La ambientación de espías es una tarea pendiente en el mundo de los videojuegos. La mayoría de títulos tienden a la acción; existen pocos juegos cuya temática sea la infiltración y el trabajo de un espía en un entorno realista. El primero que me viene a la mente, y probablemente el mejor de todos ellos, es Invisible Inc., un título de enorme calidad que recomiendo a todo aquel al que le gusten los títulos por turnos. Pero aquel tiene un estilo cartoon y no se desarrolla en mapas reales. Por otra parte tenemos los juegos de James Bond o Splinter Cell, muy orientados a la acción, o los No One Lives Forever, que pecan de lo mismo, aunque con una estética mas desesnfadada. El resultado final nos indica que solamente por el marco histórico y por la reproducción detallada que hacen de la vida de un espía, Phantom Doctrine merece la pena.
Phantom Doctrine es un juego de infiltración por turnos, con buenas raciones de gestión. Se trata de un título desarrollado por CreativeForge Games, los mismos detrás de Hard West. No es su primer título por turnos, por lo que hay ciertos fallos que pueden ser poco comprensibles, pero ya llegaré a ellos más adelante. Quiero hablar primero de la historia; antes de comenzar podemos elegir dos distintas, siendo en una americano y en la otra agente de la URSS. Por supuesto elegí ser un camarada de la madre patria llamado Boris Vladimirovich; cualquier otra cosa hubiera sido ser poco fiel a mi mismo. La historia trata sobre lo típico que os podéis imaginar en la guerra fría: asuntos relacionados con misiles nucleares, traiciones dentro de organizaciones oscuras… todo ese tipo de cosas. Sin embargo, a pesar de lo que pensaba a primer vista, el argumento del juego no es una de sus bazas principales. A pesar de que el hilo principal está bien construido e hilado, muchas de sus misiones secundarias son simplemente para evitar el avance del enemigo.
El sistema por turnos me ha supuesto una gran sorpresa, ya que no usa el típico sistema de porcentajes para acertar que tienen otros. Disponemos de un contador de «percepción» que se gastará cuando nos disparen (si es que conseguimos esquivar) y que deberemos recargar con nuestras habilidades. Si tenemos disparo claro nunca fallaremos y las coberturas solo sirven para reducir el daño que recibiremos. Esto significa que siempre estaremos infringiendo y recibiendo daño, así que los paquetes de primeros auxilios son de gran utilidad. Cuando caemos inconscientes no hay manera de volver a levantarse, así que hay que ir con aún más cuidado.
Todas las armas de Phatom Doctrine evocan armas reales, y tenemos todo tipo de gadgets que nos harán la vida un poco más fácil. Sin embargo la idea es que no nos hagan falta ninguna de estos aparatos y entremos y salgamos sin dar ninguna alarma, capturando al agente enemigo o matándolo sigilosamente si lo primero no es posible. Todos los mapas tienen un sistema de cámaras que debemos desbloquear si queremos campar a nuestras anchas. Aún cuando esté desconectado, los guardias serán un problema, y en este campo aparece el primer fallo grave del juego; en nuestro turno, si atacamos y no matamos a un enemigo a la primera, aunque tengamos otros agentes el juego entrará directamente en modo combate, y todos los enemigos sabrán directamente nuestra posición. Esto limita mucho nuestras posibilidades jugables, ya que limita los movimientos. Considero que dentro de nuestro turno deberíamos de tener libertad, y que nuestras acciones no repercutan sobre nuestros enemigos hasta que llegue su turno.
El combate es sólido y divertido, pero peca de lento. Cuando empieza un combate, hay veces que tenemos que esperar de uno a dos minutos completos para poder actuar de nuevo. Por su fuera poco, las unidades tardan en disparar, y cuando tenemos que movernos tenemos que hacerlo uno a uno y esperar a que se termine el movimiento de cada agente. Todo esto hace que los combates sean tediosos, faltos de ritmo y aburridos. No es suficiente con hacer un combate aceptable (este lo es), también tiene que tener cierto ritmo, y en eso Phantom Doctrine falla. De todas maneras es probable que vayan arreglando esto con parches, pues son fallos de fácil arreglo.
Por otra parte, además de combatir, tenemos que gestionar nuestra célula espía; para ello disponemos de muchas opciones. Lo primero es elegir dónde estará nuestra base; algunas localizaciones tienen más peligro que otras, pero siempre tendremos que cambiar de base periódicamente. En la misma disponemos de un taller donde fabricar todo tipo de gadgets, una enfermería donde irán a descansar y recuperarse nuestros agentes, e incluso un centro de análisis para esclarecer todo aquello que se nos escape. También disponemos de unos falsificadores que nos ayudarán a pasar desapercibidos durante más tiempo a nosotros y a nuestros agentes. Porque sí, debemos contratar y entrenar agentes para que se unan a nuestra causa (con la ayuda del centro de agentes). Algunas de las opciones nombradas no vendrán disponibles de inicio, y tendremos que ir mejorando y ampliando nuestra base.
Por último, nuestra base dispone de un centro de operaciones, por llamarlo de alguna manera. Es desde donde podemos acceder a misiones de infiltración y desde donde repartimos por todo el mundo a nuestros agentes. En este mapa será en el único momento en el que podemos avanzar el tiempo; se irán activando eventos por todo el mundo: si dejamos que los eventos peligrosos se lleven a cabo, el indicador de peligro subirá y más pronto que tarde tendremos que mover nuestra base de sitio. También podemos enviar agentes a hablar con confidentes para que nos entreguen equipo o información; esto suele ser aleatorio, pero la recompensa siempre merece la pena.
Además del ya nombrado, el título sufre de otro problema grave; la falta de profundidad. Todos los elementos nombrados son interesantes y funcionan bien, pero a todo le falta un grado de profundidad para alejarse de la repetición y el tedio. Phantom Doctrine es divertido al comienzo, pero pronto empieza a repetirse y a jugarse prácticamente solo dada esa reiteración. Sabemos que es lo que va a pasar y lo resolveremos sin mucho problema.
Visualmente estamos ante un título muy sólido; dada su temática realista y oscura, el juego tenía que hacer lo propio, así que lo normal son entornos oscuros y sobrios, con una paleta de colores oscura y en cierto grado deprimente. No digo esto como un problema, sino como un halago; el estilo visual casa a la perfección el estilo de juego. La música toma un papel secundario, con temas que acompañan pero que nunca intentan tomar la iniciativa ni destacar. Un buen juego de espías quedaría raro con temas épicos.
En resumen, Phantom Doctrine tiene buenas ideas y posee una ambientación única y muy bien trabajada, pero en pocas horas se vuelve demasiado repetitivo, y la excesiva lentitud en los combates no ayuda en absoluto al ritmo del título. Estoy seguro de que los desarrolladores terminarán arreglando todos estos fallos, así que solo toca esperar a que eso ocurra. De todas formas, si os morís por los juegos de espías, es un absoluto imprescindible.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Good Shepherd Entertainment