Undercoder es una desarrolladora pequeña pero con sabor español por sus cuatro costados, pues la mayoría de sus integrantes son de nuestro país. No son unos novatos, ya que llevan desde el 2005 en esto de la creación de juegos con títulos con más o menos fortuna, pero sin duda su nuevo proyecto es el más ambicioso y especial de todos, ya que Superepic: The Entertaiment War – que así se llama el título-, no duda en reírse de la propia industria del videojuego y sus entresijos.

Primero vayamos al cachondo y original argumento del juego: es el año 2048, la sociedad vive enganchada a los juegos de móviles y a los free to play, en su mayoría proveniente de la compañía Regnantcorp que es la mayor multinacional del planeta. Una pareja de amigos un tanto peculiar, ya que se trata de un mapache y una llama, son el último reducto de los videojuegos «de toda la vida» y sin pensárselo dos veces, ponen rumbo a la sede de la compañía para acabar con ella y devolverle la dignidad a los videojuegos.

Como ya se puede ver desde el mismísimo comienzo, Superepic es una crítica brutal a los juegos monetizados y sacacuartos de baja calidad pero que atrapan a la gente con sus micropagos abusivos. De hecho, los propios enemigos aparecen con apariencia de cerdos con traje y corbata en clara referencia al capitalismo. Toda esta crítica la veremos tanto en los niveles y decorados como en las propias conversaciones, aparte de en otros detalles que ya veremos más adelante.

El género al que pertenece el juego es el cada vez más utilizado metroidvania. Al mando de nuestra pareja protagonista, tendremos que ir recorriendo toda la sede de Regnantcorp para vencer a los ocho miembros de la junta directiva, al tiempo que vamos consiguiendo objetos y mejoras para poder explorar aquellas zonas a las que no teníamos acceso en primera instancia.

Como metroidvania hay que decir que se desenvuelve bastante bien pero tampoco llega a maravillar. Las diferentes zonas del juego están bien diferenciadas, sabiendo en todo momento cuando estamos en una u otra, pero debido a su ambientación basada en un complejo de oficinas la temática no variará demasiado, casi todo serán pasillos empresariales, salas de ordenadores y similares, aunque es cierto que hay un par de zonas que se salen de la norma. El diseño del mapeado tampoco es especialmente original, ya que en general prima la horizontalidad y se llega a hacer un poco monótono. Como queja personal, se echa en falta la opción de poner marcadores en el mapa, ya que debido a lo plano y poco distinguido del mismo, hay salas que nos puede costar muchísimo volver a encontrar si no recordamos su ubicación exacta.

Respecto al combate, lo cierto es que se inspira bastante en el de la saga Guacamelee! Nuestros personajes cuentan con un ataque lateral, un uppercut superior y un martillazo hacia abajo con el que poder rematar a los enemigos de diferentes maneras. Con estos tres movimientos, podremos encadenar largos combos para ir aumentando el multiplicador todo lo que podamos, aunque realmente no sirve de mucho más allá de superar nuestro récord personal, ya que las recompensas soltadas por los enemigos no van a variar en función de esto.

Respecto a los enemigos quizás esperábamos algo más, es cierto que hay mucha variedad de diseños según la zona, pero por lo general siempre se van a dividir en los mismos tipos con distintas skins: el esbirro corriente, el fortachón que bloquea nuestros golpes y el volador. Hay algunos más con diferentes mecánicas pero no son una mayoría, son casos especiales contados con los dedos de una mano. Las batallas con los bosses son de lo mejor del juego, pues algunos no se cortan en hacer referencias prácticamente calcadas a la cultura popular o a otros videojuegos famosos -¿quién quiere volver a enfrentarse a un tanque nuclear bípedo de cierta saga de sigilo?-. Lo que sí es cierto es que el juego es realmente fácil, muy rara vez estaremos en serios apuros -de hecho completé el juego con cero muertes en la primera pasada-, algo que puede echar atrás a los más exigentes.

Y estos enemigos al morir sueltan monedas que a lo largo del juego podremos ir canjeando por recompensas en las diferentes tiendas que vayamos encontrando. Con estas monedas podremos comprar aumentos de nuestras estadísticas, armas y accesorios para ir mejorando a nuestros personajes, ya que no contamos con un sistema de niveles y experiencia como suele ser habitual. La variedad de armas es bastante curiosa y original, pues será posible atacar con objetos tan mundanos como sartenes, paraguas, palos de golf o pescados. Estas armas las podremos subir de nivel hasta en tres ocasiones para aumentar sus estadísticas si tenemos el suficiente dinero para ello, por supuesto aumentando el precio cuanto más nivel queramos.

La mecánica más original y llamativa del juego que hace que se diferencie de los demás es el uso de nuestro propio teléfono móvil para algunas acciones. En ocasiones nos encontraremos salas protegidas con rayos láser en las que encontraremos un teclado numérico y al lado un código QR. Si escaneamos el código QR con nuestro móvil, podremos jugar a distintos minijuegos de navegador que, si los completamos, nos obsequiarán con la contraseña que debemos introducir en el teclado para eliminar los láseres y conseguir la recompensa del otro lado. Esta mecánica es pura ironía, pues cuando nos demos cuenta habremos caído en la trampa y estaremos haciendo eso mismo contra lo que estamos luchando en el propio juego: el uso del teléfono para jugar. Si esta mecánica os parece absurda o simplemente no os apetece andar con el móvil, no os preocupéis porque es algo totalmente opcional, el juego se puede completar perfectamente sin las recompensas de dichas salas, que normalmente suelen ser dinero o equipamiento extra.

Todo lo hablado anteriormente pertenece al estilo metroidvania, pero no será la única manera de jugar. Como un pequeño extra, contaremos con un modo roguelite que añade algo más de variedad al juego. En este modo, comenzaremos sin nada y poco a poco tendremos que ir avanzando por el castillo para conseguir dinero con el que ir comprando equipamiento. Si morimos en este modo comenzaremos desde el principio perdiendo todo el dinero almacenado pero conservando las mejoras que ya hubiésemos adquirido previamente. El mapeado se genera de forma aleatoria en cada nueva partida, lo que ofrece más rejugabilidad y duración al título.

En lo audiovisual digamos que por lo general destaca, pero es cierto que podría ser mejor. El apartado gráfico es simpático y cuenta con buenas animaciones, aunque es cierto que la interfaz y los menús son muy pobres y no son especialmente cómodos a la vista. Respecto al audio no tendremos voces, pero sí textos en castellano y una banda sonora llena de temas de esos que se quedarán en nuestra cabeza e iremos tarareando al paso -mención especial a la canción de los créditos finales, toda una sorpresa-.

Superepic: The Entertaiment War quizás no sea un juego que vayamos a recordar todos, ni como metroidvania ni como indie, pero es cierto que tiene un encanto propio y nos va a dar muy buenos ratos el tiempo que nos dure. El estudio Undercoder ha dado la sorpresa desarrollando un juego que nadie se esperaba y lo hace además poniéndole mimo en -casi- todos sus apartados. Si os ha llamado la atención, este próximo día 12 de diciembre podréis haceros con él en Steam, Nintendo Switch, PlayStation 4 o Xbox One, la plataforma que más os guste.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Numskull Games