Este juego ha sido analizado en Xbox Series S mediante una copia cedida por PLAION.
Poco a poco se están volviendo a recuperar los juegos de investigación detectivescos que hace un tiempo parecían haber desaparecido, al menos parcialmente. Hemos visto como en estos últimos dos años hemos tenido títulos como Indika, Shadow of Doubt o la remasterización de las entregas de Ace Attorney. Nobody wants to Die es obra del estudio Critical Hit Games y Plaion, y nos lleva a una trama detectivesca en el sentido más puro de la palabra.
Estamos en el año 2329, en una Nueva York distópica que parece haberse quedado anclada en los años 30 -al más puro estilo Bioshock– pero no exenta de avances tecnológicos. Con logros científicos tan avanzados, el gobierno ha sacado la ley de «inmortalidad obligatoria» que obliga a los seres humanos a introducir su cerebro en otros cuerpos para continuar viviendo eternamente. Controlamos a James Karra, un detective venido a menos a causa de traumas del pasado, el cual es llamado de nuevo al cuerpo de policía para investigar la muerte de un pez gordo, aunque pronto verá que hay mucho más que se esconde detrás de ese suceso.
Lo primero que llama la atención de Nobody Wants to Die es el impacto visual que provoca desde el primer momento, con esa recreación de Nueva York futurista pero al mismo tiempo clásica, mostrando coches voladores pero sin dejar de ser coches de los años 30, igual que las vestimentas y estilo arquitectónico. Todo ello se suma al potente apartado gráfico del Unreal engine que hace que cada escenario del juego sea una delicia.
Entrando ya en la parte jugable, estamos ante una aventura narrativa con toques de investigación que sabe jugar muy bien sus cartas, mezclando momentos que hacen avanzar la trama con partes en las que nos toca explorar los escenarios en busca de pistas para el caso. En las partes de investigación, podremos recorrer en primera persona el lugar del crimen en su totalidad fijándonos en detalles y objetos clave que pudieran tener relación con el suceso.
Pero como ya hemos comentado, hay que recordar que estamos en el futuro, y como tal la tecnología criminalística ha avanzado de la misma manera. Aquí es donde entran en juego nuestras herramientas de detective, ya que contamos con aparatos como luz ultravioleta o sensor de calor para poder facilitar nuestra investigación. Pero sin ninguna duda el objeto estrella de nuestro protagonista es la herramienta de recreación: con esta herramienta, podremos rebobinar el tiempo hacia atrás o hacia delante para visualizar en vivo como ha ocurrido el crimen en cuestión. Partiendo de esta herramienta nos tocará trastocar la escena hasta momentos exactos que nos den alguna clave que nos permita seguir avanzando y reconstruir la secuencia entera.
No estaremos solos en nuestra aventura, nos acompaña Sara, nuestra recién asignada compañera de trabajo que nos irá guiando y charlando con nosotros a través de pinganillo. Sara nos irá haciendo preguntas e hipótesis sobre el tema y tendremos que seleccionar una de entre varias respuestas en función de la información que tengamos. Lo que respondamos acabará afectando a la historia, ya que contaremos con hasta tres finales diferentes de la historia.
Una vez que descubramos todos los datos necesarios y acabemos con la escena del crimen, pasaremos a la pantalla de sacar conclusiones. Aquí se nos mostrará una especie de tablero en el que desplegaremos todas las pistas obtenidas y tendremos que colocarlas en los puntos de interrogación para resolver las preguntas que se hacen nuestros personajes. Sin embargo, esto tiene un problema y es que se trata de un proceso muy guiado que no nos deja libertad, si no colocamos la prueba correcta nos saltará el aviso y simplemente pondremos otra nueva al más puro estilo ensayo y error -tal es así que incluso si se nos pasa por alto una pista clave, luego Sara nos dirá que ella la ha encontrado y nos la entregará-. ¿Recordáis la saga Ace Attorney cuando la forma de avanzar era guardar y cargar partida enseñando pruebas al tuntún hasta dar con la correcta? Pues es algo muy similar.
Y en general creo que eso es lo que más le pesa al juego, que a pesar de todo no deja de ser una trama cerrada con una falsa sensación de libertad. Hubiese sido maravilloso que el juego nos dejase plantear nuestras propias hipótesis -equivocadas o no- y que la historia se desarrollase en base a nuestras decisiones reales con varias ramificaciones. Pero al fin y al cabo estamos ante un juego narrativo disfrazado de simulador de detective, por poner una comparativa directa por temática sería equivalente al Observer del popular Bloober Team.
Sin embargo hay que reconocerle a Nobody Wants to Die que lo que hace, lo hace muy bien. El argumento atrapa y nos tiene en vilo hasta el final descubriendo quien se esconde detrás de todo y los motivos que tiene, los personajes están muy bien perfilados y empatizaremos con ellos desde los primeros momentos, no solo entendiendo su carácter sino también sus motivaciones y sus preocupaciones. Todo ello bajo un tono de cine neo-noir que pilla lo mejor de películas clásicas del género para formar un conjunto increíble en su totalidad.
En resumidas cuentas, Nobody Want to Die quizás peca de fingir ser algo que realmente no es, pero aun así resulta una experiencia espectacular para los amantes de la narrativa y los thrillers. Se trata de un juego difícil de pasar por alto, así que desde aquí recomendamos su compra sin ningún tipo de miedo.