«La historia de Shenmue está incompleta. No importa a donde vaya, la gente me pregunta por la tercera entrega. La gente me pregunta sobre cuándo será lanzada. He estado valorando las opciones. Y he decidido desarrollar Shenmue III a través de la financiación por Kickstarter. Finalmente podremos continuar Shenmue II. No es un spin off sino la secuela directa de la primera y la segunda entrega… el destino de Shenmue está ahora en tus manos.»

Así hablaba Yu Suzuki en el video de presentación de Shenmue III en el E3 de 2015, cuando se dio a conocer el proyecto de financiación por micromecenazgo a través de Kickstarter para desarrollar el juego para PlayStation 4 y Pc. Es difícil transmitir, para alguien que no haya vivido en primera persona la época de Dreamcast y el nacimiento de Shenmue 1 y 2, lo que ese momento supuso. En el mismo instante en que comenzó a sonar la música, ante un público expectante que no sabía cuál iba a ser la siguiente presentación, la locura tomó las mentes y los cuerpos de muchos aficionados y periodistas, muchos de los cuales no pudieron contener sus expresiones y gestos de ilusión.

Desde entonces hasta ahora, el título ha estado envuelto en ilusión y alguna polémica sobre la que no ahondaremos aquí, pues es de sobra conocida por toda la comunidad. El caso es que, por fin, tenemos en nuestras manos la tercera entrega, esa reclamada por muchos durante años y que se pensaba por la mayoría que ya jamás existiría. Y estar a los mandos de este análisis es, a la vez, un honor y una papeleta, porque saber transmitir lo que este juego supone, en lo bueno y en lo malo, y conseguir hacer llegar al lector un mensaje claro que le ayude a saber si es para él o no, más allá del número que otorga la nota, puede ser complejo. Porque sí, Shenmue III no es un juego para todo el mundo ni satisfará a todo el público por manido que suene, pero es cierto. Pero ¿acaso lo eran las dos primeras entregas?

Shenmue es una saga particular. La primera entrega nació siendo programada para SEGA Saturn, pero su creador, Yu Suzuki, por diversos motivos, decidió trasladar el proyecto a la, futurible por entonces, SEGA Dreamcast. Mucho se ha hablado sobre si Dreamcast, de hecho, estuvo en gran parte desarrollada pensando en que alojase en sus circuitos el sueño de Yu Suzuki, sin las limitaciones a las que se veía atado por la SEGA Saturn.

Finalmente la primera entrega vio la luz en 1999 y su secuela dos años después. Pero su lanzamiento tuvo sus claros y oscuros, lejos de ser una saga con un éxito contundente. Fue un juego que revolucionó el sector, con un claro éxito de crítica y que vino a establecer un estilo propio y reconocible. Para un jugador actual que no lo viviera, de nuevo, será difícil ser consciente de lo que su sistema jugable y la libertad que ofrecía suponían por aquel entonces, pero en el debido contexto, Shenmue no podía pasar desapercibido. No obstante, y a pesar de ello, no fue del gusto de todo el mundo. Había gente que no disfrutaba de esa libertad, de esa simulación de vida que nos ofrecía, aderezada con la historia de venganza de Ryo. Tener que descubrir por ti mismo y hablando con la gente cada aspecto, sin flechas que te indicasen claramente dónde ir o qué hacer, teniendo que trabajar para conseguir dinero y teniendo que comer para subsistir, pudiendo entrar simplemente a un salón recreativo a jugar con las máquinas arcade que allí se alojan, teniendo que dominar el estilo relativamente complejo de lucha para los combates o superar los Quick Time Events -QTE- con vías alternativas en caso de fallo puntual…

Ello, unido al fatídico final de la última consola de SEGA como tal, hizo que la historia quedara inconclusa a pesar de tratarse del «canto del cisne» de uno de los pesos pesados, y a la postre grandes nombres de la compañía.

Posteriormente, en 2003, SEGA lanzó en XBOX directamente la segunda parte, pero no tuvo la relevancia necesaria para poder plantearse continuar con aquella historia, que nació y murió, ports como el de XBOX y spin offs como el Shenmue City -2010- a parte, en la última consola de SEGA.

Pero, a pesar de todo, Shenmue tenía una legión de fanes que, incansablemente, reclamaban la continuación de la historia de venganza de Ryo. Y al fin Yu Suzuki, mediante su empresa desarrolladora Ys NET, estrenó el proyecto en Kickstarter con una meta de dos millones de dólares, que se recaudaron en tan solo unas horas. Al final recaudó más del triple, convirtiéndose en el proyecto más exitoso y con mayor recaudación de la historia actual de la plataforma. Pero el proyecto realmente contó con la financiación de una grande, SONY, haciendo que realmente el producto no fuese un juego propiamente «indie» y que, a la postre, el juego haya visto la luz en exclusiva en la consola de SONY, en detrimento de las de Microsoft y Nintendo. Afortunadamente, también ha salido en Pc, polémica por el caso de la exclusiva digital en la Epic Store aparte, de forma que el juego podrá llegar a más público que no sea poseedor de la PlayStation 4.

Tras todo esto ¿Ha merecido realmente la pena la espera? ¿Consigue Shenmue III continuar con éxito las desventuras de Ryo? Como todo, el resultado final tiene sus claros y oscuros, y dependiendo del tipo de usuario que seamos, Shenmue III será un imprescindible para nosotros o un juego a olvidar.

Lo primero que hay que tener claro, es que a pesar de no tratarse de un juego puramente independiente financiado al 100% por la campaña de micromecenazgo, Shenmue III ha sido programado por una desarrolladora pequeña, modesta, y con un presupuesto muy contenido para los estándares actuales e, incluso, si lo comparamos proporcionalmente a las superproducciones que se podían considerar ser las dos primeras entregas. Shenmue I y II eran AAAs, pero Shenmue III es un juego de presupuesto medio-bajo. Y como tal, tiene detalles técnicos muy agradables que contrastan con momentos en que se le notan las costuras, y esto puede dejar insatisfechos a muchos amantes de la saga.

Paradójicamente, si Shenmue III hubiese llegado, a modo de homenaje, con el aspecto técnico de Dreamcast, es muy posible que nadie se hubiese quejado, entendiendo el motivo tras dicha decisión. Pero el hecho de que se quede a medio camino de ser un juego visualmente impecable, hace que se le puedan criticar ciertos aspectos. En su día era vanguardia técnica pero la tercera entrega se queda a medio camino del homenaje retro y un juego visualmente notable hoy día. Contrastando continuamente el precioso arte utilizado en los escenarios, que nos invitará, como ya hicieron los dos primeras partes, a la contemplación de todos los lugares por los que pasemos y su gusto por el detalle. Los parajes naturales y las zonas urbanas están tratadas con mimo y, aunque una inspección inquisitiva denotará su naturaleza simple en cuanto a la geometría, artísticamente se muestran prácticamente impecables. Por otro lado, no ha habido tanta suerte si nos fijamos en los personajes que nos encontraremos a lo largo de esta nueva aventura. Y el mayor problema que tienen es que se presentan con estilos distintos, dando lugar a un todo algo irregular y falto de cierta coherencia, como si de ello se hubiesen encargado estudios distintos sin comunicación alguna entre ellos y un tercer estudio se hubiese encargado de ponerlos en el escenario respectivo sin supervisión al respecto. De esta forma encontraremos personajes modelados con cierto realismo y bastante aparentes, junto con otros con un modelado más simple y estilo sencillo, imitando a una película animada. De nuevo, el mayor problema no es que se haya optado por uno u otro estilo, lo cual puede encajarnos más o entrar en gustos, el problema es que hay mezcla de ambos lo cual rompe la coherencia y nos saca un poco del contexto en algunos casos.

Con respecto a los aspectos de desarrollo jugable, es casi como si por Shenmue no hubiese pasado el tiempo, no hay apenas diferencias con la experiencia original de las dos entregas anteriores. Como si Yu Suzuki hubiese llevado a cabo el juego tal como lo diseñó en su día, lo hubiera metido en un cajón, y lo hubiera desarrollado hoy día tal como lo hubiese hecho en Dreamcast. Eso, per se, no es ni bueno ni malo, ni será la última vez que salga a colación en el análisis, y dependerá del tipo de usuario que seas puede atraerte o alejarte del título.

Shenmue III es Shenmue, para lo bueno y para lo malo. Comienza directamente de forma directa con el final de la segunda parte, como si la última entrega hubiese salido hace un par de años y no hubiese pasado el tiempo. Con Ryo y Shenhua hablando sobre la desaparición de su padre y la llegada de unos maleantes al tranquilo y rural pueblo chino de Bailu, lo cual nos establece nuestra misión más inmediata mientras, de fondo, no olvidamos la búsqueda del asesino de nuestro padre.

Esto nos deja claro un aspecto que muchos jugadores actuales se preguntarán ¿Pero hace falta haber jugado a los dos anteriores para disfrutar de esta tercera entrega? A pesar de que el juego te ofrece un vídeo resumen de la historia hasta el momento, no podemos más que recomendar haber pasado primero por ambas precuelas, aprovechando además que SEGA ha reeditado, oportunamente, ambos en un pack tanto para PlayStation 4 como para Pc e, incluso, XBOX One, a pesar de que ésta no contará con la entrega que nos ocupa.

Una vez puestos a los mandos de Ryo, se podría decir que nos sueltan a nuestra suerte en la desagradable tarea de investigar en la aldea. Dicha aldea no tarda en mostrarse ciertamente hostil con los extraños y deberemos solventar dicho escollo para conseguir la colaboración de sus habitantes, lo cual se podrá conseguir de más de una forma distinta dándonos libertad para afrontar la situación de la forma que consideremos oportuna.

Como en las anteriores entregas, el juego invitará a perderse, conocer sus gentes, sus costumbres y su modo de vida. A mezclarse, pasear, sentarse a disfrutar del paso del tiempo y de sus nuevos escenarios, de los encuentros con los nuevos y también, como no podía ser de otra forma, viejos y conocidos PNJs. El juego no te plantará una flecha que te lleve hasta el próximo recado u objetivo, deberás ir buscándote la vida para avanzar en la trama, al modo en que lo hacen juegos actuales como el Zelda Breath of the Wild pero salvando las lógicas distancias. Pero esa es parte del placer de jugar Shenmue.

Aquí no hay un par de NPCs relevantes en cada pueblo y un resto que están solo para figurar. La base y el desarrollo jugable no han cambiado con respecto a las anteriores entregas. Debes «vivir» el juego para avanzar, no es una lista de recados. Cada NPC tiene su vida, su rutina marcada, dando así un pueblo que da la sensación de estar realmente vivo. La atención al detalle, podríamos decir incluso que obsesiva, con respecto a sus personajes y escenarios, está aquí presente.

Si has jugado los dos anteriores sobra decir que Ryo se agota, necesita comer, necesita dinero que conseguiremos aceptando trabajos o consiguiendo objetos o materiales que vender. Tal cual en 1999. También tendremos un cuaderno donde se irán reflejando los objetivos además del descubrimiento actual. Podremos además acelerar el tiempo para esperar a un evento o suceso que ocurra en un momento concreto del día.

Hay, no obstante, pequeños cambios o ajustes. En algún momento pueden parecer mejoras pero en otros no queda claro si se trata de un ajuste deliberado o, tal vez, simplemente por motivos de presupuesto. El combate se ha simplificado con respecto a lo que estábamos acostumbrados. En este caso no hay que dominar un abanico tan amplio de movimientos, pero se incide más en el desarrollo de nuestras capacidades como la fuerza o la salud. De esta forma se añade un toque más rolero a dichas contiendas y dependeremos más de subir nuestros atributos mediante el respectivo entrenamiento.

Los QTE están ahí, de nuevo, pero son más sencillos que en entregas anteriores. Esta vez no tendremos segundas oportunidades tras algún fallo de una forma alternativa sino que, directamente, se interrumpirá la secuencia si no la hacemos totalmente correcta y nos tocará repetir. La cámara se ha pulido y mejorado pero el espíritu de la cámara original se mantiene, lo cual en interiores a veces podrá no ser de nuestro agrado.

Tal vez, lo que si podremos echar unánimemente en falta, es un salón arcade en el que se note que detrás anda SEGA, y es una lástima que, al menos para este aspecto concreto, no hayan llegado a alguna especie de acuerdo, porque en comparación, en Shenmue III la experiencia queda algo desangelada con máquinas que no terminan de invitarnos a perder un rato en ellas.

Si vuelve, sin embargo, la voz original del actor de doblaje en inglés de Ryo. Y, por primera vez, esta entrega llega con los textos totalmente traducidos al castellano, siendo esta la primera entrega que podremos disfrutar en nuestra lengua, sin contar los proyectos que la escena ha creado para la traducción de las dos primeras entregas de forma no oficial.

En general, se podría decir que el bajo presupuesto se nota en varios aspectos que se han quedado, tal vez, a medias de lo que Yu Suzuki pretendía. Pero en cuanto a la historia y el desarrollo, se siente totalmente con todo el espíritu de la saga. Historia que, nos preguntábamos, si terminaría aquí con un Yu prudente que no pensase en todas las entregas que tenía en la cabeza, pero no. Sin destripar nada del argumento, sí podemos adelantar que la historia no acaba aquí, y queda totalmente preparada para un futurible Shenmue IV, lo cual para algunos que se teman que esta entrega no tenga el éxito suficiente para justificar continuar de nuevo la historia, puede ser frustrante. Puesto que abre, de nuevo, la incertidumbre sobre el futuro y el final de la dilatada historia de venganza de Ryo. ¿El juego tendrá el suficiente éxito para que una grande apadrine un proyecto AAA para dar final a la saga? ¿Tendrá al menos el suficiente para continuar con proyectos de medio o bajo presupuesto y, al menos, poder terminar dicha historia? ¿Este último intento por resucitar el proyecto no tendrá la repercusión esperada y acabará en la nevera? Eso es algo que solo el tiempo dirá.

Lo que si podemos decir ahora es que Shenmue III está aquí, con carencias técnicas y jugables pero todo el sabor clásico. La ambientación y la historia son sublimes y te sigue invitando a disfrutar de forma pausada de cada rincón, de cada personaje. Este es uno de los casos en los que el todo es más que la suma de las partes y, aunque la falta de recursos haya obligado a Ys NET a priorizar y recortar, una vez sumergidos en su mundo podemos omitirlo si nos dejamos llevar porque está lo que importa, que es continuar con la historia.

Y es que Shenmue III, en definitiva, no es solo Shenmue III. Descansa sobre lo vivido en Shenmue y Shenmue II y coge impulso en ellos. Si no disfrutaste aquellos juegos, está claro que este no es tampoco para ti. Pero si llevas años esperando por continuar aquella experiencia, aquí está, al fin, lista para disfrutar como si no hubiese pasado el tiempo. Y es que a pesar de las pegas, que están ahí y es innegable, solo podemos pensar en que se siente como Shenmue. Con más dinero sería más bonito técnicamente, estaría más pulido y con menos altibajos técnicos, no tendríamos esos momentos en que nos da la sensación de que se acabó el presupuesto o se les echaba el tiempo encima, sin querer soltar spoilers pero todos los que lo jueguen lo notarán a partir de cierto momento de la historia. Sin embargo la esencia no cambiaría. La experiencia para un amante de Shenmue puede ser plenamente satisfactoria a pesar de que no termine de ser redonda por todo lo comentado.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Koch Media