Venga. Lo voy a decir. Probablemente este es uno de los análisis que más ilusión me hacen escribir en los más de 10 años de vida de 33bits. Ale, ya lo he dicho. Porque yo crecí con las aventuras gráficas de LucasFilm Games -más adelante renombrados a LucasArts-: Maniac Mansion, Loom, Indiana Jones... y, claro está, los Monkey Island. Las grandes aventuras de nuestro entrañable aspirante a pirata, Guybrush Threepwood para conseguir descubrir el secreto de la isla de los monos. Con personajes y situaciones a cada cual más desternillante y estrambótico. Y ahora, 31 años después, Guybrush vuelve por fin a nuestros PCs. Señores, ha llegado Return to Monkey Island.
No, no habéis leído mal. No, no me he equivocado escribiendo. 31 años. Porque, si bien es cierto que en este tiempo hemos tenido varias secuelas en la saga, hacía tiempo ya que los creadores originales no estaban metidos en ella. De hecho, Ron Gilbert había dicho más de una vez que no se planteaba una tercera entrega, y, si al final la hacía, tenía que reunir una serie de diversas condiciones. Por eso, cuando la anunció el pasado 1 de Abril -recordemos que en territorio anglosajón, esa fecha es April’s Fools, una especie de día de los inocentes-, nadie sabía si tomarse ese anuncio en serio o no. Típico de Gilbert. Y hasta que, una semana después, tuvimos el primer teaser, los comentarios sobre si el anuncio era real o no no cesaron.
Y con ello, Return to Monkey Island reúne a dos de los tres grandes artífices de que la saga tenga la reputación que tiene ahora mismo: Ron Gilbert y Dave Grossman -el tercero en discordia sería Tim Schafer, que sigue en Double Fine-, que se juntaron para darle al mundo su secuela tras el final más que sorprendente que tuvo Monkey Island 2. Y, no voy a negarlo, aún con sus defectos -que alguno hay-, adelanto ya que el juego me ha encantado.
En un análisis habitual, empezaría hablando de la sinopsis del juego, de la historia en sí, para luego pasar a las mecánicas propiamente dichas. Pero aquí es un poco complicado teniendo en cuenta como acabó el segundo título y siendo que este es continuación directa. ¿Cómo hilan Ron y Dave aquel sorprendente final y el inicio de una nueva aventura? Mejor lo descubrís vosotros mismos, diría que no os va a dejar indiferentes.
Pero sí puedo decir que, una vez metidos en el fregado, Guybrush vuelve a Isla Meleé con la esperanza de embarcarse en una nueva expedición para así descubrir de una vez por todas el Secreto de Monkey Island. Cual es su sorpresa cuando, al llegar, descubre que su archienemigo, LeChuck, no solo está montando una expedición con el mismo objetivo –¡Siempre me roba mis ideas! dirán tanto Guybrush como LeChuck en algún momento del juego-, sino que además ya tiene el mapa que indica donde encontrar el Secreto.
Entonces empezará una contrarreloj entre los dos adversarios para ver quien llega antes a su objetivo. ¿Descubrirá Guybrush el secreto? ¿Lo descubrirá LeChuck? ¿Se convertirá Stan en una persona decente? Eso os lo dejo para que lo veáis por vosotros mismos.
Quizás, a nivel de historia, Return to Monkey Island peque especialmente de conservador, siendo este el mayor -y casi único- defecto que puedo achacarle al juego. Juega muchísimo con la nostalgia, parando por multitud de sitios ya conocidos y encontrándonos multitud de personajes ya vistos anteriormente. Además, su estructura narrativa recuerda muchísimo al primer Monkey Island, sintiéndose a veces un poco incluso casi más remake que secuela.
Pero, como digo, ese es prácticamente el único defecto que se le puede achacar a un juego que, por otro lado, se siente fresco en sus diálogos, mantiene el punch -aunque haya varias bromas recurrentes-, y que me ha sacado más de una carcajada. Ron, Dave, y su equipo de guionistas han creado una aventura hilarante, que envejecerá perfectamente, y que no necesita acudir a temas de actualidad para hacernos reír. De verdad que me encantaría poner un par de ejemplos de momentos geniales pero prefiero que los veáis vosotros mismos.
A nivel jugable se mantiene el point n’ click de entregas anteriores, pero de forma simplificada. Se eliminan los verbos, y se establece el medianamente estandarizado control de botón derecho del ratón para observar un objeto, y botón izquierdo para cogerlo o utilizarlo. Es un enfoque dinámico al que además se le han añadido diversos textos en cada acción de los cuales este que os escribe ha leído algunas críticas, pero que a mí me parece que añaden una capa más de hilaridad al contexto del juego.
No nos vamos a engañar: la dificultad de este Return to Monkey Island está un par de escalones respecto a sus antecesores. Incluso en su modo Difícil -el juego tiene dos dificultades-, a poco que seamos consumidores habituales de este tipo de aventuras, nos lo podremos pasar casi casi del tirón, aunque he de decir que en algún sitio me he llegado a atascar, pero no ha sido demasiado.
De todas formas, si nos atascamos, tenemos un libro de pistas en el inventario que nos ayudará en el siguiente paso. Me parece un buen añadido en un mundo en el que las soluciones a los puzles de cualquier juego ya se pueden encontrar fácilmente googleando. En vez de tener que ir a buscarla, el juego mismo te la ofrece, pero solo de forma opcional y sin entrometerse en tu partida si no lo quieres utilizar.
Me he dejado para el final del artículo uno de los temas más polémicos que han surgido alrededor del juego ya desde su presentación: el estilo gráfico o visual. Return to Monkey Island tiene un estilo gráfico muy… particular. Y no lo voy a negar, choca de primeras. Y tampoco lo voy a negar, me llamaba la atención para mal en los videos y capturas de pantalla que veía del juego antes de su salida. Hasta que empecé a jugar.
El «choque» que tuve con los gráficos de Return to Monkey Island me duró unos pocos minutos. Y en el momento de escribir este artículo, habiéndome pasado el juego, adoro el estilo visual. No solo gana muchísimo al ser jugado, sino que permite ciertos primeros planos caricaturescos especialmente conseguidos que no serían posibles de la misma manera con otro tipo de gráficos. Es extraño cuanto puede cambiar una opinión antes y después de jugar a un videojuego. Con fondos más que detallados o con personajes caricaturizados, puedo decir que este estilo le sienta como anillo al dedo al juego.
En conclusión, por ir acabando, Return to Monkey Island es el regreso de Guybrush que todos estábamos esperando. Quizás no es el juego perfecto, y se echa de menos algo más de riesgo en ciertas decisiones, pero estoy convencido de que el fan de las anteriores entregas quedará encantado con esta. Diría que también sirve para los que vengan de nuevas y no hayan tocado otro juego de la saga, pero, amigo lector, si no has jugado las dos primeras entregas, ya estás tardando. Y una vez las acabes, vente a Return to Monkey Island, porque no te va a decepcionar.
Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Cosmocover