Quiera de nuevo la casualidad que tengamos un análisis de un juego de maneras clásicas en nuestro horario donde cae esas intermitentes entradas retro. Porque Soda Crisis es un genial Run’n Gun que nos trae a la cabeza tiempos pasados, pero sabiendo hacerse actual. El gran trabajo del Team Soda, publicado por bilibili es un monumento a la adrenalina y el disfrute, sabiendo adicionar mecánicas que expanden el disparar y saltar de forma frenética. Vamos a enfrentarnos a una loca invasión alienígena con un protagonista imposible, al que iremos armando y mejorando hasta las trancas.

¡VAMOOOOOOOOOOOOS!

La historia ya está prácticamente contada arriba: loca invasión exoplanetaria atacando las fábricas de soda, para sustituirlas por otros refrescos menos puros y refrescantes. Nuetro protagonista nos recordará a esos minions sicarios de Gru, si estos amables secundarios fueran menos amables y les añadieran armas de gran calibre. Somos una accidentada creación para intentar combatir una amenaza global, no necesitamos más, aunque el juego nos seguirá ofreciendo momentos narrativos traducidos a nuestro idioma… aunque con algunos textos en inglés intercalados de forma extraña.

En fin, que lo primero podría ser pensar en la saga Metal Slug, es lo que me viene a la cabeza al tener a este pequeño protagonista que empuña armas casi tan grandes como él. O cuando nos ponemos al mando de vehículos tan locos y dañables como aquellos. Pero se va más lejos que esa clara inspiración en la saga de Nazca Corporation, vamos a hacer más que pegar tiros, en un gameplay medido a la micra.

Saltar, calcular, tirar de gancho energético… en décimas de segundo, de manera casi instintiva.

Porque las plataformas se fusionan con la acción desenfrenada, creando un conjunto tan dinámico como accesible e intuitivo. Incluso tenemos un gancho para adherirnos a superficies perfectamente integrado en ese control rápido y directo. Aquí me tiene que salir también la nostalgia pensando en la saga Bionic Commando, pero con una agilidad y capacidad ofensiva que Super Joe y Nathan Spencer envidiarían.

En la primera fase nos sueltan con el protagonista a tope, pero no tendremos problema alguno en familiarizarnos con todo lo que podemos hacer en ese momento. Luego, jugamos a una suerte de flashbacks donde vemos como escapa de su condición de criatura de laboratorio, y ya tenemos un tutorial con un par de jefes que nos muestra de forma impecable como funciona todo, incluido su viciante sistema de mejoras, muy adaptable al gusto y maneras de jugar de cada uno, y a las situaciones que iremos encontrando. Hasta tenemos una preciosa tienda para seguir expandiendo este sistema.

Eso… será quien nos venda útiles mejoras.

Tenemos un mapa global donde ir moviéndonos en misiones, desplazando a esos ‘malvados’ aliens kilómetro a kilómetro. Cada fase se divide en secciones más pequeñas donde los objetivos se modifican. Nos puede tocar eliminar a todo lo que se oponga a nosotros para que se abra la puerta al final; secciones enfocadas a las plataformas sin descuidar la acción; otras donde debemos huir como alma que lleva el diablo; y esos momentos a bordo de vehículos, que irán creciendo en desfase a medida que esos vehículos sean más extravagantes.

El control del protagonista combina el uso de bastantes botones del mando, incluida una estratégica esquiva que nos salvará el pellejo continuamente, con la facilidad para asimilarlo todo de manera orgánica. Soda Crisis se siente muy vanguardista en su desarrollo 2D por combinar ese clasicismo con todas esas capas en el control y la capacidad de mejora del protagonista. Y hasta sus gráficos 3D con una estética que, en los primeros compases se me antojaba algo fría, terminan resultando en algo muy particular y hasta diferenciable.

La vamos a gozar bien con los vehículos.

La verdad es que no quedaría añadir en demasía, pero es que se puede hacer igualmente. El gestionar las células de energía eligiendo esas adiciones y mejoras en diferentes campos -nuestras armas, sus módulos, el objeto secundario, habilidades pasivas…-, y hasta con un pod también mejorable que se nos presenta como el Señor de la Destrucción.

La guinda la pondría una música de corte electrónico que se nos mete en la cabeza y nos sigue impulsando a movernos, a disparar, saltar como locos, no parar ni para pensar las cosas… aunque más que guinda, realmente está integrada en el todo de una forma tan genial que Soda Crisis no sería lo mismo sin ella. Hasta la vibración del mando, algo a lo que ya llevamos hechos durante décadas, se me antoja genial. No es un juego largo, pero lo que dura se disfruta con ganas.

No es necesario alargar esto más. El trailer que cierra esta entrada dice mucho, pero dice más su demo descargable, y que con los 8,99 € que cuesta, Soda Crisis es un caramelito que todos tienen que probar. Porque por ahora solo le tenemos en PC, pero esto tiene que llegar a más sistemas.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Big Games Machine