Stars In The Trash es uno de esos títulos que entran primero por los ojos y, cuando nos damos cuenta, ya nos tienen completamente ganados por lo que transmiten. Desarrollado por el estudio murciano Valhalla Cats -paisanos de este redactor-, Stars In The Trash es una carta de amor tanto a los gatos y mascotas en general como a la animación clásica, y también una pequeña reflexión sobre la libertad, la curiosidad y las consecuencias de abandonar la comodidad del hogar sin saber muy bien qué nos espera ahí fuera. Desde el primer momento queda claro que no estamos ante un juego con una propuesta típica, aquí todo está planteado como una experiencia para intentar emocionarnos, veamos si lo consigue.
La historia nos pone en la piel de Moka, un gato doméstico que vive rodeado de atenciones, juguetes y comida, pero que siente una tremenda curiosidad por el mundo exterior. La curiosidad felina, ese impulso casi inevitable, acaba llevándolo a escapar de casa y a enfrentarse a un entorno completamente nuevo y en ocasiones hostil. El juego nos narra este viaje sin palabras, apoyándose únicamente en la animación, los gestos y la música, permitiéndonos conectar con la experiencia a nuestra manera. Es una historia sencilla y sin grandilocuencia pero que consigue transmitir con mucha honestidad el contraste entre la fantasía de la libertad y la realidad de un mundo que no siempre es justo ni acogedor presentándonos algún momento de cierta dureza emocional.

A nivel jugable, Stars In The Trash se presenta como una aventura de plataformas en 2D con un ritmo pausado y una dificultad muy medida. Controlar a Moka es sencillo, casi intuitivo, y las acciones disponibles se van introduciendo de forma progresiva. Saltar, correr, escondernos o interactuar con el entorno es muy accesible, pensado para que jugadores de cualquier edad puedan disfrutar de la experiencia sin grandes dificultades. Es posible que el comienzo del juego se sienta un poco lento de más -los diferentes intentos de escapar de casa-, aunque luego la aventura coge un mejor ritmo.
Los encuentros con otros animales, tanto amistosos como hostiles, o con el enemigo principal del juego, están planteados desde una lógica de mascota, reforzando la sensación de estar viviendo el mundo desde la perspectiva de un animal doméstico perdido en un entorno que no entiende del todo. Moka es vulnerable y durante varios segmentos de la aventura tendrá que correr, escapar, esconderse, y en última instancia pelear.
El diseño de niveles acompaña bien esta filosofía. Los escenarios no son especialmente grandes, pero están llenos de pequeños detalles que invitan a observarlos con calma -nos llamarán la atención ciertos memes actuales, y los homenajes a mascotas en diferentes puntos del juego-. Hay momentos más lineales y otros algo más abiertos. Algunos puzles sencillos sirven para variar el ritmo y mantenernos implicados, aunque nunca llegan a ser especialmente elaborados. También tendremos algunos momentos donde la vertiente plataformera del título sale a relucir, aunque esta queda muy acotada a cierto escenario en particular. En general, el juego apuesta más por la experiencia sensorial y emocional que por la profundidad en sus mecánicas.

Donde Stars In The Trash destaca definitivamente es en su apartado artístico. El estilo visual, completamente dibujado a mano, recuerda a las películas clásicas de animación tradicional, con fondos que parecen pintados con acuarela y personajes con un gran diseño y bien dibujados. Cada animación está cuidada al detalle, y Moka transmite emociones constantemente a través de su lenguaje corporal, sin necesidad de una sola línea de diálogo. Es un trabajo artístico que no solo es bonito, sino coherente con lo que el juego nos quiere contar, reforzando ese tono entre tierno y melancólico que lo impregna todo, sobre todo a partir de cierto evento de la aventura. El apartado sonoro acompaña de manera excelente esta propuesta visual. La música es discreta, pero muy efectiva, entrando y saliendo según lo requiere cada situación. Los efectos de sonido, desde los maullidos hasta los ruidos del entorno, están bien integrados y ayudan a dar vida a un mundo que se siente orgánico.
En el plano técnico, el juego ofrece un rendimiento sólido. La animación es fluida, los tiempos de carga son prácticamente inexistentes y no hemos encontrado problemas que empañen la experiencia. Se nota que el equipo ha priorizado la estabilidad y el buen funcionamiento, algo fundamental en un título tan centrado en la inmersión. La interfaz es mínima y clara, dejando todo el protagonismo a la acción y a la narrativa visual, sin elementos innecesarios en pantalla. Lo único negativo a mencionar es cierta sensación de imprecisión en el control, particularmente en los saltos cuando estamos colgados de una plataforma y también es posible que varios jugadores sientan falta de inmediatez en el control. Nada demasiado grave pero que seguramente pueda ser ajustado por el estudio.

Stars In The Trash es una experiencia breve y muy concreta. No es un juego pensado para rejugarlo una y otra vez ni ofrece una gran variedad de situaciones. Su propuesta es clara y va directa al grano, es una experiencia para los amantes de los gatos y otros animales de compañía, y lo que para algunos puede quedarse corto, para otros es precisamente parte de su encanto. En ese sentido, es un título que apreciarán especialmente quienes busquen algo diferente, más emocional y contemplativo, y que no necesiten un desafío o mecánicas jugables muy elaboradas. Estamos ante una bonita experiencia que pretende ofrecernos una historia sencilla, cuidada, honesta y coherente de principio a fin.
En conclusión, Stars In The Trash es una pequeña joya indie que destaca por su sensibilidad -particularmente para los amantes de los animales de compañía-, y su dirección artística. Puede que no sea un juego para todo el mundo, pero si conectamos con su propuesta encontraremos una aventura íntima y emotiva, que se disfruta mejor sin prisas y con la mente abierta. Valhalla Cats demuestra con este debut que tienen futuro en la industria. Es justo decir que algunas mejoras leves en el control y cierto control del ritmo del juego hubieran sido de agradecer, aunque Stars In The Trash se queda con nosotros más por lo que nos hace sentir que por lo que nos exige como jugadores, y que confirma que, a veces, las historias más sencillas son las que dejan una huella más profunda.

