Shin Megami Tensei V fue uno de los grandes lanzamientos de 2021. Shin Megami Tensei es una conocida serie de juegos de rol japoneses cuyas raíces se remontan a los años ochenta. Los juegos principales gozan de una inmensa popularidad -algunos dirían que incluso de culto-, y han dado lugar a numerosas secuelas y derivados, como Digital Devil Saga, Devil Summoner y otra famosa serie que en cierta medida ha opacado a la saga original: Persona.
La versión original de Shin Megami Tensei V se publicó en exclusiva para Nintendo Switch y es ahora, tres años después, cuando ve la luz en otras plataformas como PC, Xbox One, Xbox Series, PlayStation 4 y PlayStation 5 -también llega esta nueva versión a Nintendo Switch-. Sin embargo, como suele ser habitual en los lanzamientos de Atlus, este relanzamiento no se limita a ser un mero port de la versión original. Bajo el nombre de Shin Megami Tensei V: Vengeance nos llega ahora una versión potenciada y mejorada del juego, incorporando una vasta cantidad de contenido y mejoras de calidad.
Pero empecemos por el principio: En Shin Megami Tensei V comienzas siendo un estudiante corriente que asiste a clase en un instituto japonés, pero en tan solo unos pocos minutos te encuentras en una versión alternativa y destruida de Tokio plagada de demonios. Los primeros cambios con respecto a la versión original de Nintendo Switch llegan muy rápido, pues en apenas diez quince minutos deberemos realizar una elección determinante que marcará nuestro camino en la aventura. Esta elección, presentada de forma enigmática y críptica, nos llevará por la ruta del Canon de la Creación, la original del juego, o por la ruta del Canon de la Venganza, la gran novedad de esta versión.
El Canon de la Venganza nos presenta una nueva y larga historia que nos ofrece un punto de vista distinto. Se trata de una dramática historia de venganza, centrada en nuevos personajes y en una enigmática hermandad de demonios, los Qadištu, que tienen sus propios planes e intereses al margen de la guerra entre los que luchan por mantener el orden y los que pretenden desafiarlo. Por supuesto esta nueva historia presenta nuevos personajes, nuevas áreas a explorar, nuevos enemigos y nuevos fundamentos en el sistema de combate.
El ámbito narrativo era quizás el punto más flojo del juego original. El argumento era bastante extraño y, me atrevería a decir, poco inspirado y desarrollado. Encarnábamos a un protagonista casi mudo que de repente se encontraba en una versión postapocalíptica de Tokio llamada Da’at. Allí su camino se cruzaba con un ser llamado Aogami, con el cual se fusionaba para formar una entidad a medio camino entre humano y demonio llamada Nahobino, y acababa siendo participe de la gran batalla entre ángeles y demonios que tiene lugar en Da’at. Todo ello mientras trataba de encontrar el camino de vuelta al Tokio ordinario.
No es que la historia fuese mala, por supuesto, ya que contenía algunos momentos impactantes y giros sorprendentes. El problema principal es que, a lo largo del juego, la historia quedaba en un segundo plano. Tras la introducción vagábamos por las primera localización durante unas seis o siete horas sin enterarnos demasiado de la trama del juego, hasta que recibíamos un pequeño fragmento de narrativa que rápidamente daba paso a otro puñado de horas sin avance argumental.
Esto no es nada extraordinario si tenemos en cuenta que Shin Megami Tensei siempre ha sido una saga más enfocada al mazmorreo que a la narrativa, pero era algo que acababa pesando con el paso de las horas. El Canon de la Venganza no supone un cambio radical en este estilo narrativo, pero si que, en nuestra opinión, tiene algo más de ritmo y cuenta una historia algo más interesante.
Pero las novedades del juego no se quedan solamente en un nuevo arco narrativo. Si seleccionamos la ruta original del Canon de la Creación también disfrutaremos de numerosas mejoras de calidad de vida. Se han pulido y balanceado numerosos aspectos del sistema de combate, haciendo un esfuerzo para hacerlo algo menos opaco y que de este modo resulte más accesible a nuevos jugadores, pero, obviamente, sin perder por el camino la esencia de una saga basada en tener una dificultad más elevada de lo habitual en la vertiente más mainstream del género.
Se trata de cambios sutiles: mejorar el sistema de tutoriales y hacer que estos estén siempre disponibles para consulta desde el menú del juego, permitir el guardado de partida en cualquier lugar, mejorar el sistema de teletransporte, permitir usar de una sola tacada varias unidades de determinados objetos en lugar de tener que hacerlo una por una, implementar mejoras que suavizan el sistema de subida de niveles permitiéndonos encadenar batallas que proporcionan un multiplicador a la experiencia obtenida, mayor variedad en las negociaciones con los demonios… La lista es casi infinita y se ve acompañada de nuevo contenido en forma de cacerías de demonios o de un sistema de sinergias entre nuestros aliados que resulta mucho más profundo, ya que, por ejemplo, se pueden activar determinadas habilidades únicas en el caso de que nuestros acompañantes tengan alineamientos compatibles o una fuerte relación mitológica.
Shin Megami Tensei V ya era un coloso en su versión primigenia y todas sus virtudes se mantienen en esta nueva versión. El sistema de combate por turnos sigue resultando profundo, adictivo y complejo y Da’at sigue siendo un mundo muy satisfactorio y plagado de lugares y recompensas por explorar, pero la cantidad de contenido que se ha añadido en esta nueva versión hace que la original publicada hace solo 3 años palidezca y resulte una beta casi en comparación. Se ha criticado mucho la política de relanzamientos de Atlus, pero lo cierto es que Shin Megami Tensei V: Vengeance incorpora tal cantidad de novedades que podría haber sido perfectamente Shin Megami Tensei VI. Lo que antes ya era imprescindible ahora se convierte en uno de los mejores títulos del género.