La historia del juego que nos ocupa es bastante intensa: P.A.M.E.L.A. nos llega de la mano de NVYVE Studios, una desarrolladora canadiense fundada en 2013 con muchas ganas de hacer grandes cosas. Su primer juego, que es el que analizamos hoy, fue anunciado en el año 2015 y en el 2017 se lanzó en forma de acceso anticipado. Las expectativas estaban muy altas con los trailers y su formato de juego hasta que, tras varias idas y venidas, no ha sido hasta el pasado Junio cuando se ha lanzado en formato completo. ¿Habrá merecido la pena estos 5 años de espera? es hora de descubrirlo.

P.A.M.E.L.A. nos traslada hacia el futuro, hasta una especie de paraíso tecnológico donde sus habitantes disfrutan de una vida de lujo y comodidades aislados del mundo exterior, hasta que un día aparece un terrible y extraño virus que provoca consecuencias imprevistas en los que allí habitan. Nuestro protagonista no tiene nombre, pero se despierta dentro de una cámara criogénica donde ha pasado todos estos años en estado de letargo y se encuentra con que ese paraíso ahora es más bien un infierno.

Como no podía ser de otra manera, estamos ante un juego principalmente de supervivencia y terror que recuerda mucho a otros tantos de los que coge un poco de aquí y otro poco de allá. Lo primero que se me vino a la cabeza al jugar los primeros minutos fue el genial System Shock, que se nota que es su principal inspiración tanto en jugabilidad como en mecánicas. También podremos vislumbrar algunos toques de Dead Space, Deus Ex, la saga Souls o incluso Bioshock. ¿Es bueno que recuerde a tantas franquicias? no necesariamente, pero lo hace queramos o no.

Ya desde el primer momento aparece el que considero el principal escollo del juego, que no el único: el exceso de información, o quizás la falta de ella,  que además se agrava al sumarse otro problema como es la falta de traducción al castellano. Desde el principio ya nos empiezan a bombardear con un montón de mecánicas y tutoriales llenos de tecnicismos y palabras extrañas que nos va a costar retener, empezaremos a recoger objetos y recursos sin saber para qué sirven hasta bien adelantado el juego, lo que al final hace que las primeras horas sean muy caóticas hasta que empecemos a experimentar por nuestra cuenta y vayamos viendo poco a poco la función de cada cosa, aunque quizás para cuando llegue ese momento muchos ya hayan abandonado el juego.

La ciudad de Edén en la que se desarrolla el juego es enorme, contando con varias zonas bien diferenciadas como puede ser la zona comercial, el área médica o la comisaría, a las cuales tendremos que ir accediendo buscando caminos a través de escaleras y ascensores. Algo que hace deslucir el juego en cierta medida es que casi todas las zonas estarán en oscuridad casi total, lo que nos obligará a tener la linterna siempre encendida hasta que encontremos los generadores de emergencia para restablecer la electricidad.

Explorando la ciudad de Edén, tendremos que ir rebuscando en cajas, papeleras y cajones en busca de recursos y materiales con los que poder sobrevivir. Algo que me ha gustado es que desde el principio podremos seleccionar una serie de parámetros con los que ajustar la dificultad del juego a nuestro gusto, tales como el daño enemigo, muerte permanente o reducir el hambre y la sed. Porque P.A.M.E.L.A. es eso, supervivencia pura y dura en el más literal de los sentidos, y nos lo va a demostrar a cada paso que demos.

Contaremos además con la ayuda del AATS, una especie de brazalete multiherramienta similar al famoso Pip-Boy de la saga Fallout. En esta herramienta podremos ver datos como nuestro estado de salud actual, inventario, mapa y varias utilidades más. Esto también nos ayudará a la hora de realizar los hackeos, que como es habitual en estos juegos, proponen una especie de minijuego de mayor o menor dificultad que debemos superar para abrir cerraduras y cofres cerrados. Cuanta mayor sea nuestra habilidad, más fácilmente podremos superarlos y acceder a las recompensas.

El inventario es limitado, basado en un sistema de casillas similar al del maletín de Resident Evil 4, aunque podremos ampliar su espacio según vayamos encontrando módulos de ampliación. No serán los únicos módulos que podremos encontrar, pues también encontraremos mejoras para nuestro personaje, las cuales solo podremos colocarnos en las cámaras de hibernación que sirven como checkpoint cada vez que muramos.

Y como en cualquier juego de supervivencia, tendremos enemigos. En este caso, se tratan de los propios habitantes afectados por el virus, algunos de ellos han sido totalmente paralizados y están ahí como simple atrezzo del escenario para crear ambiente de terror, otros en cambio deambulan por la ciudad y no dudarán en atacarnos en cuanto sientan nuestra presencia. También veremos unos robots centinelas voladores que intentan localizarnos en todo momento, y si nos descubren harán sonar su alarma para avisar a un androide de seguridad aún más fuerte y peligroso que los propios humanos, por lo tanto el sigilo es una parte bastante importante del juego.

En el combate es donde encontramos otro gran punto negativo, pues es muy farragoso y poco trabajado. Atacando con nuestros puños, muchas veces nuestros ataques fallarán si no centramos el cursor exactamente en el cuerpo del enemigo y aun así puede fallar a veces, dejándonos vendidos en el peor momento. Ni siquiera contaremos con un botón de fijar objetivo, algo que hubiese sido bastante necesario para suplir el mal diseño de los encuentros. Se supone que podemos encontrar armas de fuego y cuerpo a cuerpo que nos hagan las cosas más fáciles, sin embargo yo personalmente no he llegado a verlas en ningún momento en más de 10 horas de juego, viéndome obligado a pelear a puñetazo limpio todo el rato. Desconozco si se encuentran en sitios especiales o incluso si hay que craftearlas, pero no recuerdo haber visto forma alguna de hacerlo.

Al morir -porque moriremos bastante al principio-, se creará un nuevo clon de nosotros al que pasaremos a controlar, perdiendo todos los objetos y equipamiento que hayamos recogido previamente. Para recuperarlo todo, tendremos que ir hasta el lugar donde morimos por última vez y saquear nuestro cadáver, mecánica puramente heredada de la saga Souls.

El apartado técnico nos ofrece otra fuerte decepción: si bien es cierto que gráficamente es bastante potente -aunque no de los mejores que hayamos visto- y la iluminación está muy bien lograda, su optimización es muy mejorable. Empezando por el larguísimo tiempo de carga inicial que puede durar hasta varios minutos si no tenemos un buen equipo -aunque una vez en pleno gameplay no veremos más tiempos de cargas hasta que muramos- hasta caídas de frames en las áreas con más carga poligonal. A eso hay que sumarlo varios bugs y glitches, como que los enemigos se queden atascados en las paredes o que nuestro personaje se quede en una postura extraña tras acabar una animación. Del apartado sonoro no podemos decir nada malo, pues los efectos de sonido están bastante logrados y ayudan a ambientar la soledad de la ciudadela a pesar de la ausencia de música.

En conclusión, P.A.M.E.L.A. es un juego en el que constantemente nos estaremos repitiendo «Ojalá estuviese mejor hecho», ya que el concepto del juego es muy interesante y divertido, pero todos sus defectos terminan pesando demasiado. Quizás NVYVE Studios haya querido abarcar demasiado en su primer juego y es algo que le ha acabado pasando factura irremediablemente. Hay muchísimas cosas que deberían arreglarse y posiblemente no ocurra nunca, pero aun con todo es un juego al que se le puede dar una oportunidad si tenemos la paciencia de un santo y un estómago a prueba de bombas, aunque peores juegos hemos visto.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Evolve PR