perfecta para enfrentarnos a los 35 niveles del juego divididos en 7 mundos con diferente temática.

Uno de los puntos más destacados de Nikoderiko: The Magical World es su jugabilidad. A través de niveles 2D de avance lateral, tenemos un esquema de control que incluye un botón para saltar, otro para realizar un barrido y la capacidad de planear brevemente, y con solo esos movimientos el manejo se siente totalmente ágil, fluido y satisfactorio. El diseño de los niveles a su vez está repleto de elementos que harán sonreír a los fans de Donkey Kong, desde las letras ocultas que forman la palabra «Niko» hasta los cañones y barriles que te disparan a zonas inaccesibles, sin olvidar los niveles bonus y las monedas ocultas. Cabe decir que tendremos la posibilidad de afrontar el juego en solitario como en modo cooperativo local con un amigo o familiar, ideal para disfrutar en compañía pasando unas buenas horas de diversión.

Aunque la mayor parte del juego se desarrolla bajo una jugabilidad 2D, hay ocasiones en las que el título nos sorprende y de pronto se deshace del avance lateral para ofrecernos un plataformas de avance 3D más parecido a la saga Crash Bandicoot. Lamentablemente estas secciones 3D están limitadas a unos pocos tramos dentro de algunos niveles y realmente no se les llega a sacar todo el provecho que debería. Se nota que el estudio se siente mucho más cómodo con la jugabilidad bidimensional y relega las secciones 3D a pequeñas zonas de transición que realmente no aportan demasiado.

Sin embargo, al final del día el tomar tanta inspiración de Donkey Kong acaba siendo su mayor problema. Aunque es evidente que se trata de un homenaje, Nikoderiko peca de tomar demasiadas referencias sin aportar nada nuevo. A lo largo de la aventura, esa sensación de familiaridad con la franquicia de Nintendo se vuelve difícil de ignorar, y el juego nunca consigue despegar del todo para convertirse en algo con su propia identidad. La falta de innovación hace que, pese a ser una experiencia divertida, se sienta como una copia más que como un juego con personalidad propia.

En el apartado gráfico y visual el juego es realmente llamativo. Su estilo artístico caricaturesco, lleno de colores vibrantes y personajes expresivos, es sin duda uno de sus puntos más fuertes. Los mundos están bien diseñados y cada escenario tiene detalles que reflejan el esfuerzo del equipo de arte, además de tener montones de rincones secretos. A pesar de ello, el juego cuenta con algunos problemas de rendimiento como unos tiempos de carga bastante largos, algunas texturas a baja resolución o pequeñas caídas de frames en determinados momentos, pero nada que realmente llegue a estropear la experiencia.

Y si hasta ahora ya era evidentemente que estamos ante un homenaje a Donkey Kong Country, el apartado del sonido lo termina de confirmar: contaremos con una importante selección de temas musicales compuestos por el propio David Wise, quien también fuese compositor de los juegos de Nintendo en los que se basa Nikoderiko. Estos temas son de buena factura y de temáticas bien diferenciadas según el mundo en el que estemos, por lo no se puede negar que David Wise sigue teniendo ese toque mágico y especial  y aunque quizás este juego no llega a estar entre sus mejores trabajos, no deja de tener una calidad excepcional.

En conclusión, las sensaciones que dejan Nikoderiko son un poco extrañas -en el buen sentido-. Si analizamos sus elementos por separado vemos que todo está bien: Jugabilidad, gráficos, estilo visual, sonido, dificultad, etc… pero en ningún momento desaparece esa sensación de que falta «algo», esa identidad propia y diferenciadora que habría hecho que se convirtiese en uno de los superventas del año y en una IP con muchos más seguidores. Una cosa no quita la otra, se trata de un título más que recomendable que, pese a su conformismo homenajeador, vamos a disfrutar muchísimo tanto en solitario como a dobles. Desde 33Bits no no podemos más que recomendar su compra sin temor alguno.